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TESTIGO EN PELIGRO

Jesús Amado Sarria es el preso más trasladado del país. En menos de tres años fue cambiado seis veces de cárcel porque alguien quiere matarlo.

5 de octubre de 1998

Desde hace dos semanas Jesús Amado Sarria prácticamente no sale de su celda en el pabellón de alta seguridad de la cárcel de Itagüí. El encerramiento del ex policía y ex esposo de Elizabeth Montoya, la tristemente célebre 'Monita retrechera', tiene una razón de fondo: Sarria está convencido de que lo van a matar.
Desde su detención, el 13 de diciembre de 1995, el presunto narcotraficante ha vivido un largo calvario que lo ha llevado a convertirse en el preso más trasladado de Colombia. En 32 meses de detención ha sido cambiado de cárcel en seis ocasiones, algo sin antecedentes en el sistema penitenciario (ver mapa). La persecución a Sarria empezó el mismo día de su captura. Pocas horas después de que agentes del DAS lo detuvieran en el centro de Bogotá y lo recluyeran en la cárcel La Modelo, la Fiscalía ordenó su traslado inmediato a la cárcel de El Barne en Tunja para protegerlo.
Dos meses más tarde, el 23 de febrero de 1996, Sarria fue sacado de allí pues las autoridades descubrieron un complot para asesinarlo. De acuerdo con las investigaciones adelantadas en esa época, al menos tres hombres que tenían antecedentes judiciales ingresaron a la cárcel de la capital boyacense _al parecer con la complicidad de un ex guardia del Inpec_ con la misión de asesinar a Sarria.
El ex policía _que ya por ese entonces afrontaba un proceso por enriquecimiento ilícito_ fue llevado bajo extremas medidas de seguridad a la cárcel de Picaleña, en Ibagué. Sin embargo, 10 días más tarde y cuando Sarria apenas empezaba a acomodarse en una celda especial, los organismos de seguridad detectaron que estaba en marcha otro plan para eliminarlo. Según las primeras indagaciones, un ex guardián, conocido como Edgar Valencia _el mismo que habría estado en El Barne_ entró en contacto con algunos guardianes de Picaleña para arreglar los detalles de un plan que condujera a la muerte de Sarria.
Los guardianes obtuvieron planos de la cárcel y del patio donde estaba Sarria. Luego dos hombres de la organización de Valencia intentaron penetrar a la celda del recluso con el argumento de que eran miembros de la VI Brigada del Ejército, con sede en la capital tolimense, que necesitaban hablar con el detenido. Sin embargo las autoridades del penal constataron que esto era falso y los desconocidos lograron escapar. Así las cosas, la Fiscalía ordenó el traslado de Sarria al lugar donde había sido llevado cuando lo capturaron: a la cárcel La Modelo de Bogotá. Era el cuarto traslado de Sarria en escasos dos meses y medio.

Cerco a los abogados
En el pabellón de alta seguridad de La Modelo, Jesús Sarria pareció hallar la tranquilidad que no había tenido. Especialmente porque pocas semanas atrás había sido salvajemente asesinada su esposa Elizabeth. En los siguientes dos años el ex policía se dedicó a ejercer la santería y hasta llegó a convertirse en consejero de los demás reclusos, a quienes recibía con cita previa. Incluso reorganizó su vida al casarse el pasado 25 de mayo con Sofi Cristina Rendón.
Pero quienes están interesados en quitar a Sarria del camino demostraron que no estaban jugando. Como no había sido posible asesinarlo, empezaron una persecución implacable contra su pool de abogados. En junio pasado dos sicarios a bordo de una motocicleta le hicieron un atentado a uno de los apoderados del presunto narcotraficante. El jurista salió ileso pero una persona que lo acompañaba resultó gravemente herida. El cerco a Sarria no se detuvo y por ello el pasado 14 de junio debió ser trasladado a la cárcel de alta seguridad de Palmira, en el Valle del Cauca. Pero los rumores de que algo le podía pasar a Sarria no cesaron y por esa razón el 2 de agosto se produjo su envío a la cárcel de Itagüí, en Antioquia.
Sarria les ha dicho a numerosas personas que quienes quieren matarlo son los mismos que asesinaron a Elizabeth Montoya. Por eso ha hecho saber que si algo le pasa un allegado suyo divulgará una carta en la que él revela en detalle las identidades de sus posibles asesinos. En tono airado Sarria protestó contra la decisión del Inpec de llevarlo a una cárcel antioqueña y responsabilizó a esa entidad si le ocurría algo a su integridad personal.
Hasta ahora las autoridades no han logrado establecer quién o quiénes están tratando de matar a Jesús Amado Sarria. Pero lo que sí está claro es que los organismos de seguridad van a tener que multiplicarse para mantener a salvo a este hombre en un lugar de reclusión. Hay quienes piensan que Sarria sabe demasiado.