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| Foto: Archivo SEMANA

TELEVISIÓN

¿Quién se le medirá al tercer canal?

Después de que el ministro David Luna anunció en mayo la apertura de la licitación para un tercer canal de televisión privado, nadie se ha presentado formalmente para competir contra Caracol y RCN. ¿Cuáles son las razones?

18 de septiembre de 2016

Cuando David Luna llegó al ministerio de las TIC, el presidente Juan Manuel Santos le encargó una misión especial: completar el proceso para que Colombia tenga un tercer canal de televisión. Junto con la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV), el Mintic se dio a la tarea de desenredar una maraña legal que tenía detenido el proceso por casi una década. En este 2016, por fin, llegó la buena nueva.
 
El ministro anunció en mayo que “oficialmente se abría el proceso por el tercer canal”. El mensaje que bajó desde el Gobierno tuvo dos aristas: por un lado insistieron en que la oferta televisiva que tienen los colombianos es insuficiente y que la torta publicitaria que se proyecta para los próximos años es lo suficientemente atractiva para entrar en la competencia con Caracol TV y RCN TV. Sin embargo, han pasado casi cinco meses y, al parecer, el mensaje no ha calado entre los grandes conglomerados.
 
La noticia que anunció recientemente la ANTV es que nueve empresas están interesadas en la concesión única del Canal Uno. Entre ellas, la organización Sarmiento Angulo, hecho que puso en guardia a los canales privados que ven cómo el mercado promete incertidumbre y nuevos competidores. Pero lo que preocupa en el sector es el poco interés por el tercer canal. Mientras que parece que todas las cartas están jugadas por quedarse con el Canal Uno, por el nuevo espacio sólo han llegado derechos de petición para conocer las condiciones.
 
La pregunta es ¿qué hace que el tercer canal no sea atractivo para los inversionistas? Desde el punto de vista técnico hay que resaltar que quien quiera presentar sus contenidos por un nuevo canal tendrá que pagar por la licencia al Gobierno y sobre todo tendrá que invertir una fuerte cantidad de recursos en el despliegue de infraestructura tecnológica para tener cobertura y entregar señales de alta definición y televisión digital terrestre TDT. Quien logre quedarse con el Canal Uno no tendrá que erogar estos gastos.
 
El segundo factor es el costo de concesión como tal. Como lo explicó SEMANA hace unos meses, del valor que se fije para esa concesión dependerá la reacción de RCN y Caracol, que siempre se han opuesto a que la competencia que van a tener cuente con gabelas desproporcionadas.
 
El tercer elemento que pone a pensar a los inversionistas es la torta publicitaria. En su momento, el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, dio a conocer un estudio que muestra que los medios tradicionales como la televisión abierta, la radio o los impresos están perdiendo rápidamente publicidad y audiencias debido a que cada vez los colombianos están consumiendo más videos y productos soportados en internet y datos. Y lo preocupante es que muchas de esas empresas ni siquiera están en Colombia ni pagan impuestos.
 
Una de las conclusiones más importantes de Planeación es que el país requiere de un nuevo marco regulatorio que le permita al Estado controlar a todos los operadores y servicios que se están prestando, más si se sabe que la piratería y el subregistro de afiliados a las empresas de cable le están generando pérdidas de 169 millones de dólares al año.
 
Para completar el círculo está el factor de los llamados Operadores OTT. Expertos del sector, con tono sarcástico, afirman que en Colombia hay más que un tercer canal desde hace mucho tiempo. Hoy, los televidentes tienen a disposición diez regionales y públicos, como Señal Colombia o el Institucional; más de 200 por suscripción, y acceso a través de internet a nuevas plataformas como Netflix, Amazon, HBO Go, Hulu o Sling. Esto, sin contar con el inagotable entretenimiento y contenido de redes como YouTube, Facebook o cientos de páginas web que permiten ver películas y series de cualquier parte del mundo.
 
De acuerdo con un estudio de Milward Brown, Colombia es el segundo país (después de Nigeria) con mayor consumo de video al día (no solo Internet), con 4,3 horas (259 minutos al día per cápita) a nivel global: de ese tiempo el 68 % se ve por Internet (176,12 minutos per cápita).
 
Además, el reporte de ConsumerLab TV & Media 2015 de Ericsson muestra que los consumidores en Colombia adoptan los servicios de video bajo demanda mucho más que antes. En la actualidad, cerca de un tercio del tiempo que los espectadores usan para ver televisión y videos, lo hacen bajo demanda.
 
Una porción importante de colombianos ahora pasa siete horas y media a la semana observando series de televisión, programas y películas en servicios y plataformas como Netflix. “Si sumamos el contenido que se graba y que se baja de internet, actualmente en Colombia, el 34 % del total de las horas dedicadas a ver televisión y videos se realiza a través de los servicios de VOD (Video on Demand)”, indican desde Ericsson.
 
Bajo esa realidad, la pregunta que se hacen los expertos es ¿vale la pena invertir miles de millones de dólares en despliegue de infraestructura, concesiones, impuestos y talento para tener un canal de televisión? El gobierno colombiano considera que sí es rentable. En los próximos meses se conocerá qué empresas privadas comparten ese concepto.