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Estos son los 10 retos en el tema de seguridad que tendrá que enfrentar el próximo gobierno, vistos por expertos en el tema.

13 de mayo de 2006

1 Viraje en la erradicación

Los cultivos ilícitos crecieron durante el último año a pesar de que fue un año récord en erradicación, con 170.000 hectáreas. Según Ricardo Vargas, director de Acción Andina en Colombia, aunque la estrategia de fumigación no ha funcionado, Washington no la cambiará. Los cultivos tenderán a moverse a otras regiones. Para Vargas, el próximo gobierno tendrá que avanzar en la erradicación manual y replantear el desarrollo alternativo para que llegue a los sitios donde realmente se necesita y evitar así la resiembra. Tendrá que enfrentar la disminución de la ayuda económica de Estados Unidos. Por último, el próximo gobierno tiene el reto de buscar una interrelación con los países vecinos. Este tema ya no puede ser mirado solamente como un asunto nacional.

2 Reinserción o caos

El peor escenario para los próximos cuatro años sería una reinserción fallida para los 38.000 ex paramilitares. Según la profesora de la Universidad de los Andes Angélica Rettberg, si no se concentran esfuerzos en el tema de la reinserción, se disparará la criminalidad. La clave está en dos aspectos fundamentales. Primero, una buena aplicación de la Ley de Justicia y Paz. Si la aplicación de la Ley envía un mensaje de impunidad, se estimula el retorno a las bandas, y el delito. Por eso considera central fortalecer la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. El otro aspecto clave es la reinserción económica. Rettberg considera que la mejor opción es promover entre la población desmovilizada proyectos asociativos, tipo cooperativa, que se acoplen a las necesidades de los ex combatientes.

3 La ley y el hampa

La extorsión, el robo de carros y la trata de personas son algunos de los negocios que están en auge en las principales capitales del país. El asalto callejero y el atraco al comercio son indicadores que siguen altos. En Medellín, Bogotá, Santa Marta, Pereira y Cúcuta, por nombrar sólo algunas ciudades, diversas bandas, vinculadas por lo general a desmovilizados de las AUC, cobran vacuna en plazas de mercado, terminales de buses y sanandresitos. Para el experto en seguridad Gustavo Salazar, se requiere una política integral de seguridad urbana que ataque problemas como las pequeñas delincuencias. Lo más importante, a su juicio, es romper los mercados ilegales. Para ello, Salazar considera crucial fortalecer a la Policía, especialmente en su labor de inteligencia, y lograr mayores niveles de transparencia y confiabilidad.

4 Una guardia nacional

La desmovilización de los paramilitares le plantea una situación crítica al próximo gobierno: garantizar la seguridad en zonas rurales que se habían perdido para el Estado, y que ahora necesitan ser consolidadas. La investigadora de la Universidad de los Andes María Victoria Llorente plantea que es la Policía la que debe asumir este reto y requiere ser fortalecida para tal fin. Según Llorente, se requiere una guardia nacional, una tercera fuerza territorial intermedia entre lo militar y lo policial que se encargue del mantenimiento del orden y la tranquilidad pública. Esta discusión no se está dando en el país, y si el gobierno no actúa con premura, los espacios dejados por los paramilitares pueden ser rápidamente copados por nuevas formas de autodefensa, por las guerrillas o por otras de seguridad privadas, carentes de control.

5 Intercambio por una vez

Una de las primeras tareas que debe abordar el nuevo gobierno es el intercambio humanitario. El dilema que deberá enfrentar es cómo hacerlo sin que el Estado mismo se convierta en rehén de las Farc, y sin incentivar el secuestro como medio para obtener fines políticos. Por otro lado, tendrá que despolitizar el tema y pensar en una fórmula humanitaria para que las decenas de personas que están en cautiverio vuelvan a sus casas, sin que se le otorgue una ventaja estratégica a la guerrilla. Para el ex viceministro de Justicia Rafael Nieto Loaiza, el único escenario que el próximo gobierno puede aceptar para el intercambio humanitario es aquel donde la guerrilla se comprometa a no volver a secuestrar.

6 El fin de los elenos

Para el director de la Fundación Seguridad y Democracia, Alfredo Rangel, el principal reto del próximo gobierno con el ELN es mantener las conversaciones a pesar de las dificultades. Rangel, que se ha caracterizado por su escepticismo sobre un acuerdo con los elenos, considera que en los años por venir se podría concretar un acuerdo. En ese sentido cree que los retos principales serán la agenda y el cese de hostilidades. A su juicio, la Convención Nacional que pide el ELN debe ser un punto de llegada y, para 2010, el ELN debe estar desmovilizado y en proceso de reinserción. Para ello, el gobierno tiene que darle un tratamiento diferente al que le dio a las AUC, pues esta vez se trata de una negociación política y no de un sometimiento a la justicia.

7 Extraditar o no extraditar

La extradición seguirá siendo un tema álgido. Las órdenes de extradición de los principales jefes paramilitares están congeladas, pero se pueden hacer efectivas ante el menor indicio de que le están jugando sucio al gobierno. El próximo Presidente tendrá que manejar un difícil equilibrio entre la premura de Estados Unidos para ver extraditados a jefes de las AUC como 'Don Berna' o Salvatore Mancuso, y la consolidación del proceso de desmovilización. Al mismo tiempo, deberá tratar con Washington el tema de las solicitudes de extradición de la cúpula de las Farc, y la búsqueda de un escenario de negociación con esta guerrilla. En este contexto se prevé que el nuevo gobierno tendrá que vérselas con iniciativas legislativas que busquen limitar la extradición para quienes estén en procesos de paz o se hayan desmovilizado. Según el investigador Gustavo Duncan, esto generaría entre los narcotraficantes un incentivo para crear estructuras armadas que hagan control territorial y político, lo que representa un mayor riesgo para la seguridad. ?

8 Plan Patriota

Hace tres años comenzó en el sur del país la más grande ofensiva militar de los últimos años: el Plan Patriota. Esta operación fue lanzada en las zonas de retaguardia profunda de las Farc, con la intención de que al finalizar, la balanza de la guerra se haya inclinado definitivamente a favor de las Fuerzas Militares. El próximo gobierno deberá definir si lo continúa tal y como está planteado, ó hace un viraje radical en las operaciones. Sergio Jaramillo, director de la Fundación Ideas para la Paz, considera que el Plan Patriota tiene dos problemas. El primero es que en su fase actual no tiene una definición clara de éxito. No se sabe cuándo termina, porque no está claro cuál es el objetivo. Evidentemente, no puede ser la captura de cabecillas; pero tampoco es claro que pueda ser el 'control territorial' en las selvas de Guaviare y de Caquetá. Hay que repensar las áreas a las que está dirigido. El otro problema es que es un plan militar, no un plan de gobierno. Si lo único que llega a las veredas son los soldados, la seguridad no va a echar raíces. En tal sentido, según Jaramillo, la consolidación de la presencia del Estado es una pregunta sin respuesta.

9 El vecindario

Las fronteras se han convertido en escenarios del conflicto. Por eso, para la investigadora de la Universidad Nacional Socorro Ramírez, el nuevo gobierno tiene que afrontar tres retos. Primero, entender que las relaciones con los países vecinos no son sólo un asunto de seguridad, sino como espacios de desarrollo y de interacción cultural. En segundo lugar, tendrá que hacer un esfuerzo para explicarles a los vecinos la estrategia que tiene Colombia frente al conflicto y escuchar a los demás países. Por último, reenfocar sus relaciones con la región a largo plazo. No sacrificar las relaciones entre los países por un episodio, como la captura de un cabecilla.

10 El vil metal

El candidato Álvaro Uribe ya anunció que de resultar elegido, promoverá un nuevo impuesto para la guerra. La experta en seguridad Yaneth Giha cree que esto es innecesario y que el problema no es de plata, sino de cómo se está enfocando el gasto y la inversión. Actualmente el gasto militar asciende a 13 billones anuales. Para Giha, se necesita más inversión en inteligencia, en equipos y en crecimiento y fortalecimiento de la Policía. Pero si de ser eficientes se trata, cree que lo más importante es acabar con la duplicidad de funciones como tener dos aviaciones, una en la FAC y otra en el Ejército. Lo importante, según Giha, es orientar los limitados recursos que hay hacia los objetivos de seguridad que se han planteado.