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UN TRAGO AMARGO

El negocio de los licores serìa la verdadera causa de los líos del gobernador de Córdova.

21 de febrero de 1994

A FINALES DE MARZO PAsado Jorge Manzur Jattin, entonces gobernador de Córdova, habló por teléfono desde su despacho con unos amigos de Montería. En medio de la informalidad de la conversación, les dijo: "Yo tengo la avioneta de los narcotraficantes".
Esa expresión alertó a los organismos de seguridad, quienes estaban investigando a gobernadores de la Costa por sus presuntos nexos con grupos de traficantes de droga. La frase de Manzur no pudo ser más desafortunada para él, ya que los investigadores pensaron que era uno de los narcogobernadores.
La conversación condujo a interceptar de forma permanente los teléfonos de su oficina con el fin de descubrir sus posibles relaciones con narcotraficantes. Pero la verdad es que los investigadores que escucharon la conversación estaban cogiendo el rábano por las hojas.
La avioneta a la que se refería Manzur era la Cessna HK-3084, modelo U206G, motor continental TSIO-520M, que le había sido decomisada a unos narcotraficantes antioqueños y que la Dirección Nacion al de Estupefacientes les había adjudicado a los gobernadores de Sucre, Bolívar y Córdova.
A pesar de que se comprobó que Manzur nada tenía que ver con traficantes de droga, sus teléfonos siguieron interceptados. Sin embargo, en lugar de desmantelar la falsa red de narcotraficantes, los investigadores se encontraron con unas conversaciones del gobernador con su secretario de Gobierno, en las cuales hablaban de un cheque de 20 millones de pesos y de la cuenta investigada a Cristian Corrales. "Fueron al banco a investigar la cuenta de Cristian porque Cristian tenía 10 ó 12 millones de la cuenta", le habría dicho el gobernador a su secretario.
Esta conversación llevó a las autoridades a revivir una demanda contra Manzur interpuesta meses atrás por el comerciante Pedro Ghisays Chadid, quien lo había denunciado por haberle exigido supuestamente 70 millones de pesos para adjudicarle el negocio de las apuestas permanentes o chance en el departamento. Parte de la deuda fue cancelada con un cheque por 20 millones de pesos el cual habría sido cobrado por Corrales. El asunto se debatió durante las primeras semanas de enero y terminó con la suspensión de Manzur.

DEL CHANCE AL LICOR
Pero aunque el debate ha girado en torno al negocio de las apuestas permantes, la verdad es que el meollo del asunto está en el negocio de los licores, que mueve muchísimo más dinero y en el cual también tiene participación Pedro Ghisays.
La historia comenzó durante la administración de José Gabriel Amín Manzur, primo del gobernador, quien adjudicó por 20 años la fabricación y distribución de licores en el departamento a Inversiones Córdova Ltda., empresa de la que es socio Ghisays.
Dicha empresa debía producir y distribuir todo el licor en Córdova, pero sólo pagaría impuestos por el consumo del mismo. Como se trataba de un producto que no se había posicionado en el mercado, Inversiones Córdova siempre alegó que por su escasa venta no generaba mayores ingresos a las rentas, algo que no dejaba de llamar la atención puesto que el consumo de licores y de cerveza ha sido siempre una de las principales fuentes de ingresos de la mayoría de los departamentos.
Por ello Manzur estableció un impuesto fijo, mucho mayor que el que venía cancelando la empresa Inversiones Córdova, lo cual produjo el enfrentamiento con Ghisays. El asunto pasó de castaño a oscuro cuando a finales del año pasado el gobernador decidió cobrar por vía judicial la deuda de Inversiones Córdova con el departamento, deuda que asciende a más de 4.100 millones de pesos.
Lo cierto del caso es que quien terminó acusado por la Procuraduría y la Fiscalía fue el gobernador. Manzur se ha visto envuelto en más de un escándalo -como sucedió cuando nombraron a su hermano José Camilo gerente de Urrá-, aunque casi siempre ha sido por motivos políticos. Pero una cosa es ser acusado de nepotismo y otra de concusión. Mientras lo primero no pasa de ser un escándalo publicitario, lo segundo tiene graves implicaciones penales y lo podría llevar a la cárcel por varios años.