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Gracias a Internet, las declaraciones de la senadora Piedad Córdoba en el foro en México fueron conocidas por todo el mundo. Ella insiste en que no hizo nada mal y que no se retracta de sus duras críticas contra el gobierno

política

Sin Piedad

Cerca del evento en México al que asistió la senadora Piedad Córdoba, un movimiento de 'solidaridad con Colombia' vitoreaba apoyos a las Farc. Otra desafortunada coincidencia que aviva el escándalo.

17 de marzo de 2007

De Piedad Córdoba, la rebelde senadora liberal, se ha oído todo. Pero el escándalo que produjeron esta semana sus palabras en un foro del partido del Trabajo en México produjo desconcierto. El huracán de críticas no ha cesado desde cuando se conocieron sus declaraciones sobre el gobierno y el presidente Álvaro Uribe. Por un lado, no extraña el tono de su discurso, que es el mismo que ella utiliza en el país para descalificar la legitimidad de este gobierno. Pero sí extraña que Piedad haya incluido palabras de grueso calibre y más aun que haya pedido que los países de la región rompan relaciones con Colombia.

Desde cuando empezó el escándalo, han aparecido detalles que hacen más complejo el panorama. Primero, su discurso se difundió ampliamente por los medios y luego apareció una lista de convocantes al seminario, en los que, al lado de los partidos comunistas de varios países, se leía el nombre de las dos organizaciones guerrilleras del país: ELN y Farc.

Ella ha salido a desmentir que estas organizaciones ilegales hayan estado detrás del evento. Y se ha respaldado en las declaraciones del embajador de México en Colombia, que también ha negado tal participación. Pero continúan apareciendo informaciones que indican que las Farc sí rondaban este escenario en el país azteca en que Piedad habló en los términos que ya se conocen. Justo al lado del foro al que Piedad Córdoba asistió como ponente, un movimiento llamado de 'Solidaridad con las luchas del pueblo colombiano' llenó un escenario para proclamar en una declaración su desacuerdo con el Plan Colombia, la reciente visita de Bush a América Latina y, sin velada retórica, un apoyo claro y directo a las Farc.

Este encuentro fue convocado por el Núcleo Mexicano de Apoyo a las Farc-Ep. Las mismas Farc en sus páginas de Internet invitaron a ese evento, enviaron una ponencia y un comunicado que fueron leídos durante el foro, y también publicaron las conclusiones de la reunión.

Este foro alterno se desarrolló en un auditorio muy cerca del Hotel Sevilla Palace, donde la senadora colombiana estaba asistiendo al seminario del Partido del Trabajo. Un delegado colombiano al mismo evento de Piedad le dijo a SEMANA que todos sabían del encuentro paralelo de las Farc. Incluso la coordinadora del foro proguerrilla estuvo en el seminario y saludó a varios de los invitados colombianos. En otras palabras, no era un secreto la presencia de simpatizantes de las Farc.

La coincidencia de tiempo y lugar no puede ser peor para la congresista que carga a cuestas ya el tufo de la sospecha de que ella se prestó con esta intervención a engrandecer la voz de la guerrilla. Pero estos asuntos no son blanco y negro en medio de una situación tan tensa como la que vive Colombia, en la que cualquier comentario sobre cercanía o simpatía con estos grupos no es ningún chiste.

La senadora considera que las acusaciones en su contra vienen del gobierno y de una parte del Partido Liberal. "Quién más si no ellos. Y el trato del partido ha sido bellaco conmigo. Sólo Horacio Serpa ha sido solidario conmigo y la gente me está llamando a brindarme su respaldo. Algunos creen que es mejor que me expulsen, pero yo estoy dando una batalla muy dura al interior del Partido".

México fue lo que se podría llamar un país problema en el tema de las Farc. En la década de los 90 esta guerrilla tuvo una oficina que se consideraba 'oficial' en ese país, pero después de que el proceso de paz del Caguán terminó, en 2002, el gobierno mexicano expulsó a los guerrilleros que encabezaban la delegación: Marcos Calarcá y Olga Marín. 

La senadora ha sido enfática en que sus palabras fueron las que fueron y que sobre ellas no se arrepiente. De hecho, montó en su propia pagina web los apartes de sus declaraciones que previamente habían sido 'colgadas' en el conocido portal de videos 'YouTube'.

No hay prueba alguna de que Piedad haya estado de la mano con los grupos guerrilleros en este evento. De hecho, ella hace constantes declaraciones de rechazo de estos grupos y desde hace años no participa en ninguna actividad relacionada con acercamientos de paz. Tampoco se puede descartar que se trate de la mezcla de un peligroso coctel de informaciones, desinformaciones y política, que se aprovecha de la ligereza que en ocasiones caracteriza a la senadora para sentar sus posiciones en eventos públicos. Y menos aun, que este desafortunado episodio se produzca ahora cuando se viven momentos de encrespados estados de ánimo en el mundo de la política, que se estremece cada vez más con la llamada para-política.

Para Piedad Córdoba esto está lejos de terminar. El debate seguirá porque ella es una mujer de amores y odios y su papel dentro del Partido Liberal, contradictorio por naturaleza de la presidencia de César Gaviria, la deja más expuesta para que le cobren sus frecuentes viajes y comentarios de admiración con el presidente venezolano Hugo Chávez. Y continuará generando controversia si Piedad sigue aceptando invitaciones a foros y eventos sin fijarse en quiénes son sus anfitriones.