Home

Nación

Artículo

SEMANA DE PASION

La moción de censura al Ministro del Interior terminó convertida en un triste espectáculo en el <BR>que todos salieron perdiendo.

26 de abril de 1999

Cuando se pensaba que el país había perdido la capacidad de asombro ante el
comportamiento de algunos congresistas varios de éstos se encargaron de demostrar, el pasado 23 de
marzo, que todavía tienen mucha munición de grueso calibre para seguir sorprendiendo al país. Muy pocas
veces se había presenciado una sesión del Congreso en la que brillara la ramplonería, el mal gusto y las
agresiones personales como la que se vio ese día. Gracias a la transmisión que realizó Señal Colombia del
debate los colombianos pudieron ver en vivo y en directo las agresiones mutuas de los parlamentarios,
quienes utilizaron cualquier tipo de epítetos contra sus adversarios políticos. Ante falta de argumentos serios
los senadores y representantes acudieron a los golpes bajos, a las injurias y a las ofensas.Pero lo más
desconcertante de todo es que la opinión esperaba un debate de altura puesto que se trataba de un caso
relacionado con una moción de censura al ministro del Interior, Néstor Humberto Martínez, por el manejo que le
ha dado a la reforma política. En su lugar lo que se presenció fue una verdadera batalla verbal muy pocas
veces vista por los colombianos. El anunciado debate terminó convertido en una 'pelea de verduleras' en la
que todos salieron perdiendo. La oposición oficialista liberal desaprovechó una gran oportunidad para ejercer
una de sus más importantes obligaciones: el control político. Los senadores citantes brillaron por su ausencia.
A la postre sólo Ingrid Betancourt dio la cara. Otros, como Edgar Perea, quien aparecía como uno de los
citantes, retiró su respaldo a la moción de censura. Otros, como Carlos Moreno de Caro, aprovecharon la
ocasión para seguir con el show. SEMANA reproduce a continuación algunas de las perlas que salieron de
labios de los honorables padres de la patria.