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Sobre héroes y tumbas

Una medida incomprensible les ha disminuido hasta en la cuarta parte las pensiones a los soldados que quedaron inválidos por defender la patria.

15 de febrero de 2004

Los bogotanos se sorprendieron el lunes pasado con una manifestación que bloqueó la carrera séptima a la altura del Hospital Militar. Lo que más los impresionó es que se trataba de ex militares en muletas y en sillas de ruedas. Uno de ellos era el soldado Jorge Rojas Delgado, quien lleva 36 años sin mover las piernas. Una bala le destrozó tres vértebras lumbares y parte del riñón derecho en un operativo en el cerro La Morra, entre Huila y Caquetá. Él arriesgó su vida por el país, pero éste hoy le da la espalda.

Los soldados inválidos protestaban porque además de sobrellevar sus limitaciones físicas, ahora deberán enfrentar las económicas. Un reciente decreto eliminó la bonificación del 25 por ciento de su pensión de invalidez que el gobierno les reconocía desde hace más de 12 años. "La gente cree que el problema de nosotros es sólo de movilización, pero ser parapléjico trae consecuencias urológicas y estomacales que hacen que uno no puede durar mucho tiempo sentado porque se forman úlceras", dice Jorge.

Desde enero pasado, él al igual que unos 5.000 soldados rasos que reciben este tipo de pensiones, encontró que el dinero consignado no correspondía a los 730.000 pesos mensuales a los que tiene derecho. En un principio pensó que era un error, pero al llamar a sus compañeros le dijeron que se trataba de una nueva disposición del gobierno.

La norma es el decreto 2107 de 2003, que dentro de la política de ajuste fiscal recorta el presupuesto del Fondo de Pensiones de las Fuerzas Militares. Hoy el valor de las mesadas de cerca de 11.400 militares heridos en combate representa el 0,67 por ciento del total de las pensiones que el gobierno pagará en 2004. "Qué ahorro puede ser eso para una sociedad que les ha exigido a estos hombres que expongan su vida por defender al país. Mientras los terroristas les han cercenado sus miembros ahora el gobierno les cercena el alma", dijo a SEMANA el general (r) Rafael Samudio, presidente nacional de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro (Acore).

Ahora Jorge, quien destinaba su pequeña pensión para pagar el arriendo, los servicios, el transporte y el estudio de sus hijos, tendrá que reducirse aún más porque ya no cuenta con una cuarta parte de su mesada. "Mientras el gobierno les entrega a los paramilitares y reinsertados de la guerrilla dinero y capacitación, a nosotros nos eliminan las pocas bonificaciones a las que tenemos derecho", dice Jorge.

El Ministerio de Defensa explica que con el recorte se busca ampliar el cubrimiento de la pensión por discapacidad. Pero los afectados se preguntan porqué ellos, los más débiles, deben asumir ese ajuste presupuestal. El hecho ha causado rechazo y suscitado la pregunta de si es justo ese tratamiento para quienes deberían ser protegidos y privilegiados como lo que son, héroes de la patria.