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Momento en el que los estudiantes de primaria ingresaban al colegio Antonio Nariño, en Magdalena. | Foto: SEMANA

LUTO

“Dios, ahí te enviamos 31 angelitos”

Sólo el 35 % de los estudiantes de la jornada de la mañana volvió a clases en el colegio Antonio Nariño.

22 de mayo de 2014

Mañana los estudiantes, padres y profesores de los colegios donde estudiaban los niños fallecidos van a ir hasta el sitio del accidente para decirles que van a estar siempre en sus corazones.

Con temor, sin prisa, desconcertados y tristes, regresaron este jueves a clases los estudiantes y profesores de la Institución Educativa de Fundación (Insedefun) y del Colegio Antonio Nariño, donde estudiaban los 31 niños que perdieron la vida el pasado domingo en un accidente. 

El pasado domingo, el bus que los llevaba de regreso a casa después de haber permanecido en la Iglesia Pentecostal en horas de la mañana, se incendió por una imprudencia del conductor, pues cuando el vehículo se apagó por falta de gasolina, Jaime Gutiérrez Ospina lo prendió vertiendo combustible al carburador. Se estipula que esto fue lo que originó las llamas que en 25 minutos consumieron a la mayoría de los niños que viajaban.

Los profesores y niños lloraban desconsolados a sus alumnos y amigos. La incredulidad domina el ánimo de todos. Hablan de sus alumnos en tiempo presente, los sienten vivos, les parece increíble que el viernes se hubieran despedido y el domingo hayan desaparecido de esta manera tan insoportable para la mayoría de ellos. “No sé qué decirles -dijo la rectora-, no puedo decirles buenos días, quiero darles un abrazo de solidaridad. Esta es una dura prueba para nuestra comunidad. El trágico accidente en el que fallecieron nuestros niños nos pone a reflexionar frente a nuestro quehacer como estudiantes, como hijos de Dios”.

“Alguien dijo que Dios necesitaba a muchos ángeles, bueno, Diosito, ahí te enviamos 31 angelitos”. 

De los 700 estudiantes que hay en la jornada de la mañana de la primaria, Antonio Nariño, y del bachillerato, Insedefun, sólo fueron a clase el 35 % y el 30 % a las clases de las dos instituciones, respectivamente.
 
El pasado miércoles la rectora y los profesores visitaron a los padres en la tarde, fueron a acompañarlos, a darles un abrazo y a decirles que no estaban solos en su duelo y su tristeza, que el colegio había perdido no sólo a unos estudiantes, pues esos hijos que habían muerto eran sus niños. 

Una tía de Luisa Fernanda Tapias García, estudiante de primer grado que murió en el incendio, fue al colegio y marcó por debajo el pupitre en el que se sentaba su sobrina con su nombre, su fecha de nacimiento y muerte y una leyenda que dice, 'mi bebé hermosa'. Los pocos estudiantes que fueron al colegio este jueves iban a escribir mensajes a sus compañeros. 

Algunos, conmovidos, buscan en los mayores una explicación con la mirada. No hablan, el mutismo es absoluto y las silenciosas lágrimas ruedan por sus mejillas.

Serán días difíciles, dice la rectora, “pero el viernes vamos todos, profesores, estudiantes y padres de familia, a peregrinar hasta el lugar del accidente para enviar un mensaje a nuestros angelitos, vamos a decirles todos los días que ellos siguen en nuestros corazones y de esta tragedia vamos a sacar muchas enseñanzas”.

Luego, la rectora se trasladó al colegio Antonio Nariño, saludó a cada uno de los 35 niños que estaban sentados a la entrada de las salones, les pidió que formaran en el patio y que se dieran un abrazo. En ese momento, profesores y estudiantes lloraron nuevamente y rezaron el Padre Nuestro.

Siguen las preguntas

En el pueblo las preguntas siguen flotando en el ambiente. ¿Por qué los bomberos tardaron más de 20 minutos en llegar al lugar del accidente si está a sólo 1,8 kilómetros, que en tiempo de viaje pueden ser máximo cuatro minutos? El accidente fue a las 11:50 a. m. y la Policía le avisó a los del cuerpo de bomberos 20 minutos después. Cuando llegaron, el bus estaba en llamas y para entonces las voces de los niños se habían silenciado.

El sucomandante del Cuerpo de Bomberos, Julio Alberto Mora Cáceres, dice que ellos tenían la máquina encendida y cuando la Policía les avisó salieron inmediatamente. Grabaron el recorrido dese la estación en el centro de la ciudad hasta el estadio de fútbol, donde fue el incendio. “No pudimos saber antes por teléfono porque la línea de emergencia está fuera de servicio. Cuando la gente llama al 119, va a otra ciudad”, explicó Mora. 

El cuerpo de bomberos de Fundación está compuesto por 18 voluntarios que trabajan en turnos de seis y les pagan una bonificación por su trabajo. La financiación para su funcionamiento proviene de la sobretasa bomberil que es recauda con los impuestos de industria y comercio, pero hace dos meses que no les pagan.

“Cuando llegamos al punto del estadio Rafael Castañeda nos agredieron, nos golpearon, pero logramos extender la manguera y extinguir el incendio”, dice Mora. Pero ya era muy tarde. Por los testimonios que ellos pudieron recoger, los niños que lograron salir lo hicieron gracias a los mototaxistas y las personas adultas y a otros niños que comprometieron sus vidas intentando rescatar a sus hermanos, familiares y amigos.

La mayoría de los niños se conocían por estudiar en el mismo colegio y porque también eran vecinos y familiares. Algunas familias perdieron a dos y tres hermanos y primos. Un mototaxista que presenció el incendio desde el comienzo dijo que las llamas se expandieron muy rápido. En menos de dos minutos la conflagración había abrasado el bus.

Circulan varias versiones sobre la propiedad del bus. Unos dicen que el dueño del vehículo, quien está prófugo, era el mismo administrador de la funeraria Alfredo Esquea. 

En cuanto al conductor del bus, varias personas se preguntan cómo le entregaron ese vehículo para que lo manejara si en el pueblo se le conocía como un hombre que lo que se ganaba se lo gastaba en alcohol.

Inmovilizados

Entre el martes y el miércoles de esta semana, la Policía de carreteras ha inmovilizado una docena de vehículos de transporte público que no cumplían los requisitos mínimos. 

En la vieja carretera que conduce a Aracataca, en el mercado público de Fundación, la Policía instaló una unidad de Control Técnico Mecánica, donde hacen primero una revisión visual del vehículo y luego examinan el sistema eléctrico, conjunto de vidrios, llantas, dirección y que no tenga fugas de líquidos. 

Los que no pasan la revisión visual, ni siquiera pasan a la revisión técnico-mecánica, donde revisan suspensión, alineación y el computador arroja una calibración que determina si el vehículo está en buen estado. También han inmovilizado vehículos por no tener el seguro obligatorio o no haber realizado la revisión técnico-mecánica. El puesto de control instalado tardíamente por la Policía ha dado lugar a un problema de movilización entre Fundación, Aracataca y El Retén, pueblos vecinos, pues los dueños de vehículos guardaron sus carros.