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TEMPESTAD EN LA RUTA

La información de E.U. sobre el accidente del vuelo de American Airlines confirrna que la certificación aerea no será nada fácil.

20 de mayo de 1996


EL MARTES 16 DE ABRIL empezaron a soplar nuevos vientos en la dirección de la Aeronáutica Civil. Y no sólo se trataba de la posesión del nuevo director de la entidad, Abel Jiménez. En esa ceremonia Jiménez y el ministro de Transporte, Carlos Hernán López, pintaron color de rosa el panorama de la seguridad aérea de Colombia.
A pesar de que el cambio en la dirección de la Aerocivil se dio en un momento muy delicado, en el que los ánimos estaban alterados por la posibilidad de una descertificación aérea de Estados Unidos a Colombia, Jiménez y López aseguraron tener la sartén por el mango. Afirmaron que "la FAA (Administración Federal de Aviación de Estados Unidos) decidirá no rebajar a Colombia de la categoría dos a la tres, sino recertificarla y subirla a la uno ".
Pero la posesión de su nuevo director no fue la única noticia que produjo la Aerocivil la semana pasada. La entidad dio a conocer los resultados preliminares de su investigación conjunta con el National Transportation Safety Board sobre el accidente del vuelo 965 de American Airlines, ocurrido el pasado 20 de diciembre en Buga Valle. En esta evaluación los controladores aéreos colombianos salieron mal librados. Si bien el informe señala, que los pilotos se equivocaron, también deja en claro que las cosas habrían sido diferentes si la torre de control del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón hubiera dado una voz de alerta. Queda en el aire la pregunta de por qué el controlador Nelson Rivera Ramírez guardó silencio cuando la tripulación le preguntó: "¿ Usted desea que nosotros vayamos a Tuluá y hagamos el Rozo por la vía 19 ?".
Todo parece indicar que las autoridades estadounidenses están dispuestas a aprovechar la debilidad de sus similares colombianas y achacarles parte de la responsabilidad del accidente. Prueba de ello es el tono de las publicaciones de la prensa, que no sólo se referian al informe conjunto presentado por las dos entidades sino que tenian una buena dosis de filtraciones sobre aspectos de la investigación que no se dieron a conocer abiertamente a la opinión pública. Ello explicaria que hayan tratado de achacar el problema de comunicación con el avión al deficiente inglés del controlador.
Cualquier observador desprevenido podria jurar que de estos resultados no depende que la entidad colombiana sea recertificada por su similar estadounidense, la FAA. Sin embargo una cosa podria terminar influyendo en la otra. Si bien es cierto que lo que esta en tela de juicio es la capacidad de la Aeronáutica Civil para vigilar a las aerolineas y la seguridad aérea en Colombia, también lo es que la FAA no es el paradigma del equilibrio de las decisiones técnicas y que la certificación tiene un tinte politico. Prueba de esto es un articulo publicado por la revista Airline Business que afirma: "La FAA está manejando la certificación de una manera política e imperialista. Siendo una entidad estatal, se comporta de acuerdo con las políticas de Washington".
Mientras esta polémica trasnocha a los empresarios involucrados, el Ministro de Transporte irradia tranquilidad y busca calmar los ánimos. Pero las declaraciones del Ministro y del director de la Aerocivil han despertado sorpresa y malestar entre algunos funcionarios del gobierno estadounidense. En efecto, fuentes de Washington comentaron a SEMANA que "las declaraciones del Ministro están lejos de reflejar la realidad de la situación aérea colombiana".
Si bien la FAA está empeñada en proyectar una imagen de ecuanimidad y justicia, para nadie es un secreto que ahora más que nunca la suerte de Colombia está bajo las alas del águila gringa. Lo demás es hacer cuentas con el deseo.