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Señales de humo

A tiempo que el mundo le cierra el camino al tabaco en Bogotá apenas se toman las primeras medidas.

9 de junio de 2003

El debate mundial sobre los límites al consumo y a la publicidad del tabaco acaba de irrumpir en Colombia. Hace un par de semanas la Organización Mundial de la Salud (OMS) logró que 192 países suscribieran un acuerdo marco para endurecer las medidas contra la industria tabacalera. Según la OMS, el cigarrillo mata a unos cinco millones de personas anualmente. Y con ese mismo espíritu el Concejo de Bogotá aprobó, en el nuevo Código de Policía, las primeras restricciones realmente severas para su uso.

Entre las disposiciones tomadas por el Cabildo distrital se incluyen la prohibición legal de vender cigarrillos a menores de edad y de fumar en sitios cerrados, como restaurantes, universidades y edificios de oficinas.

Aunque parezca increíble, por primera vez se establecerá que la edad mínima legal para consumir cigarrillo en Colombia sea de 18 años, y no de 14 como en la legislación vigente. Sin embargo esa norma sólo aplicará al Distrito y el resto del país seguirá compartiendo el dudoso honor de ser una de las pocas naciones donde vender cigarrillos a menores es legal.

En Bogotá también quedaron prohibidas las vallas rodantes de publicidad con despampanantes modelos que reparten cigarrillos por las calles, y en el concejo buscan prohibir la publicidad en el mobiliario de los paraderos de buses.

El asunto es de una importancia capital, explica el secretario de Salud del Distrito, José Fernando Cardona, porque aun cuando en Colombia el número de fumadores se ha reducido en los últimos 30 años, en el segmento de jóvenes "la tendencia está aumentando. Se ha incrementado del 12 al 18 por ciento, principalmente en los colegios", afirma.

A nivel nacional esta semana el Senado comenzará a discutir un proyecto de ley con el cual se quieren endurecer las medidas para la publicidad del cigarrillo. El senador Dieb Maloof, ponente de la iniciativa, explica que buscan eliminar de todos los medios de comunicación anuncios que promocionen el tabaco. Así mismo, se prohibirá que eventos deportivos, deportistas, celebridades o actos culturales sean patrocinados por las tabacaleras "Las empresas pueden seguir apoyando, pero sólo institucionalmente", afirma el parlamentario.

Esta medida es la que más preocupa a las compañías. Eventos como el torneo de fútbol, el Festival Vallenato, el Carnaval de Barranquilla, entre otros, son patrocinados por las productoras de cigarrillos. "Nosotros no apoyaríamos si no nos dejan poner nuestras marcas, afirma Andrés Monroy portavoz de Protabaco. El fútbol profesional podría acabarse", complementa.

Aunque en Colombia el debate apenas comienza en el mundo ya llegó a su momento más candente. Los gobiernos de la Unión Europea aprobaron en diciembre pasado fuertes restricciones a la publicidad de cigarrillos en diarios, revistas, páginas de Internet y eventos deportivos. La más visible consecuencia de esta decisión es que a partir de 2006 ningún auto ni piloto de la Fórmula 1 podrán tener símbolos alusivos al cigarrillo.

En Estados Unidos y Canadá la guerra contra el hábito de fumar ha llegado más lejos. En California, Delaware y Nueva York no se puede fumar en ningún sitio público. En Gran Bretaña existen medidas similares.

Lo cierto es que el debate sobre el tabaquismo implica asuntos más complejos que la simple prohibición. Como afirma el secretario de Salud "un mundo sin cigarrillo es una utopía" y los costos sociales de una decisión en tal sentido, teniendo en cuenta que 100 millones de personas viven de este negocio en el mundo, serían tan altos como los tratamientos contra el cáncer.

Por otro lado está el conflicto entre las libertades individuales de los adultos que fuman, y que lo hacen a sabiendas del daño que provoca este vicio, y el derecho a un ambiente sano de los no fumadores. "Nunca hemos dicho que fumar sea bueno, acatamos todas las medidas restrictivas, pero los fumadores también deben ser respetados", afirma Juan Carlos Restrepo, de British American Tobacco.

Un balance que permita la armonía entre la ley, la salud pública y la libertad es el reto que plantea este debate. Pero, por lo que parece, la tendencia a tomar medidas legales contra el tabaco es irreversible en el mundo, y Colombia no será la excepción.