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La Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía tienen un convenio para la lucha conjunta contra la corrupción. Qué tan eficiente está siendo.

5 de mayo de 2007

El desgobierno y la corrupción en algunas partes del país son extremas. Hace un año, cuando el personero del municipio de Montecristo, al sur de Bolívar, resolvió investigar al alcalde por sus malos manejos del erario, fue asesinado. Un procurador provincial que continuó las pesquisas al poco tiempo fue amenazado de muerte y forzado a salir de la región. El caso se trasladó a Bogotá, donde llegó a la Dirección de Investigaciones Especiales, que lo asignó a una procuradora. No habían transcurrido cinco horas cuando la funcionaria, a la que aún no se le había informado el encargo, también recibió amenazas de muerte.

Sólo una comisión conjunta de esa entidad con la Fiscalía, protegida por la Armada, pudo llegar al lugar, estar por un día, recoger los documentos que necesitaban y llevarse el expediente a la capital. "Nos tocó ir sin avisar porque ya nos ha pasado que cuando se enteran, queman las alcaldías para desaparecer los documentos", dice uno de los investigadores.

En situaciones como esta se activa el Convenio Anticorrupción que existe entre la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía, y que funciona desde hace cuatro años. Su principal labor es perseguir los casos relevantes y emblemáticos de robo al erario, bien sea por su impacto en la comunidad, el monto o por los personajes que estén involucrados.

Sólo el año pasado las 35 indagaciones de este grupo especial llevaron a que la Fiscalía sindicara a 46 personas, acusara a 31, procesara a 23 y llevara a condena a cinco. En la Procuraduría, 95 funcionarios fueron involucrados a investigaciones, hubo 11 sancionados y hay 15 pendientes de fallos. Y en la Contraloría se investigan 125 personas, hay 49 autos de imputación y dos fallos. Los montos de recursos públicos involucrados en estas indagaciones superan los 150.000 millones de pesos. Entre los sancionados, por ejemplo, está el ex gobernador de Sucre Salvador Arana, a quien se destituyó e inhabilitó por cinco años al comprobarse manejos irregulares de los dineros de las regalías.

La presidencia del Convenio se rota cada año entre las entidades y los 'vices' de estas son quienes tienen a cargo el seguimiento de los temas. "Se trata de aunar esfuerzos sin perder independencia, para enfrentar este flagelo que cada vez es más complejo y difícil de probar", dice el viceprocurador Carlos Arturo Gómez .

El funcionario explica cómo se aprovechan las fortalezas de cada organismo. "Nosotros somos buenos en el rastreo de patrimonio, en la Contraloría hacen muy bien el rastreo de los dineros oficiales y la Fiscalía hace bien el trabajo de inteligencia", pero también, con cierta decepción, asegura que, según estudios internacionales, sólo se conoce el 10 por ciento de la llamada cifra negra de la criminalidad con recursos públicos, y de esta sólo el 4 por ciento logra ser sancionado. "Da indignación cuando a veces funcionarios de pequeños pueblos se notifican de las investigaciones con poderes otorgados desde Miami a sus abogados", dice uno de los investigadores.

Por su parte, el contralor general, Julio César Turbay, si bien piensa que es importante lo que se ha logrado, es necesario hacer ajustes: "Hay que buscar resultados más efectivos y ejemplarizantes". Esta es, precisamente, una de las observaciones que se hace al Convenio. No se puede desconocer que cualquier logro en materia de lucha contra la corrupción es importante. O la utilidad de la prevención con estudios, algo que también hace el Convenio. Sin embargo, lo que se espera es que semejante esfuerzo logístico trascienda más allá de la captura de un alcalde de una región olvidada. No hay duda de que esa presencia institucional es importante, pero mientras tanto, los peces gordos de la corrupción campean tranquilos en las grandes ciudades haciendo lo que quieren con los dineros públicos, sin tener aparentemente quién los ronde. Ahí es donde se deben concentrar esfuerzos como los del Convenio. Mientras tanto, es como utilizar cañones para matar mosquitos.