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La Corte Suprema ha encontrado el hilo conductor que unifica todas las investigaciones que existían sobre política y paramilitarismo en distintas instancias judiciales

Al paredón con María Isabel

¿Tiene razón el Congreso en estar nervioso?

El presidente de la Sala Penal de la Corte, Mauro Solarte, le contesta a María Isabel Rueda

25 de noviembre de 2006

M.I.R: ¿Está consciente la Corte Suprema del protagonismo que ha adquirido y la trascendencia del proceso que ha abierto?

M.S.: Antes que nada, quisiera explicarle por qué estoy concediendo esta entrevista. Lo resolvimos en sala plena, porque la dinámica que ha adquirido este proceso hace conveniente que se den algunas explicaciones, sobre todo de los criterios con que estamos actuando, pero teniendo mucho cuidado en no transgredir en absoluto la reserva del sumario. Con esta autoridad moral estamos transmitiéndoles a todos los sujetos procesales que no vamos a permitir conductas violatorias de esta reserva.

M.I.R.: Entiendo perfectamente los límites que debe anteponer a sus respuestas. Pero es que las decisiones que está tomando la Corte tienen profundas y delicadísimas consecuencias políticas institucionales…

M.S.: Usted decía que la Corte se ha convertido en protagonista, pero sin que nos lo hayamos propuesto. Este es nuestro trabajo: asumir las responsabilidades que la Constitución y la ley nos han asignado. Tenemos un compromiso moral ante el país, y vamos a cumplirlo.

M.I.R.: ¿La sensación de que este proceso de depuración de la política empezó muy tarde es justificada?

M.S.: No dependía de nosotros. Existían diligencias desde hace algunos años, pero no se había encontrado un filón probatorio, que sólo se vino a presentar desde hace poco con la denuncia formulada por la doctora Clara López Obregón. Existían muchas indagaciones en distintos despachos judiciales. Cuando se empezó a encontrar un hilo conductor, se tomó una decisión sin precedentes en la historia de la Corte, que fue unificar esos diligenciamientos dispersos y resolver que ya no habría un magistrado ponente sino que iba a resolver toda la sala en su conjunto, por la complejidad del asunto. Queremos transmitirle al país que esta va a ser una responsabilidad colectiva e institucional de la Corte.

M.I.R.: ¿Es cierto que parte de la metodología que va a aplicar la Corte es la de ir de departamento en departamento, después de haber empezado por Sucre?

M.S.: Hemos diseñado ciertas estrategias de investigación, pero no puedo entrar en detalles. Tuvimos que inventarnos una estrategia diferente: la primera fue la de encontrar un hilo conductor entre esta investigación, la otra y todas las demás. Pero también tuvimos que crear un cuerpo en el interior de la Corte, que realmente ha estado funcionando de una manera ejemplar. Está constituido por magistrados auxiliares de la mayor experiencia que nos están apoyando en grado superlativo. Quiero dejar constancia de ese reconocimiento por parte de la sala penal. La Corte no tiene en su estructura los medios ni los recursos para hacer investigaciones. La sala de Casación de la Corte no es un organismo investigador, y nos tocó crearlo, con colaboración de investigadores de la Policía judicial. La Corte tiene un cúmulo de competencias absurdo, más de 20 diferentes, y ahora nos llega la función de ser segunda instancia en los procesos de la Ley de Justicia y Paz. El año pasado, solamente en tutelas, se tomaron 4.600 decisiones. Y 906 decisiones de casación.

M.I.R.: Con profundo respeto le pregunto qué les contesta a quienes encuentran una coincidencia sospechosa entre la apertura de estos procesos contra congresistas y la polémica sobre la tutela contra sentencias, en la cual el gobierno tomó partido por la Corte Constitucional.

M.S.: Que es una versión absolutamente perversa. Y si se quiere pensar perversamente, siempre se encontrarán motivos. Nada más alejado de la realidad. Que yo recuerde, aun antes de llegar yo a la magistratura, la Corte Suprema ya había puesto todo su empeño en racionalizar la tutela. Pero eso va en una vía totalmente diferente a la tarea jurisdiccional.

M.I.R.: Pero también tengo la sensación de que la mayoría de la gente se siente más buen aliviada con la iniciación de este proceso para aclarar de una vez por todas la amalgama entre la política y el paramilitarismo…

M.S.: Lo que ocurre es que por sus propias condiciones, este proceso tiene mucha cabida en los medios de comunicación, pero en el día a día siempre hemos estado en la tarea laboriosa de tratar de hacer justicia como nos ordenan la Constitución y la ley.

M.I.R.: Van tres congresistas detenidos. ¿Tiene razón el Congreso de la República en estar nervioso?

M.S.: La Corte respeta profundamente las instituciones y las quiere fuertes y vigorosas. Quiere un Congreso confiable ante la opinión pública.

M.I.R.: Dicho de otra manera, ¿esta no es una batalla de la Corte Suprema contra el Congreso?

M.S.: Nada tiene la Corte contra el Congreso distinto de su respeto y su acatamiento y su deseo de que siempre funcione bien para el pueblo. Cosa muy distinta es que ciertos miembros del Congreso resulten comprometidos en procesos penales.

M.I.R.: ¿Puede pasar que esos 'ciertos miembros del Congreso comprometidos en procesos penales' sean tantos como para terminar desbaratando la composición actual del parlamento?

M.S.: Nunca le apuesto a una solución apocalíptica, pero tampoco puedo decir cuál será la profundidad de la incisión quirúrgica que se tenga que hacer para determinar las responsabilidades penales de los congresistas.

M.I.R.: Ya los juristas comienzan a plantear esta controversia: ¿Es posible diferenciar entre congresistas y políticos que armaron grupos paramilitares, de los que pagaron 'vacunas' para defender su vida o sus propiedades?

M.S.: En ese escenario habrá casos absolutamente diferentes que merecerán un tratamiento penal diferente. Lo único que puedo asegurarle es que con toda la ponderación, pero con toda la firmeza, se determinará si los parlamentarios procesados han incurrido o no en conductas consideradas delictivas en el código penal.

M.I.R.: ¿Pagar 'vacuna' es un delito?

M.S.: No puedo hacer ningún juicio de valor al respecto. Se tendría que ver en cada caso concreto. Si alguien perteneció, auspició o financió un grupo paramilitar o cualquier grupo armado, tendrá que ser juzgado por concierto para delinquir. Si alguien suprime u ordena la supresión de la vida de un ser humano, tendrá que ser juzgado por homicidio, y así sucesivamente.

M.I.R.: ¿Usted cree, como empiezan a creerlo muchos, que no fue el paramilitarismo el que infiltró la política, sino al contrario?

M.S.: Sería un juicio de valor, y le ruego que me entienda que eso no puedo respondérselo. Pero sí es importante mandarle un mensaje de seguridad y tranquilidad a la opinión pública. La Corte no va a actuar cobardemente, pero tampoco temerariamente. Así debe actuar un juez. En esto nosotros seguimos las enseñanzas del jurista y filósofo español don Ángel Osorio: la obligación de todo abogado, y por extensión, de todo juez, es primero ser bueno, porque la probidad espiritual vale más que todos los tesoros del conocimiento. Luego ser firme y luego ser prudente. Los conocimientos y la pericia vienen después. En este orden de criterios actuará la Corte.

M.I.R.: Usted ha dicho públicamente que la Corte no aceptará presiones… ¿Alguien los está presionando?

M.S.: La Corte va a actuar sin mirar hacia los lados. Tendremos como único norte la Constitución y la ley.

M.I.R.: ¿Es consciente de que a la hora en la que hacemos esta entrevista el país está lleno de rumores que indican que en las próximas horas capturarán a dos congresistas más, a cuatro, a 10?.

M.S.: Todos tenemos responsabilidades en esto. La Corte las asumirá haciendo todo lo que se tenga que hacer, ni más ni menos. El país también tiene una responsabilidad: todos aquellos que tengan conocimiento de los hechos deben concurrir a la Corte, ante los jueces y fiscales, a decir lo que saben. Pero los medios de comunicación también tienen un gran compromiso. Soy consciente de que este es un momento muy especial, neurálgico, muy complicado, al que no se le debe meter innecesariamente una candela, porque las consecuencias serían impredecibles. Estos deben seguir informando porque es un derecho que tienen de informar, y la sociedad, el de estar informada. Pero deben ser fieles al compromiso de una información veraz sin difundir especies que puedan distorsionar la investigación. Deben parar las conjeturas y desechar los sesgos que puedan crear un ambiente desfavorable para la culminación de este proceso.

M.I.R.: Por último, hablando en términos del proceso, ¿los tres congresistas capturados son apenas el comienzo?

M.S.: El proceso está en sus inicios, pero no puedo decirle exactamente cuál va a ser el alcance de esta investigación, ni quiénes ni cuántos van a resultar comprometidos. Tenemos un compromiso con la verdad. Eso significa que no fallaremos sobre conjeturas o rumores, sino sobre pruebas que, legalmente producidas en el proceso, nos permitan deducir quién es responsable y quién no lo es. La verdad no tendrá límites ni condiciones, porque el país debe exorcizar sus demonios descorriendo el velo que cubre tantos hechos tan dolorosos. Si no, será como un enfermo al que se le cura en falso una herida.