ENTREVISTA
“Si no gano la Alcaldía, Petro podría ser presidente”
Francisco Santos habló con SEMANA sobre las encuestas, los problemas en Bogotá y su relación con su primo el presidente.
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Semana: Cuando se especula quién será el próximo alcalde solo se habla de Rafael Pardo, Enrique Peñalosa y Clara López. Su nombre nunca sale a flote, ¿cómo se explica esto?
Francisco Santos: Eso obedece principalmente a que los medios de comunicación me tienen desaparecido. Por alguna razón cuando uno es candidato del Centro Democrático pocos son los medios que le paran bolas. La verdad es que me sorprendió que ustedes me hayan llamado para entrevistarme.
Semana: ¿Usted cree que es posible superar la situación en la que se encuentra hoy en las encuestas?
F. S.: Yo soy el candidato del uribismo y me permito recordarles que nosotros ganamos más elecciones que encuestas. En Bogotá en las pasadas elecciones con un candidato relativamente desconocido, este se visibilizó en los últimos dos meses. Nadie daba un peso por Óscar Iván y ganó en la primera vuelta. La segunda la ganaron los ñoños, el fiscal y el registrador.
Semana: Ese es un muy buen apunte pero uno no gana las elecciones con apuntes sino con tesis.
F. S.: Tesis es lo que tenemos y esas son las que no nos han dejado expresar públicamente. Dada la situación de inseguridad de la ciudad, el único referente que hay es el uribismo. La ciudad está en manos de los delincuentes, perdimos los parques, los colegios, los espacios públicos y el transporte masivo. Cuando con Uribe salgamos a hablar de la seguridad democrática versión urbana va a haber sorpresas electorales.
Semana: Usted habla mucho de la mancorna Uribe-Pacho Santos pero nunca ha dicho nada concreto sobre la chuzada que le hizo el ‘hacker’ a usted cuando trabajaba para la campaña de Óscar Iván Zuluaga. ¿Cómo vio usted ese episodio?
F. S.: Ese sujeto no era tan hacker como se ha dicho. Lo único que hizo fue comprar información, mucha de la cual ya era pública, y venderla como si fueran secretos de Estado. Pero ya que ustedes me piden que sea concreto, voy a decirles que estoy seguro que ni Óscar Iván Zuluaga, ni Luis Alfonso Hoyos, ni David Zuluaga ordenaron chuzarme a mí. Lo que nunca se sabrá es si el tal hacker trabajaba para nosotros o para J.J. Rendón.
Semana: Pasemos a la política en general. La mayor parte de la cúpula uribista está enredada penalmente o en la cárcel, ¿usted cree que han sido víctimas de una persecución?
F. S.: Claro que sí. Y si por el fiscal fuera yo también estaría en la cárcel.
Semana: Ya que habla de eso, ¿qué pasó con la acusación de Salvatore Mancuso de que usted le había propuesto a él crear el bloque de autodefensas Capital para Bogotá?
F. S.: De esa acusación nunca hubo una sola prueba y el caso ya ha prescrito dos veces. Lo que pasa es que la Fiscalía lo mantiene abierto de manera ilegal para hacer amarillismo jurídico.
Semana: ¿Qué opina de lo que le está sucediendo penalmente a sus compañeros de partido?
F. S.: Hablemos de cada uno de ellos. Lo de Andrés Felipe Arias es una barbaridad. Los últimos 20 ministros de Agricultura podrían estar en la cárcel por lo mismo. En cuanto a Luis Carlos Restrepo, no se ha tenido en cuenta que no era él quien definía quiénes eran guerrilleros desmovilizables y quiénes no. Ese papel le correspondía al Ejército. Y en lo que se refiere a Sabas, Alberto Velásquez y Diego Palacio lo que pasó más que una barbaridad es una infamia. En Colombia la política se maneja a punta de puestos. Eso no es bueno pero es la realidad. Los altos funcionarios uribistas son las únicas personas que han ido a la cárcel por hacer lo que siempre se ha hecho.
Semana: Pero una cosa es ofrecer un puesto para consentir a un congresista y otra para que cambie su voto por la reelección.
F. S.: Esa es una jurisprudencia que se han inventado ahora y que no corresponde a la vida real. Todos los congresistas quieren mermelada. No puede ser que la mermelada de fresa dé gobernabilidad y la de guayaba cárcel. Piensen ustedes que Alberto Velásquez está condenado a cinco años de prisión por supuestamente haber dado un puesto. ¡Por dios! Si la secretaría general de la Presidencia ha sido siempre la bolsa de empleo del Congreso. Lo mismo sucede con el Ministerio del Interior. Todos los congresistas de Colombia desfilan por allá con hojas de vida y a todos hay que darles un poco de caramelo. A nadie se le había ocurrido que eso fuera un delito. Tres cuartas partes del tiempo de un ministro del Interior se van capoteando lagarterías burocráticas.
Semana: ¿Cuál es su opinión sobre Petro? ¿Comparte usted la opinión de los que creen que es un político con más pasado que futuro?
F. S.: Es exactamente al revés. Yo le veo mucho más futuro que pasado. Su gestión me parece catastrófica pero creo que si no gano la Alcaldía de Bogotá, él podría ser el próximo presidente de Colombia en el 2018. Eso obviamente sería con el apoyo de las FARC y de pronto con Montealegre como vicepresidente.
Semana: ¿Y cómo ve su competencia por la Alcaldía de Bogotá?
F. S.: Por primera vez en muchas décadas hay una confrontación ideológica que se va a decidir en Bogotá. Es el estatismo y el asistencialismo contra el emprendimiento y la recompensa al esfuerzo individual. Estos dos últimos los encarna el uribismo que es lo que yo represento. Lo demás son las mismas aguas tibias que encarna la Unidad Nacional. ¿Será que por fin podemos salirnos de esta Patria Boba?
Semana: Me imagino que es a Clara López a quien usted se refiere cuando habla de estatismo y asistencialismo. ¿No ha pensado que si usted, Peñalosa y Pardo mantienen sus candidaturas hasta el final es casi inevitable que ella gane?
F. S.: Esa división me conviene más a mí que a ella. Espero contar no solo con el apoyo del Centro Democrático sino también del Partido Conservador. Será una confrontación ideológica en la cual no solo se definirá el futuro de Bogotá sino también la Presidencia de la República en el 2018.
Semana: Usted habla de una alianza del uribismo con el Partido Conservador, ¿eso ya es un hecho?
F. S.: No. Todavía no pero es una posibilidad real, aunque estoy seguro de que el gobierno va a tratar de dividir a los conservadores con mermelada. Sin embargo, el alma conservadora es gemela del alma uribista.
Semana: Muchas personas creen que esas dos almas gemelas tienen grandes posibilidades de conquistar la alcaldía si el candidato no es usted sino Enrique Peñalosa.
F. S.: Las situaciones políticas son más fluidas de lo que ustedes creen y en general la fluidez va en contra de Peñalosa. Hasta hace una Semana se pensaba que su candidatura iba a ser apoyada por Germán Vargas y Cambio Radical. Hoy estoy viendo un desplazamiento de ese partido hacia Rafael Pardo. Peñalosa ha sido un uribista vergonzante. Él quiere nuestros votos pero no quiere una foto con Uribe. Y hablando de candidatos vergonzantes, lo mismo pasa con Rafael Pardo. Él quiere los votos de Petro pero tampoco quiere la foto. Yo no, a mí la foto con Uribe no me avergüenza, me enorgullece.
Semana: Usted puede ser leal pero también es realista. Si de casualidad al acercarse las elecciones cae en las encuestas, habría alguna posibilidad de retirarse y apoyar a alguno de los otros candidatos?
F. S.: Ese escenario no lo contemplamos. El uribismo es la principal fuerza política del país. Y en Bogotá sin un puesto, sin un bus, sin una teja, 1.100.000 personas votaron por el candidato del Centro Democrático hace menos de un año.
Semana: ¿En qué orden admira usted a sus tres principales rivales: Clara López, Rafael Pardo y Enrique Peñalosa?
F. S.: Se lo contesto concretamente: 1) Peñalosa, 2) Pardo, 3) López.
Semana: ¿Y usted a quién cree que va a apoyar su primo el presidente?
F. S.: Al que más le sirva para derrotar al uribismo.
Semana: ¿Es decir a Clara López?
F. S.: Como buen jugador de póquer él siempre oculta algunas cartas. A los únicos a los que no les ha ocultado nada es a las FARC: les mostró toda la baraja.
Semana: Esa animadversión suya contra el presidente no deja de sorprender. Su papá era hermano del papá de él, y su mamá era hermana de la mamá de él. ¿Cuál es el origen de esa enemistad?
F. S.: No es una animadversión contra él ni hay enemistad alguna. Son diferencias en la forma de hacer política y de ver la vida. Yo siempre pongo todas las cartas sobre la mesa. Como dicen en inglés: “What you see is what you get”. Con Juan Manuel pasa lo contrario. Lo elige el uribismo y lo traiciona; lo eligen para acabar con las FARC y les da una victoria política tan grande que ni Marulanda se habría soñado. No se trata por lo tanto de una pelea entre primos. Yo encarno lo que según las encuestas piensan más de la mitad de los colombianos. Pero no quiero mezclar lo político con lo personal. Nada me gustaría más que el 8 de agosto de 2018 poder tomarme un whisky con mi primo, el expresidente Juan Manuel Santos.