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General Luis Mendieta y Sigifredo López. | Foto: SEMANA

DIÁLOGOS

Exsecuestrados no se sienten escuchados en La Habana

Sigifredo López y el general Mendieta vuelven a alzar su voz para ser oídos en el proceso de paz.

26 de septiembre de 2014

Víctimas de secuestros y otro tipo de violencia en Colombia pidieron este viernes en España ser escuchadas y formar parte de las negociaciones de paz abiertas entre el Gobierno de su país y la guerrilla de las FARC.

"Se está haciendo un proceso de espaldas a las víctimas y las que han elegido han sido seleccionadas para que no reclamen justicia ni verdad", declaró a la prensa Sigifrido López, quien estuvo siete años secuestrado, y que participa junto con otros compatriotas en el V Congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad que se celebra en la ciudad española de Ávila (centro).

Para López, que era diputado en el 2002 cuando fue secuestrado junto a otros 11 de sus colegas, las víctimas en estos momentos están "excluidas" del proceso que el Gobierno está llevando a cabo con las FARC.

A su juicio, "hay que lograr la paz, pero no se está haciendo bien", porque en el conflicto colombiano "nadie ha dicho la verdad y nadie ha perdido perdón a nadie", por lo que "las heridas siguen sangrando".

En este sentido, el general Luis Herlindo Mendieta, que estuvo 12 años secuestrado por las FARC y fue liberado en el 2010, subrayó que, al margen de continuar padeciendo las secuelas de su cautiverio, se debe tener en cuenta a las víctimas en cualquier proceso de paz, sobre todo para "no repetir errores".

Mendieta confió en que las conversaciones que está manteniendo el Gobierno colombiano con las FARC en Cuba y cuyos acuerdos fueron dados a conocer esta semana, "satisfagan todas las exigencias", con el fin de "que no vuelvan a repetirse hechos tan duros y difíciles".

En el congreso, que se desarrollará hasta el domingo, la coordinadora del Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación en Colombia, Pastora Mira, afirmó que "el anhelo de poder no te puede llevar a ignorar el derecho a la vida del otro".

Mira, que perdió en los conflictos a su hijo y a su hermana, reivindicó que las víctimas puedan contar su historia.

Pastora Mira, responsable de un centro que atiende a más de 13.000 personas, víctimas de las minas antipersona y desplazados, consideró que hay dos elementos sobre los que hay que trabajar principalmente, los territorios minados y las desapariciones forzosas, porque "mientras las familias no podamos cerrar ese capítulo no se podrá avanzar"