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Luego de la primera vuelta, Clara López se convirtió en la carta de la izquierda y es la gran favorita para llegar a la Alcaldía de la capital. | Foto: Guillermo Torres

POLÍTICA

Todos contra el uribismo

El plan de batalla de la izquierda para las regionales de 2015 es frenar la llegada del Centro Democrático.

13 de diciembre de 2014

La fuerza por derrotar en las elecciones del año entrante tiene nombre y apellido: Centro Democrático. La irrupción de la nueva derecha en el panorama político cambió el mapa no solo del Congreso, sino de las regiones donde eventualmente se implementará la paz. Mientras en 2011 la coalición de Unidad Nacional arrasó con más de 700 alcaldías y 12 gobernaciones, en 2015 el pulso local será a otro precio. Los santistas no son los únicos que desde ya piensan estrategias para frenar a los uribistas. Así están planeando la izquierda y los independientes la lucha por los territorios.

El Polo Democrático no cuenta con un sólido punto de partida. El balance de hace cuatro años no fue el mejor: perdió Bogotá, no ganó ninguna gobernación y se quedó apenas con nueve alcaldías, en municipios pequeños. En cambio, Alianza Verde, en ese entonces Partido Verde, logró 49 alcaldías y dos gobernaciones, entre ellas Antioquia, el segundo botín de los comicios regionales después de la capital. Sin embargo, para preparar las elecciones de 2015 importan tanto el desempeño de 2011 como la nueva realidad política que dejan las tres citas electorales de 2014 (Congreso, primera y segunda vuelta presidencial). El Centro Democrático pisó fuerte no solo en Antioquia, tradicional bastión del uribismo, sino en el Eje Cafetero y departamentos vitales para el posconflicto como Huila, Tolima y Llanos Orientales.

La irrupción uribista está obligando a la izquierda y los santistas a repensar sus estrategias y hasta considerar la posibilidad de hacer alianzas. La Unidad Nacional irá unida en los territorios donde el uribismo les lleva ventaja, y separada donde las presiones opositoras no son tan fuertes. El Centro Democrático ya tiene una directiva de que todos los integrantes de la bancada viajarán a hacer talleres democráticos y a visitar pueblos perdidos en el mapa para pedirle cuentas al gobierno nacional y conseguir votos. En la mitad de este nuevo pulso entre Santos y Uribe están las fuerzas de izquierda y los independientes, que por su tamaño cumplirán un papel más complementario.

No obstante, eso no significa que no necesiten un plan de batalla. De hecho, la izquierda tiene claro que por más regiones que ganen el santismo o el uribismo, Clara López es hoy la favorita para ganar la joya de la Corona, Bogotá. Según las más recientes encuestas, la exaspirante presidencial del Polo lleva consistentemente ventaja sobre el ex vicepresidente uribista Francisco Santos y el exministro liberal Rafael Pardo. Sin importar los resultados en el resto del país, el bloque que gane la capital obtendrá de inmediato un balance electoral positivo.

Los resultados de la primera vuelta presidencial ratifican a la exalcaldesa capitalina como la carta más visible de la izquierda para 2015. A pesar del estigma que persigue al Polo Democrático tras los escándalos de corrupción del gobierno de Samuel Moreno, Clara López quedó de segunda en Bogotá y obtuvo porcentajes respetables en otras grandes capitales. Su votación de este año más el liderazgo en estas primeras encuestas de intención de voto convierten a las huestes amarillas en el partido por derrotar en la carrera hacia el Palacio Liévano.

En contraste, los verdes arrancan sin la cuota inicial que dan las presidenciales de este año. Con poca maquinaria y contados liderazgos regionales, el papel que desempeñará ese partido no será tan decisivo. La notable excepción es el rumbo que tome Sergio Fajardo, actual gobernador de Antioquia, quien hace pocos días anunció que no descarta lanzarse a la Presidencia en 2018. De las apuestas, y eventuales alianzas, del fajardismo en su departamento dependerá el balance final de los verdes. Por su parte, los progresistas tampoco salen tan bien parados. A pesar de tener a Bogotá en sus manos, la negativa evaluación de la gestión de Petro y su salida de la Alianza Verde no le auguran a ese movimiento un desempeño que equipare su positivo desempeño en 2011.

Otro ingrediente importante es el de movimientos como la Marcha Patriótica (MP). Según un estudio de la Fundación Paz y Reconciliación, la participación de la MP en estas elecciones puede ser una sorpresa, pues a pesar de su corta edad (nació el 20 de julio de 2010), hoy es el centro de las miradas de cara a una eventual firma del proceso de paz. El movimiento hace presencia en Meta, Caquetá, Cauca y Norte de Santander mediante organizaciones campesinas que defienden los derechos humanos. El informe aclara que sus relaciones con las Farc son neutras. Es decir, aunque están en el mismo territorio y coinciden en algunas de sus reivindicaciones, no tienen vínculo alguno. Lo que sí es un hecho es que al compartir ciertas visiones, podrían ser una plataforma ideal para la participación política de las Farc.

Y en esa misma baraja entraría la Unión Patriótica (UP). La decisión del Consejo Nacional Electoral de mantenerle la personería jurídica hasta 2018 es un respiro para ese partido, que de aquí en adelante buscará competir con las demás fuerzas para ganar un cupo en las regiones. No hay que olvidar que la UP nació en 1985 como parte de una propuesta política de frentes desmovilizados de las Farc. Así que esa también puede ser la opción electoral de la guerrilla si se firma la paz.

En todo caso, las fuerzas a la izquierda del espectro hablan cada vez más de unión. Como le dijo Clara López a SEMANA: “Vamos a estimular convergencias con sectores de izquierda, alternativos y democráticos para elegir el máximo número de alcaldes y gobernadores”. En cuanto a las alianzas con otros partidos, aseguró que “eso dependerá de la situación de cada lugar”. Antonio Navarro Wolff, senador de Alianza Verde, también le confirmó a la revista que a pesar de ser un partido relativamente nuevo, quieren representar una fuerza alternativa y una personalidad política propia. “No es hacer alianzas para ganar, porque sin ideales no hay alianzas” señaló.

Más allá de los discursos, lo cierto es que en estas elecciones habrá un nuevo contendor en el tarjetón. Aunque derrotado en la elección presidencial, el Centro Democrático ganó en una parte importante del territorio nacional. Lo que tienen en común la Unidad Nacional, el Polo, Alianza Verde y la UP es que saben que para ganar la ejecución de la paz, primero hay que frenar el impulso regional con el que el uribismo terminó este año.





Recuadro Bullet

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Una vez el país conoció el escabroso caso de los jóvenes de Soacha y el ministerio creó una comisión especial para investigar los hechos, Montoya no sólo no participó en la convocatoria de ésta, sino que ordenó su propia investigación.



Justo antes de que la comisión del Ministro entregara sus conclusiones y cuando empezaron a correr los rumores de que habría una purga interna, Montoya decidió anticiparse y cinco días antes retiró de sus cargos a tres coroneles por “graves indicios” que le reportó su propia indagación.



El general no fue invitado a la reunión en la que la comisión especial entregó sus hallazgos directamente al presidente Uribe. La ausencia de Montoya no tiene explicación si se considera que él es el comandante supremo de los hombres que estaban siendo investigados.



No todos los 27 militares expulsados tuvieron participación directa en los hechos de Ocaña. Sin embargo, por cadena de mando y control se ordenó la destitución de algunos generales. Dentro de esa lógica muchos se preguntan si la responsabilidad del control llega hasta el general Montoya.



De cualquier manera, lo ocurrido es un duro golpe para el general. No sólo por tratarse de sus hombres, entre ellos algunos muy cercanos a él como el general Pico Hernández y el coronel Santiago Herrera, sino porque él es considerado el principal promotor de la cultura del conteo de bajas o body count.