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Javier Mauricio Durán Vergara confesó ser uno de los autores de la masacre ocurrida el martes de la semana pasada en Barrancabermeja, en la que murieron seis personas de una misma familia

JUDICIAL

Una noche espantosa

Todo apunta a que la masacre de la semana pasada en Barrancabermeja tuvo su origen en rencillas familiares y no en ritos satánicos.

11 de junio de 2006

En los primeros minutos de la madrugada del día 6, del mes 6, del año 06, la muerte se hizo presente en Barrancabermeja. Fueron seis los muertos. Todos acuchillados y de la misma familia. Semejante coincidencia numérica hizo propagar el rumor de que el hecho tenía su origen en un ritual satánico apropiado para ese martes lleno de cábalas.Sin embargo, con el paso de los días, esta hipótesis comenzó a disiparse

SEMANA reconstruyó el suceso. Poco después de las 12 de la noche, Javier Mauricio Durán Vergara, de 26 años, llegó al lugar con Pedro Antonio Páez Cuello, alias 'Chayane', de 35 años, y otro hombre identificado como 'El cura', de sólo 17. Los tres arribaron ebrios al parque Camilo Torres Restrepo, en la zona residencial de Barrancabermeja.

'El cura' llevaba el maletín negro en el que iban los cuchillos para perpetrar el homicidio. Eran las 12:25 minutos de la madrugada cuando Reynaldo Vergara Palencia, un pensionado de 55 años, vio a su sobrino Javier Mauricio llegar a la casa en la que ocupaba un cuarto. Alcanzó a intercambiar con él algunas palabras antes de ser acuchillado mortalmente en el rostro, el cuello y el abdomen. Los hombres entraron a la residencia y asesinaron a las otras víctimas. En el piso quedó Nayibe Vergara Palencia, una comerciante de 54 años, y sobre una cama, Jennifer, de 20. Cerca del comedor cayó Pablo Armando Ardila Vergara, estudiante de 17 años, en la sala, Óscar Darío Vergara Palencia, de 60 años, y sobre un sofá, Pedro Alberto Ardila Vergara, de 24.

Según el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI), los crímenes ocurrieron en menos de 10 minutos. Hacia las 12:40 varios vigilantes nocturnos comenzaron a sospechar que algo había ocurrido porque vieron a dos de los sindicados salir de la vivienda con una bolsa negra y dejar la puerta abierta de par en par. Cuando los celadores sonaron seis veces sus silbatos, nadie respondió. Entonces un vecino se atrevió a entrar y se encontró con el primer cadáver.

Los vecinos llamaron de inmediato a la Policía, mientras Javier Mauricio seguía como si nada en el sector, tranquilo pero con su pulgar izquierdo cortado y sangrante. Menos de una hora después llegaron dos patrulleros de la Policía que llamaron refuerzos para ingresar al inmueble. Cuando lo hicieron se encontraron con el dantesco espectáculo. Los funcionarios del CTI encontraron en el cuarto de Durán Vergara documentos alusivos a la muerte, ritos, imágenes de calaveras, y rock heavy metal. Al amanecer, la calle era un hervidero. Todos especulaban y la mayoría relacionaba la masacre con los anuncios de los medios sobre la fecha. "Fue el diablo", aseguraban. El rumor había nacido y ya era imposible pararlo.

Al principio las autoridades no se atrevían a afirmar que el hecho tuviera relación con sectas satánicas. La confusión aumentó cuando el defensor regional del Pueblo, Jorge Gómez Lizarazo, precisó que el principal sospechoso vestía siempre de negro y podría estar vinculado a estos actos.

Esta tesis cambió cuando las autoridades detuvieron a Durán Vergara y a Páetz Cuello. Con frialdad aceptaron que lo habían hecho por rencillas familiares. El primero declaró que de esa familia solo recibía "humillaciones" y "agresiones verbales". 'Chayane', por su parte, confesó que "los apuñalamos por la herencia de una casa" (avaluada en 40 millones de pesos) que entraría en juicio de sucesión después de la muerte del patriarca de la familia Vergara. Pero para la gente, ninguna de estas situaciones justifica un crimen de esas dimensiones e insisten en que fue una acción provocada por el diablo.

Las autoridades piensan, entre tanto, que el demonio está más bien en la historia de violencia del municipio más el alcohol y la droga. Y que en el hecho nada tuvieron que ver las fechas fatídicas tan promocionadas en los medios de comunicación.