Home

Nación

Artículo

Los conservadores fueron los primeros en adherir a la campaña santista. El facilitador de la velocidad de esta unión fue el ex ministro Andrés Felipe Arias.

CAMPAÑA

Toconsán (Todos con Santos)

El amplio triunfo de la U en la primera vuelta y el rechazo de Mockus a las alianzas partidistas consolidaron el ingreso de casi toda la clase política a la campaña santista.

5 de junio de 2010

A comienzos de la campaña, cuando Juan Manuel Santos figuraba como el gran favorito para llegar a la Presidencia, la hipótesis más factible era que los aspirantes de otros partidos se unirían contra él. Se llegó a pronosticar que se formaría un 'Tocosán': Todos contra Santos. Pero después de las elecciones de primera vuelta todo cambió y lo que se produjo fue un 'Toconsán': Todos con Santos, en lo que se refiere a la clase política.

El desplazamiento de congresistas y ex candidatos hacia la U tiene explicaciones que van más allá de la conveniencia de estar con el ganador. En su discurso del domingo en la noche, Santos reiteró su propuesta de hacer un gobierno de unidad nacional que incorpore a todos los partidos dispuestos a participar. Y ese discurso se convirtió en una puerta abierta para facilitar la llegada de conservadores, liberales y miembros de Cambio Radical, aunque cada uno con esquema distinto. El proceso fue estimulado por diversos mensajes que envió Antanas Mockus en el sentido de que los verdes no harían coaliciones, lo cual alejó a algunos liberales y a la totalidad del Polo Democrático.

La de los conservadores fue la primera adhesión, la más expedita y la más contundente. Al fin y al cabo, los azules habían formado parte de la coalición uribista en los últimos ocho años y al no haber logrado que su candidata, Noemí Sanín, clasificara para la segunda vuelta, su retorno era casi natural. El ex ministro Andrés Felipe Arias fue el gestor. Desde el lunes contactó a 50 parlamentarios y los convenció de llegar en bloque a la campaña uribista. Arias tuvo que superar agrias disputas con Noemí Sanín, tanto en la junta de parlamentarios como en una entrevista conjunta de casi una hora en La FM, quien consideró que la unión debía tener como requisito previo un acuerdo programático. Pero la foto de Santos con el jefe del partido, Fernando Araújo, cerró todas las distancias y aceleró un proceso lógico de acercamiento entre dos fuerzas afines. "Desde antes estábamos con Juan Manuel", dice un senador conservador, y así lo demuestran las cifras: mientras en la elección parlamentaria el partido sacó más de dos millones de votos y se consolidó como la segunda fuerza en el Congreso, en la primera vuelta presidencial Noemí no obtuvo ni siquiera la mitad de esa suma. El propio ex presidente Belisario Betancur declaró que -a pesar de haber estado presente en la convención conservadora- en la primera vuelta votó por Santos.

En el caso de los liberales, Santos logró atraer a su campaña el 80 por ciento de la bancada. Liderados por el ex senador Germán Olano y el presidente de la Cámara, Édgar Gómez, más de 40 parlamentarios se comprometieron a dedicarle al candidato de la U las tres semanas definitivas a su campaña. Pero esta adhesión no fue tan fácil ni tan rápida como la de los azules. El jefe de la colectividad acudió a la fórmula de dejar a su bancada en libertad para votar por cualquiera de los dos finalistas: "No sería coherente que un partido que lleva ocho años en la oposición, ahora respalde un candidato cuyo lema es la continuidad", dijo.

Y con ese argumento, después de una junta parlamentaria en la que casi le dan golpe de Estado a su jefatura, decidió mantener la independencia, se tomó una foto con Santos y otra con Mockus y reiteró su posición. En ella lo apoyaron los senadores Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Luis Fernando Velasco, Héctor Elí Rojas y Piedad Córdoba. También los ex precandidatos Iván Marulanda y Cecilia López y los representantes Gema López, Pablo Salamanca y Guillermo Rivera, entre otros. Entre los que se fueron con Santos, se destacan los nombres de los senadores Camilo Sánchez y Griselda Yaneth Restrepo, así como el del representante a la Cámara Simón Gaviria.

La tercera adhesión a la campaña santista se concretará el próximo martes y tendrá origen en Cambio Radical, el partido de Germán Vargas Lleras. La mayoría de la bancada se quiere subir en el tren santista, pero la decisión en grupo no es ni tan obvia ni tan fácil. En parte, por la oposición de tres de sus miembros más cercanos a Vargas Lleras: Rodrigo Lara, Alfonso Valdivieso y Carlos Fernando Galán. Pero también hay criterios de largo plazo, porque si algo logró el candidato en esta campaña fue fortalecer su imagen entre la opinión. Y adherir a Santos en nombre del partido podría debilitar su identidad y perder visibilidad al convertirse en uno más de un enorme equipo. A Vargas Lleras le conviene consolidar la percepción de que pasó a las ligas mayores.

Por último están los congresistas del PIN, que no se han reunido con Santos ni adhirieron formalmente a él, pero han insinuado que lo respaldarían desde el Congreso en caso de que llegue a la Presidencia. "Estaremos con el candidato que mejor represente el sentir uribista", dijo Samuel Arrieta, director del partido.Y aunque a las dos partes les conviene no hacer un acuerdo público, debido al desprestigio de la mayoría de sus miembros, se da como un hecho que, si Santos llega a la Casa de Nariño, los nueve senadores y 13 representantes del PIN se sumen al proyecto de unidad nacional de la U.

Si a la campaña de Santos se suman cada día más congresistas, no ocurre lo mismo en la de Antanas Mockus. Los acercamientos con Gustavo Petro para hacer un acuerdo programático se rompieron el viernes. Las eternas conversaciones dejaron la sensación de que Gustavo Petro se tragó el sapo de una ofensiva declaración que hace un mes hizo Mockus en su contra, y que hizo todo lo que estuvo a su alcance para facilitarles su apoyo a los verdes. El jueves por la noche ya estaba cocinado un texto en el que Mockus aceptaba cinco puntos generales de muy poca controversia y los dos partidos anunciaban el lanzamiento de "una segunda ola ciudadana" para cooperar en la segunda vuelta. Sin embargo, Enrique Peñalosa hizo unas duras declaraciones en las que criticó el gobierno del Polo en Bogotá y manifestó su rechazo a que "Mockus y Petro aparecieran en una misma tarima". Y ese discurso fue inaceptable para el Polo. Adicionalmente el ala radical de este partido cuestionó a Petro por acercarse a los verdes sin un consenso previo. El Polo, en últimas, optará por la abstención en la segunda vuelta.

La ruptura tuvo connotaciones estratégicas. No comprometerse con la izquierda podría servirle a Mockus para no perder los votos de uribistas que lo respaldan y para fortalecer la idea de que la suya es la campaña de los ciudadanos enfrentada a la de los políticos.

Más allá de lo que las adhesiones les sirvan a las aspiraciones de los dos candidatos, lo cierto es que el fuerte desplazamiento de congresistas a la campaña de Santos genera nuevas preguntas sobre lo que pasaría con la oposición en su eventual gobierno. Mientras Mockus solo contaría con el apoyo de los siete congresistas del Partido Verde y de uno que otro del Polo y del liberalismo, Santos tendría una coalición mayoritaria. Y esta sería mucho más grande que la que tuvo Álvaro Uribe puesto que, de ganar, reuniría a las fuerzas uribistas (la U, conservatismo, y quizá los de Cambio Radical), pero esta vez sumadas a más de la mitad de la bancada liberal. Aunque para algunos, esta situación limitaría el necesario control político que asume la oposición, para muchos otros garantizaría una mayor gobernabilidad y fluidez política al armonizar las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. No obstante, la pregunta sobre la gobernabilidad aún no es la más relevante. Por estos días lo que importa es qué tanto las movidas políticas y las decisiones de partidos y congresistas les sirven a los candidatos para ganar más adeptos o para mantener sus propios votos. Y eso se sabrá el 20 de junio.