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Las curules del Mira, un cuento macondiano

La historia del país habría sido muy distinta con los tres senadores del Mira que no pudieron ingresar a la corporación. Se necesitaron cuatro años para comprobar que un marcador de secado lento se los impidió.

17 de febrero de 2018

En marzo de 2014 los directivos del Partido Mira quedaron desconcertados cuando vieron que no habían logrado elegir a ninguno de sus candidatos al Senado. Al fin y al cabo, desde hacía 18 años ese movimiento obtenía cifras similares de votos para ambas Cámaras. Pero en esa oportunidad recibieron 425.000 votos para la Cámara, pero 100.000 menos para Senado. Además de que perdieron las tres curules que habían tenido históricamente, no pasaron el umbral.

Eso llevó al presidente del partido, Carlos Alberto Baena, a hacer un detallado ejercicio de reconstrucción de los hechos para indagar qué había pasado. Los primeros insumos de varios voluntarios permitieron identificar una situación absurda. En muchos lugares, la Registraduría había repartido marcadores de secado lento para que los ciudadanos pudieran votar. Como el logo del Mira estaba en la esquina superior derecha del tarjetón y el del voto en blanco, en la esquina inferior derecha, cada vez que un elector marcaba la X encima del Mira y doblaba la papeleta, la tinta terminaba marcando una X borrosa encima de la casilla del voto en blanco. Cerca de 80.000 votos terminaron anulados por tener una doble X: una marcada y otra hecha por cuenta de la tinta húmeda.

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Con ese hallazgo el Mira solicitó el recuento de sus votos, incluso antes del final de los escrutinios. Pero la mayoría de las comisiones escrutadoras, con presencia regional y de la Registraduría, no accedieron a esos recuentos a pesar de que son obligatorios cuando se presentan diferencias superiores al 10 por ciento de los votos de un partido entre Senado y Cámara. Baena y sus copartidarios procedieron a llevar en un camión sus pruebas al Consejo Nacional Electoral, en donde tampoco recibieron respuesta.

El Mira elevó una tutela al Consejo Superior de la Judicatura, y este ordenó al Consejo Nacional Electoral hacer el recuento. Pero a esas alturas el material electoral de varios lugares, como La Mesa (Cundinamarca), Ayapel (Córdoba) y varias localidades de Bogotá, ya había desaparecido. Eso, a pesar de que el Código Electoral solo permite a los funcionarios de la Registraduría incinerar los votos y formularios después de cuatro años. En el caso de Congreso, los votos de 2014 solo podrían ser destruidos después del 11 de marzo de 2018. El registrador del momento, Carlos Ariel Sánchez, le dijo a SEMANA que no había evidencia de que los tarjetones habían sido destruidos.

Tres años y medio después el Consejo de Estado le dio la razón al Mira. En su fallo confirmó la anulación de miles de votos por cuenta del plumón de secado lento, así como la diferencia de 10 por ciento entre votos de Cámara y Senado en 215 mesas y la destrucción de material en otras 88.

Con la decisión del Consejo de Estado, a cuatro meses de que deje de sesionar el Congreso actual, perderán su curul un senador del Partido Liberal, uno de Opción Ciudadana y otro del Centro Democrático. En su lugar entrarán Alexandra Moreno Piraquive, Manuel Antonio Virgüez Piraquive y Carlos Alberto Baena. Ellos no van a pedir los salarios que no percibieron por el tiempo que dejaron de estar en el Congreso, pero sí quieren una reparación simbólica por lo que no pudieron hacer en estos años. Con el Mira adentro, el trámite de algunas leyes habría sido diferente. Como el partido apoyó el proceso de paz, aseguró Baena, polémicas como la que se generó alrededor de la votación de las 16 circunscripciones de paz, que en teoría perdieron por un voto, no habrían existido. La historia, en fin, va a más allá de una anécdota causada por un marcador lento para secar.