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UN HOMBRE QUE SUPO VIVIR

A los 39 años falleció súbitamente Luis Felipe Santo Domingo, uno de los miembros más apreciados de la sociedad colombiana.

27 de octubre de 1997

Luis Felipe Santo Domingo era un aficionado a la cacería. El 22 de septiembre acababa de iniciar un plan que hacía todos los años: acudir a la temporada de caza en el coto austríaco de su amigo el príncipe Ernesto de Hannover. Al final de la tarde se sintió un poco mal y pensó que era el trajín del viaje. Lo afectó un fuerte dolor en el hombro y en el brazo izquierdo pero pensó que todo se resolvería con un par de aspirinas y una recostada. Poco minutos después su esposa, Karen, subió al cuarto a ver cómo seguía. Lo encontró con los ojos desorbitados y agonizando por un infarto fulminante que terminó con su vida unos instantes después. Esa vida sólo duró 39 años. Y sin embargo en ese corto lapso la gozó como si hubiera vivido 80. 'Pipe', como lo llamaban todos sus amigos, tenía una personalidad arrolladora y una alegría contagiosa. Su presencia, con 1,93 metros de estatura y rasgos nórdicos, se imponía donde llegaba. Sin embargo, a pesar de ese aire europeo y de haber pasado toda su juventud en Francia, era el más colombiano de los colombianos. Pero tal vez más que colombiano era caribe. No era extraño. Al fin y al cabo descendía de una dinastía que tuvo su origen en Barranquilla, fundada por su abuelo, el patriarca Mario Santo Domingo. Don Mario tuvo cuatro hijos: dos hombres y dos mujeres. El mayor es el empresario Julio Mario Santo Domingo, y el segundo era su hermano Luis Felipe, a quien también llamaban 'Pipe', como su recién fallecido hijo. El nombre no era lo único que tenían en común padre e hijo. Quienes los conocieron registran rasgos paralelos en sus vidas. Ambos tenían una simpatía desbordante, una personalida bohemia, una inteligencia innata y una gran malicia indígena. Pero, además, compartieron el sino trágico de morir antes de cumplir los 40 años. El padre en un absurdo accidente automovilístico entre Barranquilla y Puerto Colombia en 1965. El hijo de un infarto en la juventud, que es la edad en que los infartos no perdonan. El recientemente fallecido 'Pipe' era mitad colombiano y mitad francés. Su madre era Betty Dupont, una distinguida dama de la sociedad parisina que murió antes de cumplir los 50 años, dejando huérfanos a sus dos hijos, Beatriz (Kuqui) y Luis Felipe. Esta circunstancia unió a los dos hermanos en forma entrañable por el resto de sus vidas. Después de la muerte de su padre la familia se trasladó a la capital francesa, donde Luis Felipe estudió su bachillerato y luego se graduó de abogado en la Universidad de París. Posteriormente, su vida alternó entre la Ciudad Luz, Los Angeles y Bogotá. Había contraído matrimonio con Karen Hinds, una linda norteamericana con la que tuvo dos hijas: Carolina y Betina.Tras varios años en el exterior regresó a Bogotá, y como era natural para una persona de su familia, entró a trabajar en Bavaria. Ahí empezó a familiarizarse con las empresas del Grupo Santo Domingo y a exponer su criterio que era siempre respetado. Después de algún tiempo se presentó una de esas diferencias familiares comunes cuando se mezclan la sangre y los negocios. Se distanció de su tío Julio Mario y el problema acabó resolviéndose con la compra por parte de este último de la participación de sus sobrinos en el conglomerado. En ese momento, Luis Felipe decidió ingresar al mundo de las finanzas internacionales donde, desde la compañía Merrill Lynch llevó a cabo importantes transacciones. El distanciamiento, sin embargo, fue transitorio. Superadas todas las desavenencias familiares tuvo lugar una reconciliación. Esto abrió la puerta para que el Grupo Santo Domingo volviera a contar con su criterio. Recientemente había sido nombrado miembro de las juntas directivas de Helicol y de LatinoNet. Ultimamente estaba jugando un papel cada vez más importante en el conglomerado, donde actuaba no sólo como representante de su tío sino como el hombre de confianza de su primo hermano, Julio Mario Santo Domingo júnior, su mejor amigo de toda la vida. Fue precisamente Santo Domingo júnior quien pronunció las palabras más conmovedoras en la ceremonia de su sepelio. Sus multiples amigos llenaron la Iglesia Santo Tomás de Aquino en París. Allá estuvieron, además de la familia Santo Domingo, personalidades del mundo entero como Carolina de Mónaco, su ex marido Phillipe Junot y su futuro esposo Ernesto de Hannover. Todos vinieron a darle su último adiós a este colombiano que a pesar de su corta existencia vivió la vida a plenitud. Terminada la ceremonia fue enterrado en el cementerio de Montparnasse en el mausoleo de la familia Dupont, donde está sepultada su madre.