Home

Nación

Artículo

“Los movimientos personalistas como el de petro acaban con la política”

EN PLATA BLANCA

"Si siguen hablando por su cuenta, que me cambien como vocero"

Lucho Garzón habló de los desafíos del Partido Verde, de cómo esa agrupación llegó tarde al tema del medio ambiente y criticó a varias figuras de la izquierda.

María Jimena Duzán
1 de mayo de 2011

MARÍA JIMENA DUZÁN: Usted que fue fundador del Polo, ¿qué sintió cuando capturaron a Iván Moreno por corrupción?

LUCHO GARZÓN:
Sentí tristeza. Ese fue un proyecto que nosotros empezamos y que fue concebido como una propuesta alternativa, esperanzadora en políticas sociales. Esto nos lleva al debate de si la izquierda es parecida o igual con lo que históricamente se ha hecho en la derecha. Pero yo no me meto a hacer un juicio de valor sobre si los cargos son justos o injustos porque yo tengo un apego por la presunción de inocencia.

M.J.D.: Pero si mal no recuerdo, usted fundó el Polo con los Moreno…

L.G.: No, con Iván no, pero con Samuel sí. En ese entonces, dijimos que más revolucionario en la vida pública era no robar. Mire: yo siempre he sido un hombre que tengo complejo de Noé: monto unas arcas y después frente a los diluvios se meten unas bestias terribles…yo no digo que este sea el caso, pero evidentemente es una tristeza que eso le esté pasando al Polo. Cuando lo fundé quise hacer un proyecto distinto al bipartidismo. A mí me dicen que soy daltónico, y no me importa. Más que el color -y eso que ahora soy verde-, me interesa buscar una alternativa no solo de izquierda, sino de una vida pública diferente. Quiero mostrar que todos los políticos no son iguales, que no todos están hechos a imagen y semejanza del negocio y que la política es la máxima expresión del altruismo. Por eso tengo tristeza.

M.J.D.: Gustavo Petro ha dicho que hay una alianza entre el expresidente Samper y la fiscal para proteger a la familia Moreno. ¿Usted cree que eso es cierto?

L.G.: Petro quiere poner en entredicho a la fiscal y a mí eso no me parece correcto. Yo a Petro lo respeto porque ha luchado frente al paramilitarismo; lo más revolucionario que puede hacer un guerrillero es dejar las armas y hacer política, y eso se lo reconozco. Pero en este momento creo que se equivoca al poner el tema alrededor de un problema afectivo (se refiere a la mención que Petro hace del exesposo de la fiscal, Carlos Alonso Lucio) porque eso es un irrespeto con la fiscal Morales. Este país está lleno de impugnaciones y me parece que nosotros no podemos caer en eso. Mire: si a los hombres nos hubiera tocado parir, no hubiera habido humanidad. Yo hice una administración empoderando a las mujeres, porque creo en su liderazgo.

M.J.D.: ¿Pero no será que el tema es más difícil de abordar por cuenta de la trayectoria cuestionable que ha tenido Carlos Alonso Lucio, el exesposo de la fiscal?

L.G.: ¿Acaso soy un tribunal de inquisición? Yo no tengo por qué hacer ese juicio. Pero además, la vida personal es la vida personal. Los hombres públicos tenemos que decir qué tenemos, cuál es nuestro sueldo, pero de ahí a meterse en la vida íntima, me parece muy serio.

M.J.D.: Y entonces… ¿a qué juega Petro?

L.G.: Póngame esto en la entrevista: valoro de Petro su audacia, su valentía y su inteligencia, pero varias cosas me distancian de él. Yo estoy por los partidos y no por movimientos personalistas. Creo que esos proyectos acaban con la política en Colombia. ¿Salimos de La U y ahora nos vamos para la P de Petro? Este país necesita proyectos de partido, colectivos institucionales. Y por eso estoy en un partido. No me gusta que se hagan los debates en Twitter como si fuera un nuevo partido. Uno ve que Twitter está volviendo a la política medio grafitera, medio mesiánica, y el que no esté en ese medio, se espeluca.

M.J.D.: ¿Sí cree que el Polo se puede recuperar del descalabro que provocó en Bogotá?

L.G.:
Yo de mi expareja no hablo, por respeto. Creo que hay gente valiosa y espero que salga bien de esta crisis, porque hubo logros importantes que no se pueden perder. El Polo es necesario en este país.

M.J.D.: Usted está investigado porque bajo su administración se otorgó la 26 al consorcio presidido por los Nule. Sus cuentas están congeladas. ¿Cómo piensa que va a salir de esta?

L.G.: Este proceso de contratación no fue producto de la improvisación, sino parte de un cronograma. Nunca conocí a los que licitaron ni supe quiénes eran. A mí no me van a anular mi dignidad ni mis principios por esta investigación. Y le aclaro: a mí no me están investigando por ladrón, me están investigando por gestión. Ni firmé ni adjudiqué. Y yo sí quisiera preguntar quiénes rumbeaban con los Nule, quiénes eran sus amigos y a quiénes apoyaron en sus campañas. A mí ni me apoyaron, ni los conozco, ni he rumbeado con ellos. A no ser que los Nule hayan ido a rumbear al Café Bohemia de la 46, cosa que no creo porque tengo entendido que ellos rumbeaban era en Dubái.

M.J.D.: Como vocero del Partido Verde, ¿me puede explicar qué pasa en el partido? Su candidato a la Alcaldía, el doctor Peñalosa, dice que su amor por Uribe es indeclinable, pero el mockusismo no acepta esa clase de amores.

L.G.: A ver le explico: nosotros somos trillizos de un útero diferente. Eso fue lo novedoso. Y todos sabíamos que Peñalosa había sido apoyado toda la vida por Uribe. En este momento las vocales son claves. La primera es la armonía, que es la A; la segunda la E, el empoderamiento del partido. La tercera es la I, institucionalidad. Estoy hablando en esta entrevista como vocero. ¡Y si siguen todos hablando por su cuenta, entonces que me cambien para que no siga quedando yo como un pobre imbécil! O soy el vocero o que me notifiquen que no lo soy. La última letra es la U, de unidad, a la que esperamos llegar.

M.J.D.: Pero se va a hacer una alianza con La U, ¿sí o no?

L.G.: Es que una alianza no se hace como una transacción. Nosotros estamos de acuerdo con una alianza de principios. Bogotá necesita de muchos actores y de muchas coincidencias. Queremos que los huevitos de Mockus, Peñalosa y Lucho se garanticen. Los míos son Bogotá sin hambre, educación y salud. Además de estos huevitos propios, hay otros que son de todos, que son los postulados de que la vida es sagrada, de la no transacción.

M.J.D.: Eso ya parece una huevera…

L.G.:
Pues claro: nosotros tenemos una huevera no para volvernos unos güevones, sino para empoderar al Partido Verde, que en eso no es sectario. Gane quien gane en esta ciudad, se requiere una gran convocatoria.

M.J.D.: Si no se apuran, los conservadores y La U van a sacar como candidato a Paulo Laserna.

L.G.: Sí, el que quiere ser millonario.

M.J.D.: ¿Peñalosa ya dio su brazo a torcer en el tema de la necesidad del metro o sigue insistiendo en que con solo 'transmilleno' es suficiente…?

L.G.: Él ha dicho que si se aprueba con los estudios técnicos y financieros, él se compromete a sacarlo adelante. No va a ser un petardo en ese sentido.

M.J.D.: ¿Cómo les van a explicar a sus copartidarios de Europa que forman parte del espectro de la centro izquierda que aquí los verdes están haciendo una alianza con la derecha?

L.G.: Con mucho respeto, la Internacional Socialista es una agencia de viajes.

M.J.D.: Pero explíqueme qué es ser verde. Ni siquiera en el tema medioambiental se han sentido. No dijeron nada de Santurbán. No se han metido en el tema de la exploración petrolera sobre los arrecifes coralinos en Providencia. En esta tragedia invernal no han denunciado los abusos ambientales…

L.G.:
Yo sí creo que tenemos una deuda con el país en ese aspecto. Usted tiene toda la razón. En el tema del invierno nos hemos quedado atrás. Llegamos tarde a Santurbán, a La Colosa. Pero también le quiero decir una cosa: ¡yo no me imaginaba ser verde!, esa agenda nunca la incluí en mi vida pública, se lo confieso. A lo sumo sabía qué era ser viejo verde, pero nada más. Es más: a pesar de que he sido yo un dirigente petrolero, tengo que confesarle que nunca me preocupé por la contaminación del río Magdalena y hay mucha gente que no entiende por qué yo, siendo dirigente de la USO, nunca hablé de la contaminación del río. ¡Es que ese tema nunca fue prioritario para Ecopetrol ni para los dirigentes de la USO! De esto estamos aprendiendo todos, y creo que de esta experiencia estamos aprendiendo lo que significa ser verdes.

M.J.D.: Estamos de acuerdo en que les falta a los verdes ser verdes...

L.G.: Pues claro que sí. Pero no me voy a flagelar: estamos trabajando ya en ese tema. Tenemos gente que está presentando un gran proyecto sobre la reforma al código minero; estamos debatiendo el tema de La Colosa. Y frente al invierno, le estamos diciendo al presidente Santos que no convoque solo al gobierno, ni a un sector privado: convóquenos a todos en un gobierno que convierta esta catástrofe en lo fundamental. Creemos que hay que cambiar toda la institucionalidad en el tema ambiental y creemos que ese tema debe cruzar todo el Estado y no estar concentrado en un solo ministerio.

M.J.D.: ¿Qué opina del reconocimiento que les hace Santos a los sindicatos? ¿Le sorprendió?

L.G.: Eso me parece muy bien con tal de que no intenten cooptar al mundo sindical. Aquí es más fácil montar una guerrilla que un sindicato. Pero no solo hay una anticultura sindical por parte del Estado, también hay una responsabilidad de los dirigentes sindicales de no habernos convertido en los interlocutores de los trabajadores informales, que son la mayoría.

M.J.D.:¿Y cuál es la responsabilidad que le cabe a la dirigencia sindical que estuvo de acuerdo con la combinación de las formas de lucha?

L.G.: Yo no maté ni secuestré a nadie, pero sí reconozco que, como muchos dirigentes, estuvimos de acuerdo con la combinación de formas de lucha… con decirle que en esa época un símbolo para mí era Daniel Ortega. ¿Cómo este señor pudo ser mi símbolo?... Pues porque nos equivocamos.

M.J.D.: Me parece que anda en la misma ruta que Angelino Garzón.

L.G.: Angelino es Angelino y Lucho es Lucho. Lo respeto, pero yo no estoy en el gobierno y voy por otro camino, porque creo en los proyectos alternativos y el sindicalismo independiente. No me gusta el unanimismo y creo que la democracia tiene unos actores. Y el sindicalismo independiente es uno de ellos; sin embargo, aquí en Colombia, siempre los sindicalistas han querido ser ministros de Trabajo, y yo siempre he dicho que eso es lo mismo que ser señorita Guainía: nadie se acuerda cuál fue la anterior.