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| Foto: Archivo SEMANA

INFRAESTRUCTURA

La tragedia del túnel de La Línea

Cuando todo el mundo daba por sentado que las obras avanzaban de maravilla y el macroproyecto podría ser inaugurado en el 2016, aparecen nuevos lunares.

21 de diciembre de 2015

El túnel de La Línea es quizá la obra de infraestructura más importante que requiere el país para mejorar su competitividad; pero a su vez es la más polémica y de mayores dolores de cabeza.

A los escándalos de contratación, incumplimientos de plazos e irregularidades en las inversiones, se suman millonarios pleitos entre el constructor y el Invías; todo ello ha sido la razón para que casi ocho años después de adjudicarse la obra (sería entregada a los cinco), los colombianos sigan esperando el anuncio de una fecha de inauguración.

Y este año que termina fue quizás el más convulsionado, no sólo por los reveladores informes de Contraloría que mostraban la cruda realidad de los incumplimientos y sobrecostos de la obra (valdría 629.000 millones, pero superará el billón de pesos), sino porque el propio vicepresidente, Germán Vargas Lleras, anunció que caducaría el contrato a la Unión Temporal Segundo Centenario que lidera el empresario Carlos Collins.

Pero luego de rifirrafes y reuniones, Vargas y Collins llegaron a un acuerdo y se pactó un ultimátum que se cumplió el pasado 30 de noviembre. Los resultados de ese compromiso serían evaluados por una Veeduría Técnica Especializada.

Precisamente esa veeduría acaba de rendir su informe, luego de participar en tres mesas de seguimiento en las que además estaban presentes Invías, el interventor del proyecto y el contratista Collins.

Ese informe tiene un sabor agridulce. Dulce porque reporta que el principal problema del contratista fue subsanado: hoy atiende todos los frentes de trabajo con personal y equipo, algo que no sucedía hasta hace algunos meses y por ello el atraso en el avance del proyecto.

Pero el informe es agrio porque revive serios temores técnicos en torno al macro proyecto, que si bien son subsanables, necesitan atención inmediata: Fallas geológicas y humedades dentro del túnel.

Así lo confirmó Uriel Orjuela Ospina, presidente de la Veeduría Técnica, “hay que darle un parte de tranquilidad al país, el proyecto avanza tiene un cumplimiento de acuerdo al cronograma”, dijo el veedor.

Pero a renglón seguido aclara que “las dificultades que vemos nosotros son básicamente de tipo ecológico. El avance en las fallas es la ruta crítica del proyecto y les hemos llamado la atención al contratista y al Gobierno”.

La preocupación del veedor se centra en que esas fallas pueden retrasar aún más las obras “si no se refuerzan los frentes de trabajo”. El señor Ospina explicó que con las brigadas actuales es muy poco lo que se avanza por día y son ocho fallas que deben sortear.

Por otro lado, el informe veedor menciona su preocupación en torno a las filtraciones de agua o humedades a lo largo del túnel, “la veeduría ha encontrado que en algunos tramos del túnel ya revestido, se encuentran humedades de aguas infiltradas. (…), se recomienda a la Interventoría y al contratista corregir esta situación y verificar el procedimiento de impermeabilización”.

Como se recordará, el túnel de La Línea es un macroproyecto que involucra dos túneles de 10 y ocho kilómetros, 59 puentes o viaductos y 16 túneles menores que reducirán a la mitad el tiempo que tarde un vehículo en recorrer el tramo entre Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío), sobre la cordillera central.

Si las advertencias del reciente informe de veeduría se atienden a tiempo, es probable que los colombianos puedan oír la anhelada fecha de inauguración para noviembre del 2016; aunque la alegría será parcial porque la licitación para el segundo túnel, aún sigue en el papel.