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TENDENCIAS CONTRADICTORIAS

La masiva inscripción de cédulas parece indicar entusiasmo electoral pero las encuestas muestran que la apatía por los candidatos aumenta.

8 de septiembre de 1997

Ni el mismo registrador Orlando Abello podía darle explicación al fenómeno. En tan solo un mes, del 2 de junio pasado al 3 de agosto se registraron para votar más de cinco millones 150.000 cédulas. Es una cifra asombrosa si se compara con los dos millones 630.000 cédulas que se inscribieron en todo 1994, año en que se llevaron a cabo las elecciones presidenciales pasadas. Inmediatamente surgieron todo tipo de hipótesis para explicar lo sucedido. Y como es frecuente en Colombia, cada candidato interpretó el aumento de votaciones a su favor. Para los observadores políticos se trataba de una legítima reacción a la crisis que ha motivado a muchos ciudadanos a participar votando.
De ser cierta esta última hipótesis se demostraría que por fin en Colombia la apatía electoral está llegando a su fin. Sin embargo dos encuestas parecen indicar algo distinto. La primera es realizada por la firma Gallup Colombia. Es un informe que se repite con metodología idéntica cada trimestre para poder medir las tendencias. En ella se evidencia que los candidatos presidenciales presentan una fuerte caída en popularidad si son comparados con las cifras del último trimestre (ver cuadro). Alfonso Valdivieso cae 11 puntos, Andrés Pastrana siete, Antanas Mockus siete, Noemí Sanín siete, Carlos Lleras de la Fuente seis y Horacio Serpa dos. El único precandidato que asciende es Juan Manuel Santos, que subió apenas un punto. De hecho no son sólo los precandidatos los que han perdido en imagen. César Gaviria perdió cinco puntos y el presidente Samper perdió tres. El vicepresidente Lemos perdió también tres puntos y la canciller María Emma Mejía nueve. Humberto de la Calle perdió cuatro puntos.
Sin embargo hay un dato que podría ser revelador y que, según Jorge Londoño, de Gallup Colombia, empieza a ser significativo: el único personaje nacional que realmente subió en las encuestas fue el gobernador de Antioquia, Alvaro Uribe Vélez, con un aumento de cuatro puntos en su favorabilidad. Fue precisamente Alvaro Uribe el único precandidato que renunció a esa condición, lo cual permite interpretar que el descenso generalizado de los otros precandidatos evidencia más una apatía y un cansancio con la campaña que un entusiasmo electoral. Esto contrasta claramente con el copioso registro de las cédulas anunciado la semana pasada.
¿Pero por quién van a votar todos los nuevos inscritos?
Una segunda encuesta, contratada por SEMANA y realizada por la firma Napoleón Franco & Cía., pretende conocer la preferencia de los votantes nuevos que inscribieron su cédula por primera vez este año. En la ciudad de Bogotá hubo una avalancha de inscripciones, ya que se registraron 823.000 cédulas el mes pasado comparadas con las 300.000 de todo el año 94. Según la encuesta, que fue realizada en Bogotá, con un margen de error del 4,1 por ciento, un 26 por ciento de los bogotanos mayores de 18 años nunca había votado antes, decidió por primera vez inscribir su cédula y definitivamente va a votar en las próximas elecciones. Son votantes en su mayoría mujeres de estratos uno y cuatro, especialmente con edades entre los 18 y 25 años pero también un significativo porcentaje de personas con más de 56 años. En su gran mayoría dicen ser independientes y no pertenecer a ningún partido o movimiento. Sorprende que por lo menos para las elecciones presidenciales la mayoría de ellos, un 20 por ciento, votaría en blanco. Esto de alguna manera concuerda con los resultados de ésta de Gallup Colombia sobre la desilusión del electorado. Aunque hay una voluntad motivada por la crisis de participar en la elección, existe una apatía y un rechazo por los candidatos que están en la contienda. Lo más seguro es que los votantes nuevos no sean parte de lo que se conoce como maquinaria electoral, porque buena parte de la misma está conformada por personas que votan en todas las elecciones a cambio de alguna contraprestación. Además sería absurdo pensar que la maquinaria movilizará votos para votar en forma mayoritaria pero en blanco. Lo que sorprende de la encuesta es que después de la opción 'en blanco' un 17 por ciento de los votantes nuevos en Bogotá votaría por Harold Bedoya. Un 14 por ciento lo haría por Horacio Serpa, un 13 por ciento por Antanas Mockus, un 12 por ciento por Valdivieso, un 9 por ciento por Noemí Sanín y un 5 por ciento por Pastrana. Un 2 por ciento votaría por Jorge García Hurtado, mientras que un 2 por ciento lo haría por Germán Rojas y un 1 por ciento por Carlos Lleras de la Fuente. Un 1 por ciento no votaría, un 5 por ciento no sabe todavía y los demás candidatos no tendrían un solo voto. Pero si eso pasa en las elecciones presidenciales, para las de Bogotá también hay sorpresas. Un 21 por ciento de los nuevos votantes lo haría por Carlos Moreno de Caro.
La mayoría de ellos pertenece al estrato tres. Por su parte un 13 por ciento de ellos votaría por Enrique Peñalosa, la mayoría de ellos pertenecientes al estrato cinco. Un 12 por ciento votaría en blanco, mientras que un 10 por ciento de ellos votaría por Rudolf Hommes, extrañamente en su gran mayoría pertenecientes al estrato uno, un 9 por ciento por Antonio Galán, un 6 por ciento por Jaime Castro, un 6 por ciento por Juan Carlos Flórez, un 5 por ciento por Carlos Ossa y un 2 por ciento por Enrique Vargas Lleras. La conclusión de todas estas cifras es simple: la crisis y la polarización han motivado a los colombianos a participar en las elecciones, pero la misma crisis parece haber desprestigiado al abanico de candidatos existente. Si esta tendencia continúa lo más probable es que por lo menos en la primera vuelta, los colombianos terminen votando más que en favor de su candidato preferido, en contra del que les parezca peor.