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TRAS GRANNOBLES

En los próximos días Estados Unidos pedirá la extradición del hermano del 'Mono Jojoy' y de dos <BR>narcotraficantes.

31 de mayo de 1999

El director del FBI, Louis Freeh, se encontraba el lunes de la semana pasada en su
despacho privado, en el corazón de Washington, revisando los últimos documentos sobre la investigación que
realizaron sus agentes sobre el asesinato de los tres indigenistas y ambientalistas estadounidenses. A esa
misma hora las Farc, en un lacónico comunicado, señalaban que después de varias semanas de revisar los
hechos y una vez finalizada la investigación interna habían llegado a la conclusión de que la persona
responsable del asesinato de los tres indigenistas era 'Gildardo'. Y que las demás personas involucradas en
el asunto, entre ellos el comandante 'Grannobles', hermano del 'Mono Jojoy', estaban libres de cualquier
sospecha. La noticia le cayó como un baldado de agua fría a Freeh. Los documentos que tenía en sus
manos ese lunes en la mañana señalaban una cosa muy distinta a lo que afirmaban las Farc. Durante casi
un mes un equipo de investigadores del FBI, en coordinación con los organismos de seguridad de Colombia,
habían logrado reconstruir en detalle cómo había sucedido el triste episodio y quiénes en las Farc eran los
directos responsables de la muerte de los tres ambientalistas. A lo largo de la investigación los
agentes stadounidenses analizaron las cintas con las grabaciones de las llamadas radiotelefónicas que
habían sido interceptadas por el Ejército y la Policía a varios de los integrantes de las Farc, entre ellos el
'Mono Jojoy', su hermano 'Grannobles' y varios comandantes de ese grupo subversivo que estaban al
frente del secuestro. Esas conversaciones fueron analizadas en Washington, donde los especialistas
lograron determinar que las voces correspondían, en efecto, a los miembros de las Farc señalados desde un
comienzo por las autoridades colombianas como los responsables del crimen. Igualmente, los organismos
de seguridad del Estado colombiano realizaron una serie de pesquisas en la zona donde ocurrieron los
hechos. Allí fueron entrevistados varios de los miembros de la comunidad indígena u'wa, con quienes se
logró reconstruir el itinerario de los indigenistas desde su llegada a esa región del país. Toda esta información
fue canalizada directamente por el director del FBI, quien asumió la investigación desde el mismo día en que
fueron secuestrados los tres estadounidenses. Cuando se conoció la noticia de que habían sido asesinados
por las Farc, Louis Freeh integró un equipo con experimentados detectives, a quienes les ordenó llegar
hasta las últimas consecuencias con el fin de aclarar los hechos y encontrar a los responsables del triple
homicidio. Por esa razón, y basados en la información que tenía el FBI, la embajada de Estados Unidos en
Colombia, en cabeza de Curtis Kamman, instó a los miembros del secretariado de las Farc a entregar a
los responsables de la muerte de los tres ciudadanos norteamericanos. Cuando las Farc señalaron en
un comunicado que el responsable del crimen era un hombre conocido con el alias de 'Gildardo', Freeh se
dio cuenta de que no estaban hablando en serio y que, por lo tanto, la única salida era demostrar que los
mandos superiores de esa organización subversiva habían estado detrás del triple homicidio. Al tiempo que
el FBI adelantaba la investigación, el Departamento de Estado le dio instrucciones al embajador Kamman
para que comenzara a allanar el camino con el gobierno del presidente Andrés Pastrana para informarle que en
el momento en que finalizara la investigación de sus agencias de seguridad Estados Unidos muy
probablemente solicitaría en extradición a los culpables del asesinato de los tres indigenistas. Casi dos
meses después de ocurrido el crimen en tierras de los u'wa los hombres de Freeh han terminado su trabajo.
Su jefe daba los últimos toques al informe final el lunes pasado cuando conoció la noticia de que las Farc
seguían en la teoría de que el único culpable de esos hechos era 'Gildardo'. ¿Que viene? Funcionarios del
Departamento de Estado, así como el propio director del FBI, realizaron varias reuniones con el embajador de
Colombia en Washington, Luis Alberto Moreno. Durante esos encuentros los funcionarios norteamericanos
fueron directo al grano y le dejaron en claro al embajador que en el momento en que finalizara la
investigación y las Farc no entregaran a las autoridades colombianas a los responsables del crimen
ellos solicitarían la extradición de los culpables de la muerte de los tres ciudadanos estadounidenses. Y
parece que la hora llegó. El martes pasado el director del FBI le daba los últimos retoques al informe que
entregaría al Departamento de Estado en el que esa agencia señala como autores del asesinato a
'Grannobles', comandante del frente 10 de las Farc y hermano del 'Mono Jojoy'. También figuran como
responsables del triple asesinato los guerrilleros conocidos con los alias de 'Marrano' y 'Rafael',
comandantes de frentes de ese grupo guerrillero. Ese informe servirá de base al Departamento de
Estado para oficializar en los próximos días la solicitud de extradición de 'Grannobles' y de los demás
jefes de cuadrilla que participaron en el hecho. Se tiene prevista una reunión con el embajador Moreno para
notificarlo de la solicitud del gobierno de Estados Unidos. A su vez, el embajador Kamman elevará oficialmente
esa petición ante el Ministerio de Relaciones Exteriores. La decisión del gobierno estadounidense de solicitar
la extradición del hermano del 'Mono Jojoy' y de otros integrantes de las Farc será un duro golpe para el
proceso de paz que adelanta el gobierno de Andrés Pastrana. Este crimen ha sido una voz de alarma tanto
en los pasillos del Departamento de Estado como en los del Congreso norteamericano. Estas muertes
pueden convertirse en el florero de Llorente para que Estados Unidos se aparte por completo de cualquier
intento de negociación de paz entre Pastrana y las Farc. Para muchos especialistas en Washington este
episodio podría ser el principio del fin de una posible colaboración estadounidense en el proceso de paz.
Los dos narcotraficantes Pero el caso de 'Grannobles' es tan sólo uno de los muchos que han contribuido a
subirle la temperatura al tema de la extradición en Estados Unidos. El jueves de la semana pasada se
llevó a cabo una trascendental reunión en la casa del embajador Moreno en Washington. Allí se dieron
cita la fiscal general de Estados Unidos, Janet Reno; el subsecretario de Estado, Frank Lloyd; el asesor
jurídico de la Presidencia, Jaime Arrubla; el viceministro de Justicia; Mauricio González Cuervo, y el
director de la Policía Nacional, general Rosso José Serrano. Durante toda la mañana uno de los temas que
más inquietó a los asistentes a la reunión fue el de la extradición. También hablaron de extinción de dominio
y cárceles de máxima seguridad. Janet Reno fue la más incisiva con el tema. Sin preámbulos le dijo al
embajador Moreno que el gobierno de Clinton confiaba en la ayuda irrestricta por parte del gobierno de
Pastrana para poder llevar a cabo los trámites para agilizar la extradición de varios de los detenidos que hoy
se encuentran en las cárceles colombianas. En una carpeta que llevó a la reunión la señora Reno tenía los
dos primeros nombres de las ocho personas que serán solicitadas en extradición. Se trata de Jorge
Eliécer Asprilla y Jaime Lara Nausa. Asprilla fue capturado en Buenaventura en 1997 y a Lara lo detuvieron
las autoridades a mediados de diciembre del año pasado. Asprilla es requerido por el Tribunal del Distrito
Sur de Nueva York. A Lara, por su parte, tanto el FBI como la DEA lo acusan de ser uno de los principales
capos del cartel de la heroína. Tanto Asprilla como Lara deberán enfrentar en las cortes
estadounidenses la posibilidad de ser condenados a cadena perpetua. Finalizada la reunión se acordó
mantener una serie de contactos entre los asistentes con el fin de superar cualquier inconveniente que se
presente con el trámite oficial que debe cumplir la solicitud de extradición. Janet Reno tiene entre ceja y
ceja el tema de la extradición. Especialmente en lo que tiene que ver con Lara. El consumo de heroína ha
aumentado vertiginosamente y eso tiene preocupadas a las autoridades estadounidenses. Los estudios
de salubridad son dramáticos. En solo Baltimore se calcula que una de cada 10 personas es heroinómana.
Las ventas en las calles han aumentado y el gran mercado está dominado por las mafias colombianas, las
que lograron apoderarse de un comercio que en el pasado estaba en manos del famoso triángulo de oro
integrado por Birmania, Laos y Camboya. Para la señora Reno el narcotráfico y el asesinato de los tres
indigenistas ocupan igual importancia en su agenda de trabajo. Y cuando se habla de extradición por estos
días en el mismo costal están las Farc y los narcos detenidos. No hay diferencias. Solo un pecado: matar
una sociedad. Con balas o a punta de droga. Y esa es la gran preocupación de la fiscal general de Estados
Unidos y del Departamento de Estado. Ahora la palabra la tiene el gobierno de Andrés Pastrana. No será
nada fácil manejar el tema, especialmente con las Farc, en momentos en que el proceso de paz se
encuentra en su momento crucial.