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Una mano amiga

A través de su embajada en Colombia, el gobierno japonés se ha convertido en uno de los principales cooperantes con el desarrollo colombiano.

28 de noviembre de 2004

Desde hace unas semanas 1.200 niños de los municipios de Mutatá (Antioquia), Boavita y Santa Rosa de Viterbo (Boyacá) sueñan con su nueva escuela. Muchos de ellos no tenían acceso al sistema escolar y otros debían estudiar en ambientes poco acogedores, pero gracias a una generosa ayuda sus escuelas serán una realidad. En el marco del Plan Padrino de la Consejería de Programas Especiales de la Presidencia de la República, el gobierno japonés firmó tres convenios de cooperación por un valor de 658 millones de pesos, dinero que se destinará a proyectos de infraestructura y dotación escolar en los tres municipios.

Japón es uno de los países más activos en lo que a cooperación internacional se refiere. Con el Plan Padrino la relación comenzó a raíz del terremoto que afectó al Eje Cafetero en 1999, cuando el país nipón fue el primero en hacerse presente con ayuda para los damnificados. Desde entonces su contribución ha sido constante, especialmente en temas de pobreza y desplazamiento. "Sin duda Japón es el mayor aportante del programa, y sus contribuciones han generado movilización de recursos adicionales por parte de alcaldías, gobernaciones y entidades educativas como una muestra de compromiso a nivel nacional", dice Diana Palacio, directora del Plan Padrino. Durante el actual gobierno y dentro del Plan Padrino el gobierno japonés ha aprobado proyectos por un valor cercano a los 12.000 millones pesos, que han beneficiado a aproximadamente 65.200 niños de escasos recursos.

Dentro de las causas actualmente favorecidas por AOD se destacan especialmente las relacionadas con infraestructura educativa y suministro de equipos médicos. "Japón está colaborando con Colombia en el campo económico y social, especialmente en la educación, porque nosotros pensamos que el mejoramiento de las condiciones en este tema es muy importante para reducir el problema de la pobreza y contribuir al sano desarrollo económico del país", asegura Wataru Hayashi, embajador del Japón en Colombia. Para el futuro el gobierno japonés está estudiando la posibilidad de extender la cooperación a causas relacionadas con el medio ambiente y la erradicación de las minas antipersonales.

Pero los aportes japoneses no se limitan al Plan Padrino. Desde 1989 y a través del esquema de asistencia financiera no reembolsable para proyectos comunitarios de seguridad humana APC, el gobierno japonés ha ayudado a la realización de 269 proyectos en todo el país, con donaciones que suman cerca de 15 millones de dólares. Este esquema es implementado por una entidad que desde hace 50 años canaliza la ayuda técnica y económica que el Japón presta a muchos países en vías de desarrollo: Asistencia Oficial al Desarrollo, AOD. "Ningún país puede vivir aislado de la comunidad internacional y la ayuda al desarrollo es un elemento necesario para construir un mundo más amable, con más oportunidades para todos", dice el embajador Hayashi.

Para este año el presupuesto destinado a la AOD es de 7.427 millones de dólares, que se repartirán entre los países beneficiarios que se encuentran en los cinco continentes. "En el caso colombiano el problema del narcoterrorismo no es sólo de Colombia sino del mundo. Japón, como miembro de la comunidad internacional, quiere contribuir a la resolución de este problema", dice el embajador, y para no dejar lugar a dudas concluye: "Nuestro apoyo no es de caridad sino de solidaridad con Colombia".