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SEMANA DE PASION

Quién ganó y quién perdió al terminar la semana más agitada y dificil de lo que va corrido del gobierno de Ernesto Samper. Un análisis de Maria Isabel Rueda.

8 de mayo de 1995

EN LA SEMANA QUE ACABA DE TERMINAR pasaron tantas cosas, unas sobre otras, con tantas consecuencias políticas para el país, que más parece que en lugar de siete días hubieran sido siete meses. Siete largos meses en los que midieron fuerzas el gobierno y la oposición, se fortalecieron las posibilidades de una aspirante a la presidencia que nada tuvo que ver en este conflicto, se debilitaron las de otro aspirante que solo estuvo indirectamente presente, se fortaleció la independencia de los medios y un periódico sin circulación adquirió, de la noche a la mañana, personería política.
De ahí que el siguiente análisis sea útil para entender qué consecuencias buenas y malas dejan los hechos de la semana pasada para el país, y para predecir qué puede pasar políticamente en Colombia en el próximo futuro.


RODRIGO MARIN BERNAL:
Ganó. El valor estratégico de haber inspirado la solidaridad ministerial en torno a la maltratada figura del Presidente, lo sacó de su condición de paria de su partido y le convirtió en líder de los conservadores al interior del gobierno. Hay que recordar que Marín fue samperista desde cuando eso no se usaba en el conservatismo. Desafió a su jefe político, Alvaro Gómez, y se apartó de sus directrices para adherir a Samper, aun en contra de las inmensas posibilidades políticas de la ficha presidenciable con más futuro de los últimos ocho años: Andrés Pastrana.
Eso, que le mereció un lugar muy importante en el corazón del nuevo gobierno, lo colocó, sin embargo, en una posición incómoda entre sus copartidarios, para quienes la independencia de Marín oscilaba entre la traición, para algunos, y la rebeldía, para los menos drásticos. Un advenedizo, de todas maneras, en busca de una nueva cédula. Curiosamente la encontró en la iniciativa de este gesto hacia con el Presidente, para el que utilizó su identidad conservadora y para el que logró aglutinar la solidaridad de toda la representación conservadora en el gobierno, incluyendo la del pastranismo, óigase bien, en cabeza de un Ministro tan identificadamente pastranista como el de Transportes, Juan Gómez Martínez.


CONSEJO DE MINISTROS:
Perdió. Curioso, si se tiene en cuenta que Marín, el autor de la iniciativa, ganó. Pero el Consejo de Ministros perdió como cuerpo político, porque se colocó como contraparte de un periódico sin circulación, de un periodista sin lectores y de una caricatura sin humor. En pocas palabras, peleó para abajo, que es la mejor manera de crecer a un contendor. El órgano máximo del Ejecutivo, de paso, no está para manifestar solidaridades hacia el Presidente, porque se entiende que los ministros son, de por sí, solidarios con el gobierno al que pertenecen, mientras se mantengan como tales. Lo contrario sería absurdo. Pero al revés, no tiene mucha fuerza que el conjunto de los ministros manifieste su solidaridad hacia el gresidente, porque es algo que se da por descontado, y si se da por descontado, carece de efecto que se deje consiginado por escrito. Irónicamente el impacto que produjo el comunicado de los ministros se debió, más que a la fuerza implícita en su solidaridad a lo insólito que resultaba qúe se reunieran para pelear contra una familia.


JUAN CARLOS PASTRANA:
Ganó. De la noche a la mañana le propusieron el mejor de los negocios: pasar de dirigir un periódico que no circula, a convertirse en el contendor de un gobierno, sin necesidad de haber aumentado el mímera de sus lectores. Normalmente lograr que un gobierno se ocupe de un periodista requiere años de esfuerzo, una circulación del medio que se dirige tan grande como para garantizar una considerable influencia frente a la opinión, y un grado de agresión capaz de poner a tambalear la estabilidad de un gobierno. Ninguna de estas condiciones se dio. Pero Juan Carlos Pastrana, un periodista que hasta el momento era calificado cariñosamente de 'loquito' por muchos de sus colegas, y visto por el resto con un sentimiento de piadosa admiración, quedó consagrado como el más importante periodista de oposición del momento. Alguien a quien habrá que leer, por lo menos durante los próximos meses, por si acaso uno se está perdiendo de algo.


MISAEL PASTRANA:
Perdió. En lugar de haberse crecido, como líder de la oposición, en la orilla en la que prefirió colocarse en este conflicto su hijo Andrés, la soberbia que le sirve de musa a todos sus actos lo alineó del lado de Juan Carlos, donde la importancia de sus argumentos como líder de la oposición quedaron reducidos a la ridiculez de un fotomontaje de mal gusto que produce más rechazo que opinión. De opositor del régimen pasó a calumniador del régimen, y de padre de Andrés Pastrana pasó a padre de Juan Carlos.
Pero luego vino la fotografía del ex presidente Pastrana al lado de Iván Urdinola, que deja una lección mucho más profunda, en la que deseo dejar pensando a mis lectores. Se puede ser inocente, como él, a pesar de que uno, como ex presidente, aparezca fotografiado al lado de un narcotraficante. Y también se puede ser inocente a pesar de que a uno, como candidato presidencial, hayan logrado infiltrarle dineros calientes en su campaña, sin que necesariamente lo hubiera sabido.


ANDRES PASTRANA:
Perdió. Y resulta curioso que haya perdido, si se tiene en cuenta que el conflicto lo cogió fuera del país, y que tuvo el gesto gallardo de descalificar el fotomontaje de su hermano a las pocas horas de su publicación. Pero Andrés también perdió las elecciones, a pesar de que los pronóstisos lo daban como vencedor, por el mismo motivo por el que salió perdiendo en este incidente: lo hurdieron su padre y su hermano. Su padre, como el cerebro gris detrás del régimen, que nunca logró mimetizarse lo suficiente como para no perjudicarlo. Y su hermano como su jefe de prensa, haciendo toda clase de acrobacias irresponsables para ejercer una solidaridad que resultó asfixiando a Andrés, en lugar de oxigenarlo.
Lastimosamente, la polémica se centró en la familia Pastrana como paquete, sin que Andrés hubiera logrado excluirse de las responsabilidades atribuibles al resto de su familia. Su prestigio sigue en descenso, aunque su decencia siga en aumento.


NOEMI SANIN:
Ganó. Porque sólo hay una ganadora cuando Andrés Pastrana se debilita: ella, la embajadora de Colombia en la Gran Bretaña. La polémica, que alineó a los conservadores al lado del Presidente, los alejó al mismo tiempo de la casa Pastrana, y por consiguiente, de Andrés. Un conservatismo dividido frente a un nombre tiene muchas posibilidades de unirse en torno del otro, del de Noemí, que sin haber hecho nada, ni dicho nada, ni buscado nada, resultó cosechando puntos estratégicamente útiles para sus ambiciones futuras.


HORACIO SERPA:
Perdió. Su presencia en el gabinete tiene un valor como hombre conciliador, pacifista, dialogante, que ha borrado con el codo en sus torpes enfrentamientos verbales con el ex presidente Pastrana. A Serpa no le queda bien pelear. No utiliza las palabras apropiadas, ni atina en lo que debe decir, ni en cuándo lo debe decir. Desgasta la majestad de su cargo, y se sitúa en posiciones que desdibujan su carácter. Pastrana lo sabe, y por eso no perdona dirigirle algunos de sus dardos cada vez que sube al ring con el gobierno. Con todo esto, Serpa se ha puesto en la primera fila de los ministros que debería renovar el régimen en la próxima crisis ministerial. Pero si algo más aburrido puede sucederle a un ministro, distinto de que se coloque en la necesidad de que haya que cambiarlo, es que no lo puedan reemplazar por el momento, para no entregarle su cabeza a su adversario. A Samper le convendría en este momento cambiarle de tema al país a través de una crisis ministerial, que a la vez traería aires frescos al gobierno. Habrá que dejarla entonces por ahí para junio, cuando el ex presidente Pastrana ya no pueda cobrar su trofeo.


JESSE HELMS:
Perdió. No es que le importe mucho, pero perdió. Al publicar SEMANA el testimonio de su testigo clave, María, perdió fuerza su permanente amenaza de llevarla hasta el Congreso de Estados Unidos para señalar a Samper. Hasta ahora había podido ejercer a través de María un chantaje sobre el gobierno colombiano, porque el país, y el propio gobierno, ignoraban el potencial incriminatorio de la testigo. Pero éste, leído en SEMANA, parece como de Disneylandia, y le deja a los colombianos la sensación de que si con leerlo, ya se enteraron de lo peor que se podía decir contra el Presidente, que venga en el futuro será cuestión de coser y cantar. Contra su voluntad, porque se ha sabido que a María le 'jalaron' las orejas por hablar sin permiso, a Helms le destaparon su mejor carta, y en lugar de ser un as resultó un 9 de picas.


EL CONGRESO:
Perdió. Perdió estando ausente de la polémica, y perdió precisamente por estar ausente de ella. Hace meses que el Congreso colombiano no debate un solo tema importante de los que van cambiando el rumbo del país. El debate gobierno o posición, por ejemplo, había debido adelantarse en su recinto. En él hubiera cabido discutir acerca de la situación del Presidente Samper, acerca de la posibilidad de que la familia Pastrana estuviera desacreditando al país en el exterior, y acerca de la manera de contrarrestar la certificación condicionada del gobierno de Estados Unidos para Colombia. Pero como dicen, 'ni un palabro'. Parece como si se tratara del Congreso de otro país, donde no pasara nada.


LOS MEDIOS DE COMUNICACION:
Ganaron. Se hizo evidente que en Colombia existe libertad de prensa para publicar cualquier cosa, no importa cuánto beneficie o perjudique al régimen de turno. Y que esa libertad de prensa es una garantía para los colombianos que vale su peso en oro, y que no está dispuesta a soportar una amenaza, por pequeña que esta sea, como la de un policía 'con iniciativa propia', que se presenta a un medio de comunicación para adelantar unas pesquisas. Por eso este policía, de la oficina de Comunicaciones del Departamento de Seguridad de la Presidencia, fue removido de su cargo. Aunque se comprobó que la orden de presentarse en SEMANA no se la dio ni el Presidente ni ningunos de sus inmediatos colaboradores, por momentos dio la impresión de que así era. Como consecuencia también se cerró el tal Departamento de Seguridad, cuya existencia no se justificaba, como no fuera por la función de espiar, de vez en cuando.
Por eso resulta ridícula la carta enviada por el presidente Pastrana a la SIP. Porque si la semana pasada nos agarramos 'del moño' como consecuencia de que su hijo Juan Carlos reseñó al Presidente de la República a través de un fotomontaje, es porque en Colombia no sólo existe una libertad de prensa absoluta, sino además el derecho para abusar de ella. Ahora. Si lo que el Presidente Pastrana busca a traves de su carta a la SIP es que se nos suprima a los demás el derecho a disentir de la manera como él y su hijo ejercen la libertad de prensa, es mejor que dirija sus cartas a otro apartado aéreo, que tenga como destinatario al mandatario de algún régimen absolutista, donde las libertades sólo tengan una vía.

EL NARCOTRAFICO:
Perdió. Perdió, porque lo que nos ha tenido enfrascados en tan agitada polémica son dos de las armas más poderosas de un narcotraficante: su poder para infiltrar dineros en la política, y su poder para infiltrarse ellos mismos en la vida social de un país.
Sobre el primero de esos poderes, en el futuro los políticos se cuidarán mucho más de vigilar las compuertas de sus campañas, para que los dineros del narcotráfico no hagan su ingreso con tanta facilidad. La tortura que ha vivido el presidente Samper desde que fue elegido, y antes de haberse posesionado, por cuenta de las implicaciones de unos narcocasetes que en ningún momento suponen que él tenía que saber acerca de las andanzas de El Bandi, de Santi, de K y de todas las demás estrellas de esta constelación, ha dejado escrita una lección muy importante, que implica estigmatizacion para quien no se cuide de con qué plata trabaja, ni de qué camiseta sude.
En cuanto al segundo de esos poderes, el de la infiltración en la vida social del país, los narcotraficantes se las verán más dificiles para fotografiarse acompañados de grandes figuras nacionales, para después utilizar dichas fotografías para abrirse puertas, con la prueba en mano de su gran roce social y político. O es que, ¿acaso para qué se cree que le sirvió a Urdinola haberse fotografiado de manera tan familiar con su admirado copartidario?
También les costará más trabajo a los narcos infiltrar la sociedad y la política contratando relacionistas públicos, como el periodista Alberto Giraldo, para que presten sus buenos oficios, y sus casas, para gestionar adhesiones políticas, como la del general Maza Márquez a Samper. O simplemente para invitar a almorzar a ex presidentes, como era el caso de Misael Pastrana, que se la pasaba en esas en la casa del periodista como si se tratara de uno de los pocos colombianos que no sabía que Alberto Giraldo trabajaba para el cartel de Cali, o como si se tratara de uno de los pocos colombianos que, sabiéndolo, no le daba ninguna importancia.

EL PAIS:
Perdió y ganó. Ganó, porque nunca se pierde cuando en un país se discuten 'a calzón quitao' los temas que, por muy incómodos que sean, enderezan los rumbos nacionales, como son los del narcotráfico y la política, o los abusos de la libertad de prensa. Pero perdió, porque no es bueno para un país que el gobierno y la oposición tengan que gastar el tiempo que es tan valioso en un país con tantos problemas, no para discutir qué es mejor para resolverlos, sino para ver, la una cómo tumba al gobierno, y el otro cómo no se deja tumbar.

LA OPOSICION:
Perdió, por motivos parcialmente descritos atrás. Una oposición sana es la que existe para construir, y no para destruir, como la actual. Desgraciadamente lo que logró el gobierno con el comunicado del Consejo de Ministros, fue acorralar de tal manera a la oposición representada por la familia Pastrana, que ya no le deja más alternativa que la de ejercerla con el único propósito de tumbar al gobierno. Y no es bueno que esa sea la única salida que le queda a los que disienten de los gobiernos, porque el resultado siempre sera amargo.

EL GRUPO SANTO DOMINGO:
Ganó. No tuvo nada que ver en la polémica. Pero el Grupo siempre gana.

SAMPER PERDIO....PERO TAMBIEN GANO

MAL:
NO HABLA bien de un Presidente que su Consejo de Ministros tenga que salir a respaldarlo. Porque implica un grado de debilidad tal, que requiere una manifestación de unión del gobieno para salvar la estabilidad.
Está confirmado que el presidente Samper no solicitó el comunicado del Consejo de Ministros, y que sencillamente lo agradeció. Pero no lo detuvo. Lo dejó progresar, de pronto con la íntima convicción de que le servía, porque lo necesitaba.
Es probable que las cosas se hubieran dejado llevar muy lejos. Una salida más temprana, por parte del Presidente, con una posición muy firme frente a los rumores sobre dineros calientes en su campaña, sin necesidad de que hubiera mediado la agresión de La Prensa, habría controlado el proceso de desprestigio. Eso le enseña al gobierno una lección que parece apenas estar aprendiendo: no hay que tenerle miedo a las cosas que se dicen, no importa su dimensión, cuando se es inocente.
Se ha detectado una oleada de nervios en todos los niveles del gobierno. En ello pudo haber influido, como coincidencia o como consecuencia, el problema de la certificación norteamericana, que cayó como la gota fría en el ambiente que ya venía cocinándose en el país. Esto, como lo dijo Enrique Santos en su columna, ha impedido prácticamente que el gobierno haya gobernado durante los primeros meses desde su posesión. El presidente Samper tendrá que arreglárselas para pasar, ojalá la semana después de Pascua, de la defensiva a la ofensiva, porque la inflación, la guerrilla, la corrupción y la pobreza encontrarían, de lo contrario, a un mandatario encerrado en una vulnerable fortaleza.

BIEN:
SI A pesar de todo lo que se estaba rumorando, Samper no había salido a responder de frente lo que indudablemente sirvió para empeorar el malestar de la situación, se debió a la imposibilidad de que un Presidente salga a responder chismes y consejas que carecen de pruebas en concreto o de pronunciamiento de autoridades que así lo requieran.
Imagino lo que debieron ser esos largos días presidenciales, viendo cómo se le acumulaba la chatarra a su alrededor.
Hasta que el periódico La Prensa cometió el error de entregarle al Presidente el vehículo que necesitaba para romper su silencio, con base en un fotomontaje que dejó en las manos de Samper un expediente de infamia escrito en su contra.
La rueda de prensa de Samper, mala o buena, no hubiera podido producirse sin el pretexto que le entregó al Presidente el periódico de la oposición. Auguro que ya no habrá tantas voces pidiéndole explicaciones, ni tanto entusiasmo por entrelazar los chismes y las consejas, ni tanto desánimo creciente entre la opinión. El Presidente habló, por fin, y si las cosas salen como deben salir, los próximos meses Ernesto Samper los podrá dedicar a gobernar, por fin. -