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Carlos Alonso Lucio mantuvo su rostro adusto durante todo el discurso de renuncia de la fiscal Viviane Morales.

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Triunfó el amor

Con su marido al lado, Viviane Morales renuncia y la Fiscalía vuelve a quedar en un limbo.

3 de marzo de 2012

La primera mujer que llegó a ser fiscal general en la historia de Colombia se convirtió también en la primera persona que renuncia a ese alto cargo desde que fue creado hace 20 años. En un país en donde el fiscal tiene que lidiar con la peor mafia del narcotráfico del mundo, la guerrilla más antigua y los carteles de corrupción más enquistados en las venas del establecimiento, no deja de ser una gran paradoja que a la dama de hierro, de cierta manera, solo pudo doblegarla el amor.

Así quedó ratificado, el viernes pasado, cuando la fiscal Viviane Morales anunció su renuncia y apareció a su lado en ese simbólico momento con su esposo, el controvertido Carlos Alonso Lucio. Y no era propiamente para que le hiciera compañía. El hecho de que lo subiera a la tarima era toda una señal: quería dejar constancia de que su amor por él era más importante que el poder de la misma Fiscalía. Y de paso, con él a su lado, les mandó un duro mensaje a "algunas periodistas y algunos medios de comunicación" que, según ella, fueron autores de una "escalada de ataques perversos e inhumanos en el empeño desesperado por provocar mi renuncia". Se refería a quienes, desde que se conoció su matrimonio con Carlos Alonso Lucio -un hombre que tuvo vínculos no del todo claros con la guerrilla, los narcos y los paramilitares- pusieron el grito en el cielo.

"Ni Colombia creyó sus mentiras ni yo cedí a sus presiones", anotó. Hasta ahí la sacada de clavo era comprensible. Pero donde sí se le fue la mano fue en la absurda teoría de una alianza de periodistas y criminales para tumbarla.

"Gracias a Carlos, mi esposo, por haberme acompañado espiritualmente en estas tormentas. Gracias porque por respeto a mi gestión preferiste no levantar tu voz frente a la inmisericorde cantidad de ataques bajos, infames y calumniadores", dijo casi al final, mientras Lucio permanecía con un gesto serio, casi parecía enojado.

El acto de renuncia fue vibrante, con cerca de 1.000 funcionarios de la Fiscalía como público y un discurso repleto de referencias cristianas. Con la acostumbrada fuerza en su voz explicó su renuncia diciendo que la decisión del Consejo de Estado, que días antes anuló su elección "provoca inevitablemente el debilitamiento institucional de mi tarea". Explicó que "la gravedad de los juicios que se avecinan no admite mi presencia como fiscal interina" y habló específicamente del juicio que debe comenzar en los próximos días en la Corte Suprema contra el exministro Andrés Felipe Arias. Por eso, dijo, su renuncia es irrevocable. El público, que no estaba enterado de esa noticia, prorrumpió en un sonoro 'no'.

¿Quién la tumbó?

Hasta el miércoles de la semana pasada, Viviane Morales estaba tranquila porque los cálculos de su equipo jurídico indicaban que el Consejo de Estado, que se reunía ese día en sala plena, no parecía querer anular su elección. Sin embargo, pasadas las nueve de la noche la llamaron a su casa para decirle que la votación había sido 15 contra nueve, pero no a su favor sino en contra.

El Consejo de Estado consideró que la Corte Suprema no se apegó a su reglamento cuando la eligió como fiscal general porque se necesitaba un mínimo de 16 votos de los magistrados y la eligieron solo con 14. De esa manera fue derrotado el magistrado ponente, Alberto Yepes, que proponía mantener a la fiscal en su cargo teniendo en cuenta dos cosas: primero, que en el momento de la elección la Corte Suprema solo tenía 18 de sus 23 magistrados y, proporcionalmente, 14 votos equivalían a las dos terceras partes exigidas por el reglamento. Y segundo, que era necesario destrabar la elección, ponerle fin a más de 100 rondas de votación fracasadas y a más de un año de interinidad en la Fiscalía.

En el debate en el Consejo de Estado salieron a relucir tres puntos clave en defensa de la fiscal. Se argumentó que si las cosas seguían como estaban en la Corte Suprema, antes de ser elegida Viviane, se configuraba la "tiranía de la minoría", pues solo tres magistrados podían bloquear la elección de la fiscal. De otro lado, la defensa de la fiscal recordó que si bien había sido elegida con 14 votos, luego había sido validada su elección por 16 magistrados de la Corte Suprema. Y por último, rodó en la sala plena un acta -que revela hoy SEMANA- según la cual el mismo Consejo de Estado ya había hecho lo mismo que la Corte Suprema (interpretar su propio reglamento) para elegir a varios de sus magistrados (ver facsímil en la página 27).

En otras palabras, con la decisión del Consejo de Estado de anular la elección de Viviane Morales ganó una interpretación santanderista, apegada al inciso, sobre una más progresista, que modula sus fallos y entiende que se puede interpretar un reglamento para evitar producir efectos contraproducentes para la sociedad. En este caso, el Consejo de Estado privilegió el reglamento de la Corte Suprema y volvió a dejar en el limbo una entidad crucial para el Estado.

En vista de que había dos lecturas jurídicas completamente distintas para resolver este caso y la mayoría que decidió anular la elección de la fiscal no fue muy contundente (15-9), empezaron a hacer carrera entre la opinión versiones de que al final el fallo, más allá de lo jurídico, tuvo que ver con otros motivos: o el uribismo, o el factor Lucio.

Los que consideran que es culpa del uribismo -pues en apenas un año quedaron tras las rejas o en el exilio cuatro fichas claves de ese gobierno- arman toda una teoría al respecto. Dicen, por ejemplo, que quien interpuso la tutela es apenas una fachada y que detrás de él deben estar miembros del uribismo recalcitrante. Se refieren a Ferleyn Espinosa, estudiante de Derecho de la Universidad Republicana; a Iván Cancino, decano de esa universidad y abogado de José Obdulio Gaviria, y a este último, exasesor del expresidente Álvaro Uribe, quien escribe columnas en la revista jurídica de ese centro educativo. Sin embargo, pensar en una conspiración de ese orden no tiene mucho sentido, sobre todo si se tiene en cuenta que una cosa es interponer una demanda y otra cosa es que una alta corte le dé la razón.

Lo que sí podría ser una hipótesis más probable es que en el Consejo de Estado se haya dado una suerte de solidaridad con el consejero Marco Velilla, quien hizo parte de una de las ternas propuestas por el presidente Uribe que fracasaron en las múltiples votaciones en la Corte. Si bien Velilla se declaró impedido para intervenir en el debate de la demanda contra Viviane Morales, no sería extraño que algunos de sus compañeros hubieran inspirado su voto en una especie de respuesta a la Corte Suprema.

El otro elemento que algunos consideran pudo haber influido es su esposo. El gran interrogante que nunca podrá ser resuelto es si el Consejo de Estado hubiera tumbado a la fiscal si ella no hubiese estado casada con Carlos Alonso Lucio. Un magistrado se atrevió a decir a esta revista que "sin lo de Lucio habría sido muy difícil que el Consejo de Estado tomara esa decisión. Por lo menos el ambiente político le sería más adverso".

En todo caso, Viviane Morales tomó el fallo con mucha tranquilidad. Lo asumió con esa profunda convicción de los cristianos evangélicos que los lleva a pensar que son solo instrumentos de Dios sobre la Tierra. Y así lo ratificó en su discurso de renuncia: "Mi nombre era el menos opcionado en esa terna. Por eso al ganar, como mujer de fe que entiende de la soberanía de Dios sobre los hombres y los pueblos, me di a esta tarea como cumplimiento de una labor sagrada". En lo terrenal, la decisión del Consejo de Estado también podía ser todo un alivio para ella. A pesar de lo que muchos puedan creer, ser fiscal no era un traje en el que se sintiera del todo cómoda. "Viviane en el fondo tiene un carácter muy humanista. En algún momento, al comenzar como fiscal, me dijo: 'esto de meter a la gente a la cárcel, así sea con razón, no es el ejercicio más grato de la vida'", le dijo a SEMANA uno de sus amigos.

El jueves, cuando llegó al búnker de la Fiscalía, luego de que se supo que sus días allí estaban contados, la esperaba una multitud de funcionarios con pancartas y flores que gritaban a voz en cuello: "¡fiscal, fiscal, fiscal!". Esa mujer que, a pesar de su trabajo, estaba siendo blanco de cuestionamientos por su matrimonio con el polémico Lucio, de la noche a la mañana salía como una estrella de rock de la Fiscalía.

El enredo

Desde que llegó, el 13 de enero de 2011, hasta noviembre de ese mismo año, todo iba sobre rieles. En pocos meses demostró que no le temblaba la mano para acusar a intocables, como la guardia pretoriana de Uribe; se le metió de lleno a la investigación por las chuzadas ilegales del DAS, y no le tembló la voz para decir que, detrás, había "una organización criminal". También, y a pesar de las presiones, tomó cartas en el escándalo del cartel de la contratación de Bogotá y logró la detención de los hermanos Iván y Samuel, de la dinastía Moreno Rojas. Y a fiscales curtidos se les oía decir que no les había tocado en los últimos diez años alguien del calibre de esta mujer para llevar las riendas del búnker.

Todo se empezó a enredar cuando en noviembre del año pasado, en una entrevista de la revista Bocas, aceptó con un escueto 'sí' que había vuelto con su ex. Luego se supo que para esa fecha ya llevaba un mes de casada, en segundas nupcias, con el excongresista Carlos Alonso Lucio.

Y desde entonces comenzó la tormenta. Columnistas como María Isabel Rueda, María Jimena Duzán, Cecilia Orozco y Antonio Caballero le dieron palo por casarse, en su calidad de fiscal, con tan controvertido personaje. Y en menos de cuatro meses el nombre de su marido se convirtió en una sombra que aparecía en los más diversos casos de investigación de la Fiscalía porque sí y porque no.

Primero fue en el caso de los primos Nule, implicados en el saqueo de Bogotá, con quienes Lucio entabló una relación, gracias al affaire que tuvo con la asistente de Miguel Nule que lo llevó incluso a compartir fines de semana con ellos. Luego, el fiscal que llevaba el caso del carrusel de la contratación de Bogotá le dijo a María Jimena Duzán que el esposo de la fiscal había llamado para decirle: "No te encarnices con Samuel Moreno, que ese no es el objetivo central". Hasta el exministro Carlos Bula, para defender a su hijo exfiscal que está siendo investigado, trajo a colación a Lucio: "¿Por qué ordenaron la captura de mi hijo? Pues para demostrar que la fiscal también actúa contra los amigos de Carlos Alonso. Desde el punto de vista moral, pasaron por encima de una viejísima amistad para satisfacer una presión de medios". Y el más reciente caso fue el de Luis Carlos Restrepo, el excomisionado de Paz, quien aseguró que la imputación de cargos en su contra era una respuesta "visceral" a la carta que él le había mandado a la fiscal para denunciar algunas acciones de Lucio en el pasado.

El problema de fondo no era que Carlos Alonso Lucio pudiera incidir en las decisiones de la fiscal. Era más bien que la presencia de él la volvía vulnerable a que cada persona que fuera acusada por la Fiscalía pudiera sacar el nombre de su esposo de debajo de la manga como argumento para tratar de salvar su pellejo. O como escribió Antonio Caballero: "En este país hay cuatro grandes aparatos de criminalidad organizada. La guerrilla, el narcotráfico, los paramilitares y los contratistas de obras públicas. Al marido de la fiscal general Viviane Morales, Carlos Alonso Lucio, se le acusa de haber estado involucrado en las actividades de esas cuatro entidades criminales (…) Lo cual quiere decir que la fiscal tendrá que declararse impedida para ocuparse del 90 por ciento de los casos que lleguen a la Fiscalía, pues su marido, Carlos Alonso Lucio, puede haber tenido alguna relación con sus autores".

Pero a pesar de todo eso, Viviane no dio su brazo a torcer. Al fin y al cabo, ha demostrado ser una mujer fiel a lo que cree y que no se arruga ante los desafíos. Por amor dejó a su primer marido, un pastor evangélico, y desafió las arraigadas convicciones de su Iglesia cuando se casó por primera vez con Carlos Alonso Lucio. En ese entonces, tampoco le importó perder todos los votos que traía consigo su Iglesia en sus aspiraciones al Congreso. Y por amor, también ahora, decidió volver a repetir la dosis a sabiendas de lo que ello podría significar para el que fue el encargo profesional más importante de su vida. A los amigos que se atrevían a hablarle de él les decía que no insistieran. "Yo adoro a Carlos. Esto es insoluble".

Los que gozan

Las columnistas

Las primeras en poner el grito en el cielo, cuando la fiscal Viviane Morales hizo público su matrimonio con Carlos Alonso Lucio y dejaron claro que era muy difícil para la Fiscal desempeñar, fueron las columnistas María Isabel Rueda, María Jimena Duzán y Cecilia Orozco.

Andrés Felipe Arias

El juicio del exministro en la Corte Suprema comienza en pocos días. Si bien el fiscal encargado, Wilson Martínez, conoce el caso, sin duda está lejos de tener la experiencia y la elocuencia de Viviane Morales, quien se enfrentó a la Corte desde tiempos del Proceso 8.000.
 
El uribismo

En la más reciente encuesta de Gallup, el 42 por ciento de los entrevistados estuvo de acuerdo con la afirmación de que “la justicia solo está interesada en atacar el gobierno del expresidente Uribe”. Esa misma sensación cunde en el uribismo. De esa manera, la salida de Viviane Morales debe darles alivio.

Los que sufren

Sandra Morelli

En el Consejo de Estado también hace trámite una demanda contra la Contralora. En su caso, porque no cumple con los requisitos de experiencia en el sector público que exige el cargo. El antecedente de la Fiscal no la debe tener muy tranquila.
 
Luis Carlos Restrepo

La posibilidad del excomisionado de Paz de pedir un eventual asilo se ve reducida con la salida de la fiscal general Viviane Morales. El argumento que ha esgrimido Restrepo es que es víctima de una persecución de la fiscal por las denuncias que él hizo contra su esposo Carlos Alonso Lucio.
 
La Corte Suprema de Justicia

Las peleas internas en el alto tribunal no solo dejaron en interinidad la Fiscalía durante todo 2010, sino que la situación se repite ahora, luego de que el Consejo de Estado declaró nula la elección que hicieron.
 
Tres preguntas sobre lo que va a pasar en la Fiscalía

1¿Cuánto se va a demorar? La interinidad en la Fiscalía, tal y como van las cosas, puede demorarse varios meses. En la Presidencia, en un principio, consideraban importante esperar el fallo del Consejo de Estado antes de enviar la terna a la Corte Suprema. Sin embargo, el presidente Juan Manuel Santos, ante la renuncia de Viviane Morales, evaluará la situación en los próximos días y podría tomar una decisión distinta para evitar que la interinidad en la Fiscalía se prolongue.
 
2¿Por cuánto tiempo será elegido el próximo fiscal? Una de las razones para esperar el fallo del Consejo de Estado es que algunos creen que allí se podría definir si el periodo del Fiscal General que se elija en reemplazo de Viviane Morales vence en julio de 2013 –que es lo que resta del periodo si se cuenta de manera institucional y no personal–, o si empieza a contar de cero y es de cuatro años. SEMANA consultó con varios magistrados y ellos creen que no van a incluir ese punto en el fallo, entre otras cosas, porque no era parte de la demanda. Y si lo incluyeran, lo más probable es que acogieran el concepto dado por la sala de consulta del mismo Consejo de Estado que ha dicho que el periodo es institucional y no personal. Esa definición es importante porque será más fácil para el Gobierno encontrar juristas reconocidos que acepten ser ternados si se trata de llevar las riendas de la Fiscalía durante cuatro años. 
 
3¿Cuánto se va a demorar la Corte? A diferencia de cuando se eligió a Viviane Morales, si bien todas las asperezas no se han limado, hoy parece haber más armonía en la Corte Suprema para llegar a una decisión pronta en la elección del fiscal general. Asimismo, el medio ambiente político ya no está crispado como entonces cuando la pelea entre el presidente Uribe y la Corte Suprema fue un obstáculo importante para que el tribunal eligiera de una terna enviada por el mandatario. “Todo depende de la terna que nos presenten ahora”, dijo un magistrado a esta revista.
 
¿El Consejo de Estado también cambió su reglamento?

El miércoles, entre algunos magistrados, circuló un acta de julio de 2010 en donde el Consejo de Estado habría incurrido en un error parecido al de la Corte Suprema que cambió su reglamento por una vez para poder elegir Fiscal. En ese caso, el Consejo de Estado tenía que elegir 6 nuevos magistrados (dos vacantes y cuatro nuevos cupos que se abrían) para pasar de 27 a 31 magistrados. Como apenas estaban 25, interpretaron su reglamento para poder elegirlos con las dos terceras partes de 27 y no de 31. En el debate se enfrentaron dos posiciones: la de Mauricio Fajardo, que defendió el apego al reglamento, y la de Alberto Yepes, que defendió la permanencia de la Fiscal.