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La iglesia ha mostrado su preocupación por la muerte de los religiosos. | Foto: Daniel Reina

JUDICIAL

Tres sacerdotes asesinados en 2013

El nuevo caso sucedió esta semana en Riosucio, Caldas, donde un cura fue baleado en su residencia.

5 de febrero de 2013

Aunque aún no existen detalles del homicidio y hay muchas dudas sobre la manera como ocurrieron los hechos, el alcalde de Riosucio, Abel Jaramillo, decidió 'coger el toro por los cuernos' y a través de un comunicado oficial anunció que el domingo, en su municipio, sicarios asesinaron en hechos aislados a un abogado y un sacerdote.
 
“Teniendo en cuenta los hechos violentos acaecidos el día domingo 3 de febrero del 2013 en nuestro municipio, el alcalde municipal y demás autoridades lamentan las muertes de los ciudadanos Iván de Jesús Largo Taba, de 59 años de edad, quien se desempeñaba como abogado litigante de este municipio y quien murió a manos de sicarios en el sector del Teatro Cuesta, en horas de la tarde, igualmente rechaza la muerte del sacerdote José Ancízar Mejía Palomino, de 84 años de edad”, arranca diciendo el boletín oficial. Ver comunicado.

En el mismo comunicado el mandatario precisó que si bien el sacerdote Mejía Palomino pertenecía a la diócesis de Buga, “se encontraba adscrito a la de Pereira como capellán del orfanato y del hogar del anciano Luisas de Marillac”. Aclaró, además, que el cura fue hallado muerto en su lugar de habitación.
 
El sábado 2 de febrero el país ya estaba perplejo con el crimen de otro presbítero, Luis Alfredo Suárez Salazar, perpetrado por sicarios motorizados en Ocaña, Norte de Santander. Aunque el religioso pertenecía a la Diócesis de Villavicencio, se encontraba de vacaciones en esa región del país.
 
Para rematar, empezando el año otra lamentable noticia sacudió al clero con la muerte del sacerdote Francisco José Vélez Echeverry, de 54 años, ocurrido en Buga, Valle. Y aunque en este caso existe una persona capturada, hasta el momento se desconocen los móviles reales del crimen, que fue cometido con arma blanca y también en su lugar de residencia.
 
Sólo en septiembre del 2011 el secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, Juan Vicente Córdoba, lanzó una voz de alerta y rechazo por los sistemáticos crímenes alrededor de los miembros de la Iglesia católica y exigiendo que no haya impunidad. En ese comunicado recordó que desde 1984 y hasta el 2011 un total de 79 sacerdotes, ocho religiosos y dos obispos, fueron asesinados.
 
A su vez, hizo un penoso balance en torno a la ola de homicidios ocurridos en el 2011 en los que las víctimas fueron media docena de sacerdotes.