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Un año de tránsito

Aunque no obtuvo los resultados esperados Juan Pablo Montoya demostró ser el único piloto que podría disputar la hegemonía de Michael Schumacher en la Fórmula 1.

23 de diciembre de 2002

En el mundo de la velo-cidad los resultados llegan lentamente. Y eso fue algo que Juan Pablo Montoya aprendió este año en la Fórmula 1. El piloto colombiano comenzó la temporada en el Gran Circo con una gran expectativa y cargado de ilusiones. No era para menos.

Durante su debut, en 2001, Montoya ganó una carrera y estuvo muy cerca de lo más alto del podio en varias ocasiones, lo que en su condición de novato no sólo era una hazaña, sino que lo catapultó ante el mundo como la nueva sangre de la Fórmula 1 y el candidato de todos para pelear el campeonato durante 2002. Pero no fue así.

Durante este año las cosas resultaron mucho más difíciles de lo que se esperaba. A lo largo de la temporada fue evidente que el Williams de Montoya no pudo con los Ferrari y aunque el bogotano dio cortas e intensas batallas en algunas carreras contra los autos rojos la realidad es que su vehículo nunca logró competir contra la abrumadora superioridad técnica de la escudería italiana. Y en un deporte en el que los fierros desempeñan un papel tan decisivo no hay talento, ni agallas, ni habilidad que valgan.

Sin embargo, a pesar de esa contundente diferencia tecnológica, Montoya estuvo en la lucha, fue potencial subcampeón durante las primeras 15 carreras y consiguió en tres oportunidades la vuelta más rápida. Juan Pablo fabricó siete veces la expectativa de triunfo con el mismo número de pole positions y fue el único que se atrevió y pudo pasar a Michael Schumacher varias veces, desafiando al rey dentro y fuera de las pistas.

El corredor colombiano aportó 50 de los 92 puntos con los que la escudería Williams consiguió el subcampeonato. Juan Pablo no pasó la meta en cinco oportunidades, contra siete de Ralf, cuyo manejo fue muy errático durante el año y sufrió mucho para seguir el ritmo del colombiano, quien fue más protagonista e importante que su coequipero y eso se reflejó en la tabla de posiciones (Montoya quedó tercero en el campeonato, detrás de los dos hombres de Ferrari) y en el nuevo contrato por dos años con Williams, en el que Montoya quedó al mismo nivel que Ralf.

2003 arrancará para el bogotano con las mismas, o incluso mayores expectativas que este año. Al fin de cuentas será su tercera temporada y es apenas obvio que los kilómetros de experiencia que ha acumulado serán de gran utilidad dentro de las pistas. No obstante es claro que en el Gran Circo las jerarquías no cambian de un día para otro y los triunfos no saldrán fácilmente de Ferrari.

La esperanza para que el colombiano tenga todas las armas que necesita para pelear en igualdad con Michael Schumacher radican en que Williams consiga diseñar un carro que tenga mejores o iguales condiciones que los Ferrari. Pero eso es bastante difícil porque las ventajas de los carros italianos son mucho más notorias y parten para 2003 con un avance muy marcado en aerodinámica y un motor que no muestra signos de debilidad. El nuevo carro de Williams, sus avances e innovaciones son una lotería de incierto pronóstico y la lógica muestra que por ahora no hay elementos que permitan asegurar que se reducirá dramáticamente la gran diferencia que se vio esta temporada con los Ferrari.

La esperanza de que el mundial no sea tan aburrido, como ocurrió este año en el que a mitad de temporada sólo quedaba luchar por el segundo lugar, éstán puestas en las medidas adoptadas por los organizadores. Algunas de estas tendrán una fuerte influencia en el desarrollo de las carreras y en el campeonato mismo. De alguna forma podrían compensar las deficiencias tecnológicas que padece la Williams y el nuevo esquema de clasificaciones podría favorecer mucho al piloto colombiano.

Desde el próximo año la posición de salida se disputará en una sola vuelta lanzada, al estilo del mecanismo que usa la Cart en los óvalos y el cual conoce muy bien Montoya. Juan Pablo es un piloto capaz de maniobras únicas y de manejar el carro con ajustes muy radicales que sirven para una vuelta, algo que no domina su archirrival Michael Schumacher.

Hasta ahora un piloto hacía tres salidas en las 12 vueltas a las cuales tenía derecho y se tomaba su mejor tiempo en cualquier oportunidad. A partir del próximo año todos los pilotos harán el viernes una vuelta contrarreloj que no dará posición en la grilla, sino que genera el orden inverso para salir a disputar el sábado la posición de partida. El más rápido tiene la ventaja de salir último y trabajar sobre los tiempos de los demás. Y si algo demostró Montoya esta temporada es que es uno de los más veloces de la grilla. Prueba de ello fueron sus siete pole position.

La que terminó puede ser considerada como una temporada de tránsito para Montoya. Y aunque los resultados en la pista no fueron los que él y sus fanáticos deseaban demostró, una vez más, que tiene todo lo necesario para ser el primero en la línea de sucesión al trono de la Fórmula 1 que hoy ocupa Michael Schumacher.