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La estrategia de seguridad ciudadana atacará los focos de inseguridad que afectan a los ciudadanos de a pie. Dentro de las reformas contempladas está el aumento de la fuerza pública y un nuevo Código de Policía.

ORDEN PÚBLICO

Una receta de buenas intenciones

El gobierno busca hacerle frente a la inseguridad ciudadana con un paquete de reformas a los códigos. ¿Será suficiente?

9 de octubre de 2010

La encuesta de Gallup, conocida esta semana, muestra que el segundo gran problema que preocupa a los colombianos -después de la situación económica- es la inseguridad; el 55 por ciento de los encuestados cree que esta va empeorando, contra el 31 por ciento que considera que va mejorando. Esta percepción está directamente relacionada con lo que se vive en las ciudades.

Para atacar esta preocupación, el martes pasado el ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, llegó al Congreso con el paquete de reformas con las que el gobierno tratará de recuperar la tranquilidad en las ciudades. Ante el Senado presentó el proyecto de seguridad ciudadana, que incluye cambios a tres códigos: al Penal, al de Procedimiento Penal y al de Infancia y Adolescencia. En él aumentan castigos y penalizan otras conductas que no estaban señaladas en la ley.

El proyecto propone establecer un sistema nacional de información unificado y en línea, en el que las autoridades puedan observar, entre otras, las órdenes de captura vigentes y los salvoconductos otorgados para porte de armas. Se crearán jueces de control de garantías de reacción inmediata que puedan moverse por todo el país. Con esto se busca proteger a los jueces locales de las amenazas de bandas criminales. Una profunda modificación al proceso de extinción de dominio para volverlo más expedito, para que los bienes incautados dejen de ser elefantes blancos.

Habrá luz verde para que fiscales y policía judicial puedan realizar allanamiento y registros las 24 horas del día (hace un par de semanas hubo una gran controversia porque un juez dejó en libertad a los supuestos integrantes de una red de tráfico de armas que fueron capturados de madrugada). Se crea el delito de pertenencia a bandas criminales, y el régimen de responsabilidad de menores de edad se endurecerá en cuanto a sanciones y se fortalecerá en el componente de resocialización.

No son los únicos cambios sobre el tapete. El martes, el Ministro radicó en la Cámara de Representantes el proyecto del nuevo Código de Policía, que unificará la legislación policial y dará instrumentos para que los uniformados puedan actuar con agilidad y eficacia no solo en restablecer el orden, sino en prevenir alteraciones del mismo. El proyecto también organiza y actualiza aspectos como las multas y demás sanciones. Se espera que con este instrumento la Policía pueda poner en marcha en todo el país la llamada vigilancia por cuadrantes que hoy existe en ciertas zonas neurálgicas.

Lo que se busca con tan variados ajustes es fortalecer la articulación de las autoridades locales (alcaldes y gobernadores), la rama judicial, la Fiscalía y la Policía, para impactar los focos de inseguridad que afectan a los ciudadanos de a pie. Pero ¿de dónde saldrá la plata?

El gobierno viene trabajando en la prórroga de la ley de orden público que faculta a los mandatarios locales para que apropien y reciban más recursos para programas de seguridad, a través de tasas o sobretasas, o vía donaciones de particulares. El Fondo de Seguridad y Convivencia (Fonsecon) será fortalecido con dineros de la Nación que se sumarán a los recaudados por los municipios. Este fondo será el encargado de administrar, diseñar e impulsar los mejores programas de seguridad ciudadana. Se estima que el primer año el fondo destinará 120.000 millones para atacar la inseguridad y que en el cuatrienio se llegará a 500.000 millones.

Sobre el papel, las reformas propuestas por el gobierno suenan bien. Apuntan tanto a acabar la impunidad de las bandas criminales como a facilitar el trabajo de las autoridades. La pregunta es si el problema real era de normas o, más bien, de la eficaz aplicación de las que ya existen.