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SI NO ES GOMEZ ¿QUIEN?

Un mes después de mitaca, Alvaro Gómez es virtual candidato del partido conservador

21 de mayo de 1984

Es probable que cuando Alvaro Gómez se baje de la escalerilla del avión que lo traiga de regreso de su embajada en Washington, ya sea el candidato único del partido conservador para las elecciones presidenciales de 1986. Algunos eventos que han tenido lugar en las últimas semanas y la confluencia de una serie de circunstancias así lo indican.
De los eventos, sin duda alguna, el más importante fue el resultado de las elecciones de mitaca. Antes de éstas, el conservatismo contaba con dos posibles candidatos: el ex presidente Misael Pastrana Borrero y el senador y embajador en los Estados Unidos, Alvaro Gómez Hurtado. Hasta la mitaca, los observadores políticos consideraban que la primera opción la tenía Pastrana. Esto se deducía de su preeminencia como jefe único del partido, combinada con el gran prestigio del gobierno del cual era el primer defensor. Además, a estas condiciones podían sumársele su control sobre el aparato burocrático y electoral y su cercanía personal con el Presidente de la República. Pastrana, por su parte, alentaba estas interpretaciones dando declaraciones que nunca negaban su candidatura. Entrevistado por Margarita Vidal en el programa "Al banquillo", se tomó la molestia de puntualizar enfáticamente que ni él ni sus amigos eran enemigos de la reelección como tesis política y que si en alguna ocasión se había opuesto era por las personas que la enarbolaban. Por otra parte, su hijo Andrés en entrevista a El Tiempo, reiteraba los mismos puntos de vista sobre la posición de su padre. La subienda pastranista de esos días preelectorales había llevado al periodista D'Artagnan de ese mismo diario, a titular una columna "La embestida de Pastrana". En ésta, daba por descontado que el ex presidente podía ser candidato en el momento en que quisiera y que, en consecuencia, la candidatura de Gómez dependía enteramente de sus caprichos. A todas éstas, Gómez, con su estrategia de estadista en reserva, que implicaba un repliegue y la casi disolución del alvarismo como corriente electoral, parecía haberse equivocado.
Durante los días que siguieron a las elecciones y a medida que fueron conociéndose los resultados, el panorama comenzó a cambiar. Para empezar, en el debate electoral no le fue bien prácticamente a nadie, de tal suerte que el sólo hecho de no haber participado,le permitía a Gómez salir sin ser tocado ni manchado de ese lánguido y decepcionante certamen electoral. A Pastrana le sucedió exactamente lo contrario: por haberse adueñado de una mitaca a la que le metió intensidad de campaña presidencial, le tocó "cargar con el muerto". Los presupuestos del ex presidente parecían haberse basado en que el gobierno de Belisario Betancur marcaba el inicio de una nueva etapa que alteraba la ecuación política tradicional y que él, como promotor y defensor de la nueva fórmula, podía llegar a ser su heredero. Sin embargo, ésta no sobrevivió, como lo demostraron los resultados. No obstante el relativo buen resultado de su lista en Antioquia, el hecho es que en términos generales, Pastrana no podía reclamar victorias contundentes ni a nombre de su familia, ni a nombre de su facción, ni a nombre de su partido.
Lo mismo les pasaba a todos los participantes de la mitaca, pero el ex presidente, lo mismo que Galán, había sido víctima de un exceso de expectativas. Como resultado de todo ésto, el marginamiento de Gómez resultó tan rentable como el silencio de Barco.
En su calidad de jefe del partido y de dueño mayoritario de la maquinaria conservadora, Pastrana conserva aún una primacía que hace posible que su partido le ofrezca la candidatura. Sin embargo, ésto no dejaría de ser un ritual para ratificar su jefatura, pues la realidad es que ya no hay ambiente para una candidatura para ello, ni existe posibilidad de que el ex presidente mismo la acepte.
Pastrana, pragmáticamente, ha comenzado a actuar con base en esta nueva realidad. Hace pocas semanas, se reunió para almorzar con Alvaro Gómez en Nueva York y, en medio de acuerdos fundamentales, quedó categóricamente definido que Pastrana no buscaría ni aceptaría una candidatura. Aún cuando el ex presidente se había pronunciado en privado en ese sentido en ocasiones anteriores, hasta esa reunión en Nueva York, su negativa no había sido considerada oficial. La claridad sobre este punto permitió que en Nueva York se definieran sin dificultad, fórmulas para convención, candidato único y programa único. Comentando los resultados de este almuerzo a J. Emilio Valderrama la semana antepasada en Madrid, Pastrana dejó claro que el candidato sería Gómez. Los otros "precandidatos", J. Emilio Valderrama, Augusto Ramírez y Rodrigo Lloreda, han pasado a ser aspirantes a la designatura y sus movimientos no son hoy más que tomas de posición para 1990. En lo que se refiere a la candidatura del 86, el comentario generalizado entre los observadores políticos parece ser "Si no es Gómez, ¿quién?". -