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Antonio Navarro, Gobernador de Nariño | Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

“Sin la Constitución del 91 ni Mockus, ni Fajardo, ni yo hubiéramos salido elegidos alcaldes”

En los 20 años de la promulgación de la Carta, el gobernador de Nariño, Antonio Navarro, explicó por qué la apertura política fue tan importante para el país. Ejemplo de su importancia, dice, es que la justicia hubiera obrado en los casos de parapolítica.

8 de julio de 2011

La Constitución de 1991 es considerada la última gran reforma política cuya misión histórica radicó en superar el cerrado espacio político que trajo el bipartidismo y acabar los vicios burocráticos heredados del Frente Nacional. Veinte años después de su expedición, el proceso de apertura política se ha venido desmontando y Colombia sigue sufriendo de un sistema político con enormes problemas de corrupción, clientelismo y falta de representación. Para hablar de qué pasó con la forma de hacer política en Colombia y dónde quedó la promesa constituyente de modernizar y depurar nuestro sistema político, Gabriel Bustamante conversó con el ex presidente de la Constituyente, fundador del Polo Democrático y actual Gobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolf.

Gabriel Bustamante Peña: El M-19 nació como una oposición armada al Frente Nacional ante lo que se consideró el robo de las elecciones al general Rojas Pinilla y se desmovilizó durante el proceso de convocatoria para la Constituyente de 1991. ¿El acuerdo de apertura política para acabar los rezagos del bipartidismo frentenacionalista pesó para la dejación de las armas?

Antonio Navarro Wolf:
Realmente el M-19 no negoció nada en el proceso de paz que terminó con la Constitución de 1991. Lo que hubo fue una realidad política que nos sobrepasó a todos e hizo que fuera imposible pensar en retroceder ante la paz, incluso cuando asesinaron a Pizarro. Nosotros firmamos el pacto de reconciliación sin condiciones y recibimos por esto el apoyo de la opinión pública.

G.B.P.: ¿Qué cambios fundamentales se dieron entonces para permitir que nuevas fuerzas entraran en la escena política colombiana?

A.N.W.:
Dos transformaciones definitivas sucedieron para esto. Primero, que los votos no los repartieran los partidos, recuerde que antes se votaba con papeletas que entregaba directamente los partidos a los electores, con la decisión ya escrita. Repartir los votos era el poder de los partidos tradicionales, ya que una fuerza nueva no tenía ni la infraestructura, ni la capacidad, ni los recursos para hacerlo. La eliminación de las papeletas fue una exigencia que hizo el M-19 después del asesinato de Pizarro y por esto estrenamos el sistema del tarjetón en las elecciones presidenciales de 1990. Y segundo, que se reformó la manera de participar en las elecciones, al permitir mecanismos sencillos para inscribir listas y candidatos; y al tiempo, se facilitó la organización de partidos políticos y movimientos y con esto logramos quebrar el bipartidismo.

G.B.P.: ¿Y realmente terminó el bipartidismo?

A.N.W.:
Pues el actual presidente es del partido de La U y el que quedó de segundo, del Partido Verde; y Álvaro Uribe fue presidente dos veces por un movimiento ciudadano llamado Primero Colombia. Lo que quiere decir dos cosas: que el bipartidismo se acabó como hegemonía y que ha sido la derecha quien más ha sabido aprovechar la Constitución para llegar al poder.

G.B.P.: ¿Para usted no es desilusionante haber terminado el bipartidismo para fortalecer a la derecha, mientras el Polo y el Partido Verde se derrotan a ellos mismos?

A.N.W.:
Todo es fruto de las circunstancias históricas: en Brasil eligieron a Lula y en Colombia a Uribe y eso no es culpa de la Constitución de 1991, sino de las FARC. No es culpa de la Constitución que Lucho, Peñaloza y Mockus estén agarrados de las mechas o que el Polo terminara señalado por escándalos de corrupción en Bogotá. La Constitución permitió que tanto los Verdes como el Polo pudieran existir, pero lo que hagan estas organizaciones con su vida política sí no puede ser culpa de la Carta Política.

G.B.P.: Antes de la Constitución de 1991 ya existían fuerzas como el Nuevo Liberalismo de Galán, entonces ¿qué fue lo que realmente cambió frente al bipartidismo?

A.N.W.:
Pues que a pesar de existir el Nuevo Liberalismo, Galán tuvo que volver al partido Liberal para poder tener vocación de poder. El bipartidismo no consistió en que no hubiera otras expresiones, sino que no tenían posibilidad de triunfar. Sin la Constitución de 1991 ni Mockus, ni Fajardo, ni yo hubiéramos salido elegidos como alcaldes de Bogotá, Medellín y Pasto, respectivamente.

G.B.P: ¿Por qué usted como político alternativo apoyó la reforma para volver a cerrar las opciones políticas en Colombia?

A.N.W.: Porque se hizo tan fácil formar partidos, que exageramos y todo el mundo quiso tener su propia organización política. Por eso era necesaria la reforma política que logramos en el 2003. Sin embargo, la reforma del 2009 vuelve a cerrar el sistema demasiado y dificulta la posibilidad de armar nuevas opciones políticas, lo mejor sería que volviéramos a como estábamos en el 2003.

G.B.P.: Esto trae dificultades, por ejemplo, ¿qué hace un movimiento homosexual, que no puede entrar al partido Conservador o al Mira?

A.N.W.:
Pues a todas luces eso es inconstitucional. Si les niegan la entrada, pues que pongan una tutela.

G.B.P.: ¿Cómo interpretar que después de la Constitución de 1991 termina el Congreso colombiano con un escándalo como el de la parapolítica?

A.N.W.:
Es un gran orgullo para el país que el equilibrio de poderes y la independencia de la justicia funcionen. Colombia ha marcado un gran precedente juzgando a congresistas corruptos y metiendo a la cárcel a altos funcionarios que antes eran intocables.

G.B.P.: De su actual experiencia como gobernador, ¿qué piensa de los que dicen que las Gobernaciones no son necesarias?

A.N.W.:
Imagínese al gobierno nacional coordinando 1.100 municipios, es imposible gobernar así, se necesita un ente territorial intermedio, que además haga frente a las grandes obras que benefician a muchos municipios.

G.B.P.: Por último, además de volver a la reforma del 2003, ¿qué le cambiaría usted al actual sistema político colombiano?

A.N.W.:
Primero, sacar definitivamente las mafias de la política, en esto vamos avanzando y hay grandes logros, pero mientras las campañas políticas dependan tanto de los recursos privados, ahí seguirán incrustadas. Segundo, implantar listas cerradas a las corporaciones públicas, si no, no cambiamos nada. Hay que sacrificar la pluralidad personal por el fortalecimiento real de los partidos, con listas cerradas se acaba el clientelismo, la operación avispa y los gamonales, con lista cerrada le aseguro que tendríamos un Congreso radicalmente distinto.