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ULTIMA OPORTUNIDAD

La próxima reapertura de la Universidad Nacional plantea más interrogantes que soluciones

25 de febrero de 1985

El 8 de abril es la fecha. Después de once meses de cierre de los programas de pregrado, la Universidad Nacional va a ser reabierta.
Pero, ¿este anuncio constituye, por si sólo, una buena noticia? Algunos creen que sí, otros piensan que no y la mayoría se niega a opinar, al no saber a ciencia cierta qué es exactamente lo que le espera al alma mater después de los cambios introducidos en su funcionamiento por el rector Marco Palacio, quien dicho sea de paso, reconoce que aunque se encuentra bastante optimista, no le faltan dudas "pues al fin y al cabo durante estos meses no he podido sentirme del todo en mi puesto, por haber sido el rector de una universidad cerrada".
Palacio ha basado su programa en una serie de cambios introducidos en el sistema de bienestar universitario, principalmente en lo que se refiere a la cafetería y a las residencias estudiantiles "que eran la piedra de toque de muchos conflictos y de problemas más profundos, que en ese terreno del bienestar degeneraban en disturbios". Pero para él, cerrar la cafetería y las residencias y reemplazarlas por un sistema de préstamosbeca a los estudiantes de provincia (una cuarta parte del total) equivalentes a uno, medio o un cuarto de salario mínimo al mes, no es más que una acción "por medio de la cual estamos barriendo la casa para que luego, los demás estamentos de la universidad, como los profesores, comiencen a ponerle los muebles".
Claro que sin presupuesto no se puede poner muebles. Y este problema ya comienza a ser avizorado, un poco tarde según la opinión de algunos, por el propio rector, quien a fines de la semana pasada declaró que si no se aumentaba el presupuesto, sobrevendría un nuevo cierre de la universidad en muy pocos meses. Por lo pronto, con el actual presupuesto prácticamente lo único que se logra es pagar salarios y mantener, a medias, las instalaciones, mientras áreas como la de investigación o el enriquecimiento de la biblioteca se encuentran prácticamente abandonadas, en porcentajes inferiores de lejos al 1% del total de los gastos.
De todos modos Palacio espera, con su lema de "pluralismo con disciplina", un desenlance favorable de la situación y anuncia que, antes de que se abra la universidad, será publicado un libro que "corresponde a los resultados de un proceso de autoanálisis de los diferentes problemas de la institución. Se trata de un documento que queremos sea analizado por todos los estamentos universitarios, incluso si ello implica que el libro sea destrozado".
¿CUAL PROGRAMA?
Sin embargo, este optimismo de que hace gala Palacio no es capaz de borrar los malos presagios de sus más duros críticos, quienes sostienen que el rector ha arrancado con el pie equivocado y se preguntan, constantemente "¿ Cuál es el programa de Palacio?". Para estos críticos, entre ellos numerosos profesores y estudiantes, no puede llamarse "programa" el cierre de servicios como la cafetería y las residencias, "simplemente porque la administración habfa resultado incapaz de manejarlos".
El profesor Emilio Yunis, del departamento de genética de la Facultad de Medicina, considera que se ha dejado de lado el problema central de la universidad, no sólo de la Nacional sino de la universidad pública y privada del país: "Se está sacando un producto mediocre, cada vez menos competitivo, cada vez más alejado de la investigación porque se ha créído que se progresa con el simple aumento del número de egresados, sin tener en cuenta la calidad". Agrega Yunis que "no contento el Estado con esta mediocridad, la está institucionalizando con la famosa universidad a distancia, que es ya el colmo".
"Lo más grave de todo es que parece que esta universidad, la Nacional, se puede acabar y en el país no pasa nada. Por eso puede estar cerrada tanto tiempo sin que suceda nada. Y eso se debe a que la universidad dejó de ser una necesidad del país. El egresado de la Nacional ya no es un hombre respetado, un profesional calificado, sino una persona con una mancha en su hoja de vida. M el Estado ni el sector privado le ofrecen oportunidades de trabajo. Además, la universidad no investiga y lo que en ella se investiga, con sus excepciones, tiene poca validez ya que no hay posibilidad de que sea criticado ni cuestionado, pues esas instancias no existen en el país, Una universidad que no investiga no puede llamarse universidad y por ello mismo nada le ofrece a la sociedad y puede acabarse cualquier día", explica Yunis.
La cuestión va aún más lejos. Una universidad que sólo ofrece determinadas horas de clase a sus estudiantes por semana, genera una población estudiantil sin arraigo, sin identidad, presa fácil de fenómenos como la droga o los grupúsculos políticos y los disturbios a que a veces se llega por pura falta de oficio y bajo cualquier pretexto.
Sobre la investigación, el rector Palacio opina que "no es que no haya, sino que el país no la conoce. Es cierto que el presupuesto de la universidad para ese campo es realmente ridículo, pero hay convenios millonarios con entidades como Colciencias".
Pero para los investigadores de la universidad estos convenios no pueden considerarse en el mismo nivel que la investigación financiada por la propia universidad, ya que si esos trabajos dependende un presupuesto que viene de afuera, esto implica pérdida de autonomía por parte del alma mater y muchas veces determina que la universidad no reciba el crédito merecido por sus investigaciones.
¿DEMASIADO TARDE?
Lo más grave de todo para Palacio es que la actitud que comienza a hacerse sentir a nivel de los estudiantes es negativa frente a su gestión, aun antes de la reapertura. El rector piensa presentar el libro del autoanálisis cuando se reabra la universidad, pero muchos consideran que para entonces será demasiado tarde. Consideran que el debate que el rector piensa que puede darse ahora, debió presentarse precisamente durante los once meses de cierre. "En esa época no se dio ninguna clase de diálogo. Lo que hizo el rector fue reunirse con los estudiantes de cada una de las facultades para informarles lo que pensaba hacer con la cafeterfa y las residencias. Palacio y su equipo no consultaron con los estamentos y ahora esperan que los estamentos les respondan a un programa que fue diseñado desde una sola de las orillas" opina un estudiante de Medicina.
Para el profesor Ciro Roldán es posible que incluso el plan de préstamos-beca con que Palacio se propone reemplazar los servicios de bienestar universitario como la cafetería y las residencias, fracase "simple y llanamente porque el problema no es la forma como se ofrezcan esos servicios, sino que la corrupción, fruto de alguna manera de una universidad en proceso de continuo deterioro, tarde o temprano llegará a penetrar ese sistema y podrán verse toda clase de favoritismos y de clientelismos en el otorgamiento de esos créditos". Todo esto sin mencionar el hecho de que dificilmente el estudiante, convertido en profesional "con la hoja de vida manchada" encontrará empleo y ganará el dinero para pagar esos préstamos.
Como se puede ver,el 8 de abril, una vez mas la universidad será abierta con más interrogantes que respuestas. Lo más preocupante, sin duda, es que ésta puede ser su última oportunidad. -