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Todavía no me cabe en la cabeza

15 de mayo de 2000

El panorama durante los dos días de clasificación había sido negro. Fuertes nubarronos soplaban sobre el equipo Chip Ganassi en Long Beach, Califonia. El ingeniero Bill Papas no había podido encontra la fórmula para poner el carro a punto. Y eso se evidenciaba cada vez más en la pista. Los tiempos de Juan Pablo eran muy regulares. El carro no se adaptaba a la pista y cada vez que salía de una curva o aceleraba en una recta, las condiciones de manejo eran muy complicadas.

El viernes en la noche, los ingenieros se jugaron una última carta: cambiar completamente el carro para las clasificaciones del sábado. Bill Papas decidió cambiar completamente la estrategia de puesta en marcha del carro haber si por fin le sonaba la flauta y tenía para el sábado un carro completamente competitivo.

Pero las cosas no fueron así. En la sesión clasificatoria de la mañana el carro siguió igual o peor que el día anterior. La modificación que le hicieron de bajar la altura en un milímetro y medio de la parte trasera para que el carro al salir de las curvas no se fuera de cola, tampoco sirvió mucho. Por eso en la mañana del sábado Juan Pablo se ubicó en el puesto 14 y pocas cosas se podían hacer en la tarde.

Y la tarde llegó. Llena de pesimismo. De preocupación. El ingeniero y los mecánicos eran impotentes para logar encontra la fórmula que pusiera el carro en su punto. Vino la última jornada clasificatoria y Juan Pablo hizo cosas que todavía no me caben en la cabeza. Golpeó cuatro veces el muro, tratando de buscar ganar milésimas de segundo para buscar una buena clasifiación. Todavía no me explico como no le ocurrió lo mismo que a Dario Franchitti, que terminó contra el muro y salió mal trecho pues el carro no logró salir nunca más de pits. En cuatro oportunidades las llantas del carro de juancho rozaron el muro y en dos oportunidades entró a los pits para que los mecanicos revisaran haber si había ocurrido algún daño. Pero nada ocurrió. Lo único preocupante era que quedaba tan solo cuatro minutos de la sesión clasificatoria y no se había podido mejorar el registro. Juancho, con toda la frialdad del caso, enfrió llantas y se metió a una vuelta para buscar mejorar el tiempo. Increíblemente logró la pole posetion. Nadie lo creía en los pits de Long Beach. Pero así lo hizo. De una manera escalofriante. Con un carro por el que nadie daba un solo peso. En las últimas vueltas el carro mejoró. Pero todavía no esta listo para mañana. Juancho al final logró ubicarse en el tercer puesto, pero tiene una gran preocupación: cuando las llantas se calientan pierde el carro y eso es grave en competencia. En la ronda clasificatoria tuvo la virtud de andar despacio y dejar que las llantas se enfriaran para luego entrar con todo en busca de la clasificación. Pero mañana en competencia las cosas serán a otro precio.

Mientras tanto disfrutemos de lo que hizo Juancho en esta jornada. No se cómo diablos logró meterse entre los tres primeros de la clasdiciación. Ahí pegado a su compañero Jimmy Vasser y al Gil de Ferran, el brasileño que lleva dos poles en tres rondas clasificatorias.

Si los ingenieros logran sortar el problema del calentamiento de las llatas y que el carro logre agarrarse a la pista, mañana podrá ser un gran día para Juan Pablo. Ojalá sea así. Por el momento me voy y todavía me seguiré preguntando como hizo Juancho para meterse en la pelea. Demasiada sangre fría. Demasiado riesgo. Tres roces al muro son suficientes para perder el aliento.