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A LA GUILLOTINA CON GUSTAVO GÓMEZ.

“Ser secretario de la Movilidad es como ser técnico de la Selección”

Luis Bernardo Villegas anuncia cobro para uso de nuevas vías, más restricciones y solución al caos de semáforos en Bogotá.

1 de noviembre de 2008

Luis Bernardo Villegas tiene uno de esos puestos que nadie debería aceptar. Como secretario de la Movilidad de Bogotá, pasa el día entero poniéndoles la cara a los huecos, los taxistas, los semáforos dañados, el TransMilenio y los trancones, y toreando a los organismos de control, los concejales, la prensa y los enemigos políticos del alcalde Samuel Moreno. No necesita guillotina: siempre la lleva a cuestas.

GUSTAVO GÓMEZ: ¿Por qué se están dañando los semáforos de Bogotá?
LUIS BERNARDO VILLEGAS: La Empresa de Teléfonos de Bogotá venía encargándose de su mantenimiento. Cuando recibimos los semáforos de la ETB, descubrimos que los bombillos cumplen su vida útil entre octubre y noviembre. Súmele a eso que tenemos un sistema con tecnología picapiedra: cuando llueve se producen cortos circuitos y adiós bombillos.

G.G.: Firmaron con Codensa. ¿Por qué no le prorrogaron a la ETB?
L.B.V.: Estábamos insatisfechos. No puede haber una buena tarea de planeación cuando a uno se le vencen 30.000 bombillos en un mes.

G.G.: ¿Cuánto vale un bombillo de semáforo?
L.B.V.: ¡No tengo ni idea!

G.G.: ¿Cuántos hay dañados?
L.B.V.: Al día se dañan entre 100 y 200, pero tenemos comprados los suficientes para atender el servicio.

G.G.: El contralor distrital se fue a contar los semáforos y dice que 40 de cada 100 no sirven. ¿Le cuadra esa cifra?
L.B.V.: No sé cómo cuenta él, ni conozco los estudios que lo respaldan.

G.G.: ¿Estamos condenados a seguir con semáforos viejos?
L.B.V.: El sistema es caduco. Desde los primeros contratos de la ETB se compraron a Siemens y siempre fue así, al punto de que hoy todo el sistema es de ellos. Siemens se apoderó de la ciudad, tiene el monopolio de los semáforos.

G.G.: ¿Usted va a acabar con el monopolio?
L.B.V.: Sí, pero si le digo en esta entrevista cómo, no me resulta. Ya tenemos los mecanismos para que todo cambie y podamos tener semáforos inteligentes. Los de hoy son bobos, no se entienden entre sí, no leen el tránsito.

G.G.: La Personería y la Contraloría han estado muy interesadas en la licitación que iba a entregar a particulares la detección electrónica de infracciones. ¿Qué dudas tenían sobre usted en ese asunto?
L.B.V.: Sobre mí, creo que ninguna. Sobre el proceso, tal vez, pero terminó con una declaratoria de licitación desierta porque ninguno de los participantes cumplía los requisitos.

G.G.: Al contralor Moralesrussi le parecía que los cambios en los prepliegos y los pliegos podrían haber favorecido a uno de licitantes…
L.B.V.: Al Contralor sólo le he oído decir que los cambios implicaban falta de planeación, lo que no es cierto. El espíritu de la norma es que los proponentes realicen formulaciones sobre los prepliegos y que ayuden a sacar unos mejores pliegos. No dudo de la buena voluntad del Contralor, pero en este caso se equivocó.

G.G.: ¿Esa licitación quedó en el limbo?
L.B.V.: No, el mes próximo abrimos los prepliegos otra vez.

G.G.: El consorcio de Servicios Integrales para la Movilidad (SIM), que maneja los registros de vehículos, tuvo una adición de 5.600 millones para el censo de taxis. ¿Era necesario que nos gastáramos toda esa plata en saber cuántos taxis tenemos?
L.B.V.: Cuando se hizo la concesión con el SIM se le dio la exclusividad de los registros de tránsito, y el censo, que es una actualización de registros de taxis, le corresponde entonces al consorcio. No teníamos otro camino legal que hacer un otrosí para que ellos hicieran el censo…

G.G.: O no hacerlo…
L.B.V.: La gente cree que es sólo contar carros, y no: es ponerles a los legales un chip y dotar a la Policía de aparatos lectores. El policía apunta al carro y si no detecta chip, es un carro ilegal. Reduciremos el fleteo, el paseo millonario y otros delitos cometidos en taxis ilegales.

G.G.: No hay un reparcheo serio en Bogotá. ¿Por qué es necesario siempre romper completamente las vías?
L.B.V.: Mentira: sólo en reparcheo este año tenemos 12.000 cuadras intervenidas y hemos tapado 8.000 huecos. Estamos haciendo una licitación con el IDU para atender el problema por zonas, de manera más expedita. Un kilómetro de mantenimiento vale 78 millones, y desde cuando vemos la calle hasta cuando el contratista interviene, por procedimientos burocráticos, pasan 10 meses. Llegado el momento ya no es posible hacer mantenimiento sino rehabilitación y cuesta 750 millones de pesos el kilómetro.

G.G.: ¿Está pensando seriamente en cobrar por el uso de ciertas vías?
L.B.V.: Sí. Los estudios indican que es factible el cobro cuando en la vía pasan entre 100.000 y 120.000 vehículos diarios. Los corredores no están definidos, pero serán vías totalmente nuevas, para que uno decida si coge la vieja o va por la nueva pagando.

G.G.: ¿En dónde las harán?
L.B.V.: En la NQS, donde podríamos estar hablando de subterráneos o de un segundo piso. Estamos mirando una vía perimetral de sur a norte, no necesariamente la séptima, bien hacia el oriente, por los cerros, con túnel. También podría haber una en la calle 13, ampliando carriles.

G.G.: Si hoy tuviéramos una vía alterna a la NQS, ¿cuánto habría que pagar para usarla?
L.B.V.: Entre 120 y 150 pesos el kilómetro.

G.G.: ¿Y es que se va a cobrar por espacio recorrido?
L.B.V.: Claro, no es lo mismo el que la usa unas cuadras que el que la usa toda.

G.G.: ¿Usted por qué ha ido corriendo la fecha en que entra a operar el Sistema Integrado de Transporte (SIT)?
L.B.V.: No, yo no la he corrido. Lo que pasa es que no quiero que se dé un fatal día de big bang, en el que todo cambie. Aquí vamos a hacer un sistema progresivo, que va a quemar etapas.

G.G.: ¿El SIT va a elevar las tarifas?
L.B.V.: Va a tener una tarifa integrada con TransMilenio, que podría ser más elevada, pero menos cara de lo que cuestan, sumados, los pasajes de las dos y hasta tres rutas que a veces hay que tomar.

G.G.: ¿El metro fue un cuentazo que nos metió Samuel Moreno para ser alcalde?
L.B.V.: El metro es una realidad. El Alcalde va a cumplir. Tenemos cronograma, las firmas organizadas, el respaldo del gobierno…

G.G.: ¿Y si en el futuro el gobierno usa esa promesa de recursos para el metro como una herramienta de presión política?
L.B.V.: Yo no sé nada de política, Gustavo.

G.G.: Usted prometió que habría limitación de cierto tipo de vehículos pesados en algunas vías a determinadas horas. Eso nunca arrancó.
L.B.V.: Estuvimos en un proceso de concertación que nos hizo patinar mucho. Falta una reunión con Camacol y expedimos el decreto.

G.G.: ¿Cuáles serán los horarios de restricción?
L.B.V.: Hay un horario en que se puede transitar únicamente entre 9 de la mañana y 3 de la tarde, y sólo por la 13, la Boyacá o la 80, pero hay diferencias dependiendo del tipo de vehículo y de la actividad.

G.G.: Le pongo un caso: Ardila Lülle, ¿tranquilo con sus camiones de gaseosa?
L.B.V.: Tranquilo si distribuye en los horarios que se le van a adjudicar, porque no queremos que en las vías arterias se nos parquee, a las 7 de la mañana, cuando tenemos el mayor flujo vehicular, el camión de gaseosas a hacernos un trancón.

G.G.: ¿Les va a quitar rutas a los transportadores?
L.B.V.: En abril, y vamos a ser inflexibles en que estén al día con el factor de calidad. O no entran al SIT.

G.G.: ¿Seguirán existiendo las 66 empresas que hoy soportamos?
L.B.V.: Sólo las que cumplan con calidades operativas, de tecnología, de capital y número de buses. Tendrán que fusionarse, armar consorcios, y muchas desaparecerán.

G.G.: Hay mafias en ese mundillo de las empresas de transporte, y con ese método suyo sólo van a cambiar de razón social. Seguiremos en las mismas.
L.B.V.: No comparto el calificativo de mafia; lo que hay es posiciones dominantes. El Alcalde y yo tenemos la convicción del que el SIT debe pertenecer básicamente al gremio transportador.

G.G.: Meterse con los transportadores es duro. Es un gremio que mueve votos. ¿Se ha puesto a pensar que su jefe y el hermano de su jefe y hasta la mamá de su jefe, son políticos?
L.B.V.: Tengo total claridad sobre eso, pero esto lo hemos manejado con criterios técnicos. Usted puede decir que nos estamos vendiendo a las mafias del transporte, pero la administración no puede hacer las cosas a sus espaldas. Y habrá mano fuerte: vamos a cambiarles el pico y placa por el valle y placa. Están guardando los carros en las horas pico y sacándolos en las valle, como les dicen a las que no son pico. Queremos que los saquen en las pico, cuando se necesitan, y los guarden en las valle.

G.G.: Si no tuviera que consultar con nadie, ¿a usted le suena el pico y placa los sábados?
L.B.V.: Esa decisión es concertada con la administración y estamos mirando los estudios. No digo más.

G.G.: ¿Marcha la chatarrización?
L.B.V.: Tenemos 870 buses, busetas y microbuses chatarrizados, y 85 en revisión, así que vamos a cumplir la meta de 1.320 en el primer año de Moreno. Durante los cuatro años de la Alcaldía pasada sólo se chatarrizaron 327.

G.G.: Claudia Hoyos, en el ‘1, 2, 3’, lo tiene entre ojos desde hace semanas. ¿Está tenso?
L.B.V.: Hay una crítica reiterativa e injusta sobre el tema que ya expliqué de la contratación con el SIM, y en el que, repito, he actuado en pleno derecho y sin alternativa.

G.G.: ¿Le parece que los periodistas lo tenemos en pico y placa?
L.B.V.: A veces me da la sensación de que me tienen con semáforo en amarillo.

G.G.: Que es cuando está dañado el semáforo…
L.B.V.: Una vez le comentaba yo a alguien que ser secretario de la Movilidad en Bogotá es como ser técnico de la Selección Colombia: todo el mundo tiene su alineación, su manera de hacer las cosas, la forma como debe jugar este o aquel, y nadie está contento con el técnico. Y esa persona me dijo: “¿y a usted le va a pasar lo de Pinto?”.