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“hay regiones que tienen nostalgia del paramilitarismo”

EN PLATA BLANCA

"Tomé la decisión de no meterme en política"

El general Óscar Naranjo habla, entre otras cosas, de las acusaciones de la Registraduría, los índices de seguridad, las revelaciones de WikiLeaks y el fallo de la Corte sobre los computadores de Reyes.

María Jimena Duzán
28 de mayo de 2011

MARÍA JIMENA DUZÁN: ¿General, José Obdulio Gaviria está detrás de las 'chuzadas'?

ÓSCAR NARANJO:
Lo que tengo que decir sobre ese tema es que mis afirmaciones cada vez están más corroboradas por las actuaciones de la justicia.

M.J.D.: Usted ha negado que la Policía haya jaqueado la página de la Registraduría. ¿Será que el registrador se va a lanzar con semejante acusación sin mayores argumentos?

O.N.: El registrador se basa en la información que le han dado los auditores que contrataron los contratistas. Ellos tienen interés de parte. Lo que no dice el registrador es que la Policía nunca tuvo acceso a la base de datos interna de la Registraduría y que solo ingresó a su página pública.

M.J.D.: Sin embargo, sí hubo en la radio unas declaraciones de algunos miembros de la campaña de Noemí que insinuaron que si no se iban a la Registraduría, les podrían robar las elecciones. ¿Supo algo de esto?

O.N.: Conocí la queja pública y de ahí la importancia de que se investigue. Nosotros iniciamos una investigación vinculada a los contratos. Y lo que dice la Registraduría hoy es que intentamos allanarla para llevarnos los computadores donde estaba la prueba de nuestro ataque. Ahora, los contratistas implicados contratan una auditoría, desvían la cosa diciendo que lo que hubo fue un jaqueo a la página y que su contrato es impecable.

M.J.D.: Usted se va a poner furioso conmigo, pero después de lo que se vio en el mandato de Uribe, a uno no le extraña que el gobierno hubiera intentado alterar el resultado de la consulta conservadora…

O.N.:
Pues eso es lo que insinúa el registrador. Pero pensar que la Policía se va a poner al servicio de una campaña y va a hacerlo de esa manera tan poco inteligente me parece un absurdo. Si la Policía se hubiera embarcado en una operación conspirativa de ataque a la página de la Registraduría no se hubiera hecho de esa manera, dejando todas las huellas. ¡Por favor!

M.J.D.: Pasemos a otro tema que también lo saca de casillas: desde finales del gobierno Uribe, usted insiste en que los índices de seguridad han mejorado de manera impresionante, pero la percepción de la ciudadanía no se lo reconoce. Mire lo que está pasando en Medellín, en el Valle.

O.N.: Yo soy un férreo defensor de los avances en materia de seguridad porque el indicador que es más difícil de ocultar es el tema de los homicidios. Es verdad que los paramilitares los ocultaron y eso se ve en la cantidad de fosas comunes que estamos encontrando. Pero si algún registro ha sido bien construido es el de homicidios. Hemos pasado de 28.883 en 2002 a 15.454 en 2010. ¿Y cuál es mi frustración? Que desde el primero de enero hasta el día de hoy tenemos una reducción del 11 por ciento. ¡Hay menos muertos que el año anterior! Lo que pasa es que la visibilidad que ahora tienen estas muertes le está haciendo creer al colombiano que hay más violencia.

M.J.D.: ¿O sea que el problema es de los medios? ¿No será, general, que lo que no se ha querido aceptar es que los paras se están rearmando y han empezado a copar espacios que antes tenía la fuerza pública, como pasó en los Montes de María?

O.N.: Nooo… no es un problema de medios. No me entienda mal. Voy a decir esto aunque cause molestias. Yo diría que hay regiones que tienen nostalgia del paramilitarismo. Cuando voy a Córdoba, la gente me dice: "General, cuando estaban los paras aquí había más seguridad y menos violencia". Yo les he dicho que eso es mentira. Es verdad que cuando reinaban Castaño y Mancuso en Córdoba había indicadores europeos de homicidios. Pero lo que ocurría era que los muertos iban a la fosa común y no se denunciaban, la prensa estaba silenciada e intimidada por ellos. No era verdad que no hubiera violencia: había una violencia oculta. Hoy, por cuenta de los avances en seguridad, la ciudadanía nos exige que la protejamos de otro tipo de delitos como el hurto, el robo de celulares, etcétera, que antes no se denunciaban.

M.J.D.: Usted asume en su discurso que los paramilitares se acabaron y que las bacrim son unas banditas que se dedican a robar celulares. ¿Y entonces quiénes fueron los que despojaron a los campesinos dueños de sus tierras en los Montes de María?

O.N.: Pues los terratenientes, que en el pasado se han valido de los paras y hasta de las Farc. Mire, las llamadas bacrim para nosotros son los narcotraficantes de siempre. Peligrosos, asesinos y ensañados contra los más humildes. La diferencia con los paramilitares es que hoy no tienen ninguna excusa para decir que combaten las guerrillas.

M.J.D.: Usted dijo hace poco que los avances de Bogotá en seguridad se opacaban por culpa de los políticos corruptos. Si yo hubiera sido la alcaldesa de Bogotá, lo hubiera enviado al carajo. ¿No se estará usted extralimitando?

O.N.: Yo lo que dije es que en el caso de Bogotá los problemas de corrupción hacen que nada luzca en la administración. Si eso es una declaración política, obviamente hecha en el sentido institucional, lo acepto. No creo equivocarme. Avances logrados por el Polo Democrático en educación, en salud y en reducción de delitos no lucen, porque la ciudad se siente atrapada en temas de corrupción y eso le quita credibilidad a cualquier cifra.

M.J.D.: Pero yo se la devuelvo, general. Muchos dicen que la corrupción no solo proviene de los políticos, sino de la Policía. ¿Qué me dice de los escándalos de corrupción que cada vez y en más número sacuden a la Policía?

O.N.: Yo sí tengo que aceptar que tenemos casos de corrupción. Pero hago esta reflexión: Colombia está llegando a un número impresionante de presos en las cárceles. Esos delincuentes no han llegado allí por voluntad propia, sino porque la Policía, la Fiscalía y los jueces funcionan. En gracia de discusión, admitamos que hay corrupción en la Policía. ¿Cuándo hay corrupción? Pues cuando a los delincuentes nadie los persigue. ¡Hemos capturado a 1.200 extraditables! Y en eso tengo que recordarle que esa lucha ha sido dada por la Policía colombiana y por las autoridades norteamericanas.

M.J.D.: El país entero y yo le reconocemos eso, general. Sin embargo, usted aborda otro tema difícil que salió en los wikileaks… Eso de verlo tanto en la embajada norteamericana dando reportes no le debe gustar a ningún presidente.

O.N.: Hacer juicios de valor porque el director de la Policía tenga una relación cercana con su socio en la lucha contra el narcotráfico me parece como extraño. Yo pongo la discusión al revés: ¿qué pasaría si en un wikileak de esos dijera la embajada americana que a ellos les toca hablar con el superintendente X porque al director de la Policía no le tienen confianza? Cuando pase el tiempo, lo que hoy algunos críticos estiman que es una equivocación de mi parte, el país reconocerá que, gracias a Dios, tuvimos esa interlocución de confianza. Pero además, llegar a pensar que desde la Policía tenemos intereses divergentes es absurdo.

M.J.D.: Pero, general, no le digo que no haya coincidencias en algunos puntos con los Estados Unidos, pero los intereses sí son distintos. Varios expresidentes latinoamericanos, entre los que se encuentra el expresidente Cesar Gaviria, han cuestionado la eficacia de las políticas de lucha contra el narcotráfico…

O.N.: Resulta fácil para ellos presentar un diagnóstico crítico y razones valederas. ¡Que nos digan entonces cuáles son las políticas que ellos proponen para que los Estados rectifiquen! Pero francamente no veo propuestas aplicables. Y mientras no las haya, a mí me toca cumplir la ley.

M.J.D.: A usted le pasó un hecho dramático: su hermano menor fue capturado en Alemania por narcotráfico. Veo que es un drama familiar que se lo sacan sus detractores cada vez que quieren cuestionar su autoridad moral.

O.N.:
Sí, lo utilizan cada que estamos cerca de capturar a un gran capo. Recuerdo la campaña en mi contra cuando íbamos a capturar a los mellizos Mejía Múnera y se decía que a uno de ellos lo protegía la Policía. Recuerdo cuando cogimos a 'Cuchillo' a pesar de que se decía que la Policía estaba comprada. En el caso de mi tragedia personal, mi hermano estuvo unos pocos meses preso en Alemania. Desde hace más de dos años está en Colombia trabajando en una empresa. Nunca llegó a ser un capo. Cuando me retire -no quiero contarlo antes- pretendo hacer un relato de lo que le pasó a mi hermano y por qué él terminó donde terminó. Por lo que he podido indagar, hubo una maniobra mafiosa que en su momento probaré. Pero le confieso: uno sí quisiera que eso no se hubiera dado nunca en la vida. No hay peor cosa que terminar cercado por los afectos. Y uno no puede estar cercado sino por la ley.

M.J.D.: Tengo el pálpito de que usted no va a cuestionar el fallo de la Corte sobre los computadores de Reyes, pero que no lo comparte en nada.

O.N.:
Puedo tener opiniones sobre ese fallo, pero lo respeto. Estamos ante una providencia inhibitoria que por su naturaleza es transitoria y puede cambiar. Yo fui a testificar ante la Corte en el caso de Borja y dije que eran las autoridades judiciales las competentes para evaluar las pruebas de los computadores y que eran simplemente datos que hay corroborar.

M.J.D.: Pero usted no corroboró esa información. Y por el contrario, la usó de manera propagandística al otro día cuando salió por la televisión acusando al gobierno de Correa de estar vinculado a las Farc.

O.N.: Eso fue una decisión del gobierno, y yo la asumí. Como criterio general, pienso que este tipo de informaciones deben ser públicas.

M.J.D.: En Ecuador a usted lo están procesando por homicidio. ¿El reciente fallo de la Corte podría afectar negativamente su situación jurídica?

O.N.: Sobre ese tema nunca me he pronunciado porque no reconozco sino la competencia de mis jueces naturales.

M.J.D.: Con las encuestas de favorabilidad que tiene usted, muchos políticos lo ven como un rival. ¿Va a hacer el tránsito a la política activa?

O.N.: Sería un error para mi institución que su director asumiera el camino de la política. Después de mi retiro -ya voy para cuatro años como director de la Policía- tengo pensado volver a la universidad. Quisiera acabar una carrera que inicié de subteniente, que es Filosofía y Letras. Además, a mí la gente me reconoce como policía, no como político.