Home

Nación

Artículo

SOLDADITOS DE PLOMO

Los grupos armados en Colombia no solo atemorizan a los menores de edad sino que tambien los reclutan para que peleen en el frente de batalla.

15 de diciembre de 1997


EN LAS PASADAS ELECCIOnes del 26 de octubre la votación mas alta no fue por algun candidato a gobernación o alcaldia del pais. Cerca de 10 millones de personas se acercaron a los puestos de votación para depositar un papel verde y negro con el cual manifestaron un único deseo: ponerle fin a la lucha armada en el pais.
Una de las razones que motivó a la gente para votar fue la iniciativa del Mandato por la Paz de sacar a los menores de edad del conflicto. Muchos de los grupos armados del pais han incorporado a niños y adolescentes para que libren una guerra que ellos ni siquiera entienden. En las montañas ya no sobresalen las filas de hombres hechos y derechos que marchan con fusiles al hombro sino que se distinguen grupos de jóvenes que a duras penas pueden cargar un arma sin perder el equilibrio.
Asi se lo hizo saber Girlesa Rodriguez al presidente Ernesto Samper Pizano. En una reunión que sostuvo hace unos dias el primer mandatario con los representantes del mandato por la Paz, esta joven de 14 años, que se desempeña como alcaldesa de la paz de los niños de Apartadó, le manifestó a Samper su preocupación porque en su pueblo los paramilitares reclutaban menores de edad con la promesa de sagarles 450.000 pesos. La niña le preguntó al Presidente cual seria su reacción si a sus hijos les tocaba prestar servicio militar sin tener la edad requerida. El presidente no respondio.
Si para la mayoría de los adolescentes colombianos los principales problemas son el colegio, el cambio de voz, el acne y la aceptación dentro del grupo, el de los niños de la guerra defender la vida. Aunque la presencia de menores en la subversión no es un tema nuevo, en los últimos años el número de niños guerrilleros se ha incrementado. Esto se debe, en gran parte, a que los grupos guerrilleros han aumentado considerable el pie de fuerza en algunos lugares del territorio nacional.
Según un informe elaborado por la Defensoria del Pueblo, en 1996 cerca del 10 por ciento de los frentes guerrilleros estaban conformados por jóvenes entre 13 y 17 años de edad. Para las autoridades esta cifra puede significar alrededor de 2.000 ó 3.000 infantes en todo el pais.
Reclutar niños tiene varias ventajas para la guerrilla. La primera de ellas es que por su misma condición son seres indefensos y vulnerables y por tanto mucho mas faciles de influenciar. La segunda es que si llegan a ser capturados no pueden ser retenidos, motivo por el cual se convierten en los preferidos por la guerrilla para ciertos operativos de alto riesgo. Otras de las ventajas es que no se les paga salario, no es necesario darles buena alimentación, no hay que informarlos de nada, son malos delatores y no saben exigir.
Generalmente estos muchachos son reclutados a la fuerza por lideres que los amenazan y los obligan a prestar una especie de servicio militar obligatorio, por el cual les ofrecen remuneraciones que luevo no les pagan. En otros casos la guerrilla se perfila como la unica opción de vida para muchos jóvenes que viven en regiones marginadas y que nunca han tenido la oportunidad de acceder a la educación o a un trabajo. Ninguno de los niños encuestados para el informe de la Defensoria terminó sus estudios. Hay tambien a quienes los seduce la guerra e ingresan a la subversión para obtener el reconocimiento y el respeto de un grupo social.
En zonas violentas la mayoria de los jóvenes crecen familiarizados con la presencia de los guerrilleros. Han hablado con ellos alguna vez y hasta les han servido de mensajeros. Esta convivencia se ha vuelto tan normal que ya no es sorprendente que de un momento a otro dejen de jugar en las calles y se vayan a empunar un arma al monte. Las familias ni siquiera se oponen al reclutamiento. Primero, porque la guerrilla les ofrece dinero y, segundo, porque el temor a las represalias es tan grande que aceptan que sus hijos se enrolen, así eso pueda significar no volver a verlos jamas.
El adiestramiento que reciben estos niños dura entre seis meses y dos años, tiempo durante el cual se les explican los principios basicos de la lucha. En los primeros años desempeñan labores de acercamiento, es decir, trabajan como vigías, reportan el movimiento de los militares, indican cuales lugares son faciles de atacar y establecen relaciones con la gente en los pueblos para saber quienes estan a favor o en contra de la causa. A medida que van ascendiendo se les delegan nuevas funciones, como patrulleros, raspachines de coca en los laboratorios o sembrando minas quiebrapatas.
Trabajan cerca de 12 horas diarias. Si les va bien son premiados por los mayores que, para hacerlos sentir como lideres, les encomiendan el manejo de cinco unidades o de una es cuadra. Pero así como hay recompensas existen castigos severos que implican aislamiento del resto del grupo, la asignación de las labores mas degradantes e incluso juicio y condena a muerte.
Es frecuente encontrar casos en los que las niñas son reclutadas para servir de entretención a los líderes. Al parecer es política repartir anticoncentivas entre las mujeres y si alsguna de las adolescentes llega a quedar embarazada le reconocen su derecho a decidir si quiere tener o no el bebe. Cuando se opta por tener al niño, este es llevado a zonas rurales para que sea educado y luego, cuando tenga 13 años, es recogido por sus padres para reclutarlo en el grupo insurgente.
El alistamiento de menores de edad no es exclusivo de la guerrilla. En los ultimos años los paramilitares tambien han apelado a los jóvenes para engrosar sus filas. Hay grupos en el Magdalena Medio que estan conformados en su mayoría por adolescentes. El ingreso es similar al de la guerrilla pero se le da mas el caracter de un servicio obligatorio que dura dos años. Es frecuente ver a niños de 9 ó 10 años ayudando a patrullar las zonas en conflicto.

JUGANDO AL SOLDADO
No sólo la guerrilla y los paramilitares tienen en sus filas a menores de edad. El Ejercito tambien recluta jóvenes bachilleres menores de 18 años para prestar el servicio militar. La ley 48 de 1993 determina que todo bachiller debe servir a la patria al terminar sus estudios sin importar la edad a que los concluya. Por esta ley muchos jóvenes de 16 años entraron a prestar servicio y a recibir instrucción como si se tratara de un soldado comun y corriente. Segun la Defensoría, en 1995 trece colegios en siete ciudades reportaron que el 60,59 por ciento de los reclutados eran menores. Para ese mismo año había 4.756 bachilleres entre los 16 y 17 años enrolados en el Ejercito. Si bien es cierto que muchos realizaron labores administrativas tambien hubo unos cuantos que tuvieron que ver mas de cerca el enfrentamiento armado.
Los defensores de la libertad de conciencia sostienen que no se puede obligar a un joven a empuñar un fusil si esto va en contra de sus principios. Sin embargo negarse a prestar el servicio militar puede significarle a un joven la carcel. Luis Gabriel Caldas fue condenado a siete meses de prisión por no prestar el servicio cuando acabó el bachillerato en 1993. Para hacer un poco de claridad ante esta situación la Corte Constitucional sentenció en abril de este año que no pueden ser enviados a zonas de combate. La determinación, respaldada por el Protocolo Adicional de Ginebra, dejó en claro que prestar el servicio militar es un deber consagrado en la Carta Magna pero no puede convertirse en una amenaza para los reclutas y mucho menos convertirlos en carne de cañón.

LA CULTURA DE LA GUERRA
Segun un estudio de la Unicef, la violencia ha afectado tanto a los niños colombianos que muchos de ellos padecen efectos emocionales sicosociales graves. Y no es para menos. El informe de la Defensoría sostiene que de los menores entrevistados el 18 por ciento ha matado a alguien, el 60 por ciento ha visto matar a alguien, el 77,78 por ciento ha visto cadaveres y cuerpos mutilados, el 25 por ciento ha visto secuestrar y el 18,19 por ciento a visto torturar. Semejantes escenas e horror no sólo las presencian los niños guerrilleros sino muchos jóvenes que viven en regiones con problemas de orden publico en donde la violencia es la unica ley.
La familiaridad con la guerrilla estan grande que para la mayoria de estos muchachos las armas constituyen un simbolo de respeto, aceptación e identidad social, aspectos decisivos para los adolescentes. Estas actitudes son el resultado de un prendizaje agresivo en el que se ha enseñado al menor que la unica forma de esolver las diferencias es la eliminación del otro, con lo cual se continua el ciclo de la violencia. En este tipo de sociedades los valores giran en torno el poder y, por lo tanto, la vida y los derechos fundamentales son pisoteados constantemente.
Los jóvenes que han crecido en estos ambitos presentan graves problemas durante su reinserción a la vida social porque no se acostumbran a los parametros convencionales y tratan de aplicar los modelos de comportamiento que conocen. Según Lina Bernal, coordinadora del grupo de protección especial de Bienestar Familiar, algunos niños que ya han sido reinsertados son un poco problematicos debido a que no se adaptan a relaciones en las cuales no prima la violencia. Por lo general los menores presentan trastornos de sueño, sufren pesadillas, se sienten perseguidos, no rinden academicamente, manifiestan comportamientos regresivos y se deprimen. En pocas palabras desarrollan los mismos sintomas de cualquier persona que ha estado en la guerra.
En este momento Bienestar Familiar se esta haciendo cargo aproximadamente de 250 menores que pertenecian a grupos subversivos y que por distintas circunstancias lograron escapar. En muchos casos los niños son capturados por los militares y puestos bajo el cuidado del Bienestar, institución que se encarga de brindarles educación, asistencia medica, alimentación y una reubicación en la vida social. Para Lina Bernal lo ideal seria que los niños regresaran a sus hogares y que sus familias les brindaran el amor suficiente para poder superar los traumas. Sin embargo la realidad es muy distinta pues la mayoria de las familias viven en zonas violentas y no estan en capacidad de velar por la integridad y seguridad de sus hijos.
Aunque el gobierno anunció el año pasado la creación de un fondo educativo para ninos ex guerrilleros hasta el momento no se ha puesto en marcha. Segun el estudio de Unicef, en la actualidad hay pocos programas orientados a tratar el problema de la recuperación del niño expuesto a situaciones violentas. Mientras el gobierno se pone de acuerdo y adopta medidas drasticas al respecto, la unica salida es que los niños se conviertan en sus propios defensores, como quedó demostrado el año pasado cuando 2.700.000 niños se movilizaron en todo el pais para votar. Su primera participación en la democracia no fue para elegir a algun candidato sino para exigirles a los adultos el respeto por la vida, la paz y principalmente para que no los sigan involucrando en el conflicto armado.

TESTIMONIOS
PILAR
En el tiempo que estuve en la guerrilla usé pistola, AK 47, Galíl largo ,M-16.., en fin toda clase de armas. En la organización se tiene entendido que la vida de uno es el arma. Ella es la mamá de uno, la que ve por un día y noche. Prefiero no decir cuantas personas llevo encima, a cuantas he matado, eso ya sería echarme la soga al cuello.
JUAN CAMILO
Mi hermano capturado; yo, desertor, mi padrasto, en la carcel; otros muertos.. casi toda la familia ha sido guerrillera. Desde muy chino le hacia mandados a los guerrilleros. Un día estabamos cuidando unos secuestrados y uno se volo. El ejercito nos quemó la casa. Eso me impulso a irme a la guerrilla: quería vengarme. Alos 12 años me fui a combatir.
IVAN
En el frente en el que estabamos nos daban pólvora con leche para que nos diera ganas de matar al que se nos pasara por enfrente. con la pólvora uno se mantiene enérgico y se le clama los nervios. En el día se toma un cartucho entero: medio por la mañana y medio por la tarde. Los comandantes dicen que eso no hace daño.
JORGE
Yo estaba trabajando y me agarraron de la mano. Nadie me pregunto si queria, sólo me llevaron. Con los paras dure dos años. Donde yo estaba había más niños como yo. No estuve en el colegio porque decían que no era necesario. Mi labor era hacer panela y ayudarles en todo.