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Gabriel Bedoya - Finalista Categoría Ciencias Bio - de la vida y el medio ambiente | Foto: Juan Carlos Sierra

INVESTIGADORES EMÉRITOS 2014

Un nadaísta en la ciencia y una gringa en el trópico

Gabriel Bedoya y Nancy Gore, finalista en la categoría Ciencias Bio - de la Vida y el Medio Ambiente.

5 de julio de 2014

Un nadaísta en la ciencia
Gabriel Bedoya 

Gonzalo Arango nunca hubiera imaginado que un nadaista llegaría un día a ocupar el cargo de director del Grupo de Investigación en Genética Molecular de la Universidad de Antioquia. Pero Gabriel de Jesús Bedoya Berrío, que conoció al poeta y tomó tinto con el filósofo Fernando González en Envigado, lo logró. Por eso es un científico que se sale del molde. El nadaísmo y la ciencia, dice Bedoya, no son tan opuestas como se piensa. Ambas nacen de la necesidad de no dar todo por sentado y de hacerse las preguntas más elementales de la vida: “¿Cómo evolucionó el mono en África?, ¿de dónde venimos?, ¿para dónde vamos?”.

Interrogantes como estos son los que este licenciado en Biología y Química con maestría en Biología trata de contestar todos los días desde su especialidad: la genética evolutiva y la genética de enfermedades humanas. Gracias a sus estudios se conoce la mezcla genética de la población colombiana y de América Latina. Este trabajo ha implicado de alguna manera conocer también la historia, las costumbres y la alimentación de los ancestros. En 2009 Bedoya fue ganador del Premio Scopus por ser uno de los ocho investigadores más productivos de Colombia y ha sabido combinar la literatura, a la que dejó para la intimidad y la nostalgia, con la academia al más alto nivel.

Una gringa en el trópico 
Nancy Gore

Mucho se habla en Colombia del fenómeno de los cere-bros fugados. Sin embargo, en el país también hay mentes brillantes que han venido de fuera y se han quedado en tierras colombianas para aportar su granito de arena en el desarrollo de la ciencia. Ese es el caso de Nancy Gore, de 65 años, una bióloga nacida en Fort Lauderdale, Estados Unidos, que en la década de los años setenta se radicó en Cali, a donde llegó enamorada de un ingeniero colombiano. Con lo que no contaba es que también se enamoraría de su tierra adoptiva. Desde que llegó ha trabajado con la Universidad del Valle y el Centro Internacional de Entrenamiento e Investigaciones Médicas (Cideim). 

La especialidad de esta PhD son las llamadas enfermedades tropicales y su mayor logro en este campo ha sido contribuir para que las consecuencias de estas enfermedades infecciosas se mitiguen. Además ha promovido la investigación en salud en Colombia donde, según ella, hay un potencial muy grande porque se cuenta con todos los insumos para lograr el desarrollo científico.

Por sus trabajos ha recibido varios premios nacionales e internacionales, entre ellos la medalla José Celestino Mutis, que le otorgó el Ministerio de Salud; el reconocimiento como investigadora de categoría A de Colciencias entre 1995 y 1997, la medalla Ben Kean de la Sociedad Estadounidense para la Medicina Tropical e Higiene, y también ganó en 2013 el premio por servicio distinguido Moselio Schaechter, que entrega la Sociedad Estadounidense de Microbiología.