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El gobierno ha avalado la participación del Comité Internacional de la Cruz Roja, pero no de delegados internacionales

SECUESTRO

Sigue la espera

El pulso político de las Farc ha retrasado las liberaciones que prometieron. No se descarta que en el futuro la guerrilla busque la intervención de Unasur.

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4 de enero de 2009

La historia parece repetirse. Hace un año, después de que las Farc habían anunciado la liberación de Consuelo Perdomo, Clara Rojas y su hijo Emmanuel, esta se empezó a dilatar sin explicación. Para entonces, la guerrilla había logrado construir un escenario político muy favorable para sus propósitos de llevar al gobierno a un intercambio humanitario. Por un lado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lideró una delegación internacional que viajó hasta los llanos orientales, a la espera de las secuestradas y el niño. El montaje era tan digno de Hollywood, que hasta Oliver Stone vino a filmar el episodio. Pero las liberaciones no se produjeron como estaban planeadas porque aunque todo el tinglado político funcionó muy bien para las Farc, la logística les falló. En el momento de liberar al niño se dieron cuenta de que hacía dos años no estaba en su poder.

Un año después se vuelve a presentar una inexplicable dilación en la entrega de seis secuestrados. Hace ya dos semanas el secretariado anunció que las Farc liberarían al ex gobernador de Meta Alan Jara, el ex diputado del Valle Sigifredo López, a un sargento del Ejército y a tres policías. Pero hasta ahora no se ha concretado el gesto humanitario. Esta vez no se sabe si la demora tiene razones logísticas o es parte del pulso político de las Farc con el gobierno para lograr que en la liberación, junto al Comité Internacional de la Cruz Roja, haya representantes de los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Petición que el gobierno ha rechazado de plano.

En el plano político todo ha cambiado. Primero, porque con el bombardeo al campamento de 'Raúl Reyes' y el hallazgo de su computador, el gobierno de Colombia dejó en evidencia que en los países vecinos no sólo había personas que actuaban por filantropía en estas delegaciones humanitarias, sino que en algunos casos había verdaderas alianzas políticas y militares con las Farc. Con esta información en todos los periódicos del continente es difícil que la película de hace un año se repita. En segundo lugar, con la Operación 'Jaque', el gobierno les destruyó a las Farc la bandera del intercambio humanitario, aunque el Estado tampoco tenga una propuesta para lograr la libertad de los que siguen cautivos. Por más que la guerrilla intente reconstruir con estas liberaciones un escenario político internacional, será muy difícil. Su credibilidad está maltrecha y muchos de quienes antes pensaban que era imperativo el intercambio, hoy piensan que las Farc simplemente deberían liberar a los secuestrados sin esperar nada a cambio. No obstante, es claro que el Secretariado aprovechará estas liberaciones para dar inicio a una nueva ofensiva política que incluiría, según fuentes consultadas por SEMANA, agitar la idea de que la recién creada Unión de Naciones del Sur (Unasur), lideradara por Brasil, haga una intervención humanitaria en Colombia.

En este caso, lo deseable es que la demora en la entrega de los seis secuestrados sea por razones logísticas y no por cálculos políticos. Se sabe que Jara y López están en lugares diferentes y aunque se desconocen los nombres del soldado y los policías que recobrarán la libertad, es posible que estos estén también en regiones diferentes e incluso por lo menos uno de ellos esté enfermo.

En todo caso, después de la cadena de errores de las Farc, que comenzó con el fiasco de la entrega de Emmanuel, es impensable que intenten repetir un show mediático, o que la guerrilla someta a los familiares y a los secuestrados a un mezquino pulso político con el gobierno y no que se concentren en hacer un gesto genuinamente humanitario, que es lo que, paradójicamente, les devolvería algo de la credibilidad perdida.