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La exrectora se vio bastante cambiada respecto a sus anteriores apariciones. | Foto: SEMANA

JUDICIAL

Caso Silvia Gette: Cero y van diez

Es la décima oportunidad que los jueces le niegan la posibilidad de obtener la casa por cárcel.

2 de abril de 2014

La exrectora de la Universidad Autónoma Silvia Gette, quien se encuentra tras las rejas señalada de intento de soborno a un jefe paramilitar, tuvo un nuevo revés este miércoles.
 
Un juez le negó el décimo recurso que ella imploró para que la justicia le otorgara la casa por cárcel bajo el argumento de ser madre cabeza de familia. El funcionario dijo que no era procedente la apelación interpuesta por la defensa luego de la negativa de un juez de primera instancia de entregarle ese beneficio.
 
El juez aseguró que si bien es cierto prevalece el derecho de los cuatro hijos de Gette y la protección de ellos, es deber de la justicia velar también por el bienestar de la comunidad que pude verse en peligro.
 
La determinación se basó en el presunto de que Gette habría pagado altas sumas de dinero para evadir el accionar de las autoridades en su contra, razón que se constituye en una obstrucción para el proceso y en un peligro para la sociedad.
 
Se refería al hecho de que Gette, por medio de su exabogado, habría ofrecido cerca de 250 millones de pesos al excomandante de las AUC Édgar Antonio Fierro, alias ‘Don Antonio’, para que este cambiara la versión según la cual Gette orquestó el asesinato del ganadero Fernando Cepeda en el 2003.
 
“Según él, el solo hecho de ser madre cabeza de familia no da derecho a una detención domiciliaria, sino que hay que ver el contexto del os hechos y la gravedad de los mismos”, dijo el funcionario judicial. 

Y es que todos los puntos han jugado en contra de Gette. Primero la Fiscalía presentó un documento en el que la exrectora cedió la custodia de sus hijos (8 años, 10 años y 15 años) a Graciela Rosa Martínez o en su defecto a Orietta Patricia Martínez. 

Graciela fue la misma persona que interpuso la acción de tutela para que se le diera detención domiciliaria a Gette. En la acción se argumenta la presunta vulneración de los derechos de los menores a estar en una familia.

Pero dicha jugada jurídica se convirtió en un arma de doble filo puesto que fue mediante la tutela que la Fiscalía se dio cuenta de la cesión de la custodia de los hijos de la argentina. La situación de alguna manera desvirtúa los planteamientos del defensor de Gette de querer demostrar que ella es madre cabeza de familia. 

Además, también permitió sembrar la duda en el juzgado de que Gette vulneró su detención domiciliaria para ir a una notaría a realizar el trámite, pues se determinó por parte de la Fiscalía que el documento en el cual entrega el cuidado de sus hijos, fue firmado cuando la exrectora estuvo privada de la libertad en su apartamento de Barranquilla. 

Para la juez, en ese momento se hizo evidente que los niños tienen otras personas y que también pueden estar a su cuidado. Aseguró que no sólo Gette designó a las dos Martínez para entregarles la custodia, sino que le entregó la obligación del sustento a su hermano Guillermo Gette y si no es él, a su sobrino Cristian Rodrigo Gette. Hechos que fueron resaltados también por el juez 33 este miércoles. 

Por estas razones, unido a que Gette tiene en su cuenta además del proceso por soborno, que la mantiene detenida, una investigación en la Fiscalía por el homicidio del ganadero Fernando Cepeda; otra más por cohecho propio y una por hurto, el ente acusador ha asegurado que la mujer no debe estar libre. 

Hace unos meses Gette fue privada de la libertad inicialmente en su lugar de residencia en Barranquilla, pero un juez de segunda instancia revocó el beneficio y desde entonces permanece en la cárcel. 

En el proceso por soborno se le investiga por presuntamente querer pagarle dinero a un exparamilitar para que cambiar su versión sobre la muerte del ganadero Fernando Cepeda, según lo ha dicho la Fiscalía, “todo en beneficio propio”.

Mientras Gette da a la lucha ante los jueces, se ve una mujer totalmente distinta a la elegante y distinguida que se observó en el momento de su captura. Su nueva apariencia es la de una persona alejada de lujos y de los vestidos de marca.