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¿UNA SOLA VUELTA?

El dramàtico descenso de Navarro en las encuestas hace pensar que puede no hacer falta una segunda vuelta para elegir al próximo Presidente.

9 de mayo de 1994

LAS ENCUESTAS ELECTOrales parecen estar a punto de de mostrar que los colombianos no podrán estrenar el mecanismo constitucional de la segunda vuelta para la elección presidencial. Definidas las fórmulas de candidatos a presidente y vicepresidente de los dos aspirantes punteros, y tras un proceso de aguda polarización de la intención de voto entre Ernesto Samper y Andrés Pastrana, ya no parece imposible que uno de ellos -en especial Samper, quien encabeza los sondeos más recientes- pueda alcanzar más del 50 por ciento de los votos válidos en la primera vuelta, que tendrá lugar el 29 de mayo.
En efecto, una encuesta divulgada el lunes 11 por la cadena Caracol y realizada por el Centro Nacional de Consultoría, coloca a Ernesto Samper Pizano con 49 puntos sobre Andrés Pastrana Arango, con 42, y deja a Antonio Navarro Wolf, otrora poderosa tercera fuerza política, apenas con un 4 por ciento. Este resultado se asemeja al de otros sondeos y hace pensar que el candidato liberal y su compañero de fórmula para la Vicepresidencia, el ex ministro Humberto de la Calle Lombana, están a punto de traspasar el límite mágico del 50 por ciento que se requiere para que no se haga necesaria la segunda vuelta.
¿Qué puede explicar este fenómeno, si hasta hace tan sólo unos pocos meses nadie daba un centavo por que la elección presidencial se fuera a definir en la primera vuelta?
Lo primero que hay que decir es que, más que el aumento de Samper, o el congelamiento de Pastrana, lo que explica que todo pueda definirse el 29 de mayo es la dramática caída de Navarro. Si Samper -o Pastrana- hubieran aumentado, pero Navarro se hubiera mantenido por encima del 10 por ciento, ninguno de los dos primeros se habría podido acercar al 50 por ciento por simple y llano ejercicio matemático. Para demostrarlo, basta efectuar el siguiente cálculo: con un 10 por ciento de Navarro y un 5 por ciento para distribuir entre votos en blanco y votos por otros candidatos, como Miguel Maza, Enrique Parejo y Regina Betancur, Samper y Pastrana tendrían que pelearse 85 puntos entre los dos, lo que obligaría a uno de ellos a tomarle 15 puntos de ventaja al otro para llegar al 50 por ciento.
Pero con Navarro en apenas 4 por ciento y con tendencia a la baja, y con los demás candidatos en un total inferior a 5 por ciento, la posibilidad de que uno de los dos punteros llegue al 50 por ciento no es remota, pues implica tomarle al segundo entre 8 y 9 puntos, algo que no parece imposible como lo demuestran los 7 puntos de ventaja de Samper sobre Pastrana en la encuesta divulgada por Caracol.
Incluso si, como creen los voceros de la campaña pastranista, se presenta la eventualidad de un repunte del ex alcalde de Bogotá, la intención de voto en su favor tendría que crecer en detrimento de Navarro y los demás candidatos como Maza y Parejo, pues resulta muy difícil que con un grado tan alto de polarización entre él y Samper logre quitarle votos al candidato liberal. Y si se diera ese repunte, tanto Samper como Pastrana se acercarían al 50 por ciento y la posibilidad de que todo se definiera el 29 de mayo seguiría siendo alta.
Lo que más ha contribuido a que esto suceda es que la campaña ha sido bastante larga y esto ha permitido que, con el paso del tiempo, las cosas se hayan polarizado entre los dos candidatos que desde un principio fueron los únicos con reales posibilidades de triunfo. Es así como hace un año Samper y Pastrana se peleaban como un 65 ó un 70 por ciento de las intenciones de voto, lo que le dejaba a otras opciones como Navarro un margen amplio para alcanzar una cifra importante de entre el 15 y el 20 por ciento.
Pero como Navarro nunca logró ascender y, por el contrario, comenzó a caer, muchos de sus simpatizantes empezaron a aplicar la tesis del voto útil, y a expresar su deseo de votar ya no por el ex guerrillero, sino por Samper o Pastrana. Fue así como estos dos candidatos crecieron. Esto a su vez concentró la atención de los medios de comunicación en ellos y, de rebote, esa alta exposición ante la opinión pública favoreció aún más la polarización del electorado en esos dos nombres.
En las siete semanas que faltan para la primera vuelta esta tendencia puede acrecentarse. Ante la divulgación permanente y masiva de encuestas se puede producir otro efecto muy típico del electorado colombiano y de muchos países del mundo: el llamado efecto vagón, según el cual a medida que se acerca la fecha de la votación y las encuestas señalan a los favoritos, los votantes se aproximan a quien o a quienes puntean, pues a todo el mundo le gusta votar por el que va a ganar.
Si esto se llega a producir en las semanas que faltan de campaña, es muy posible que Samper salga favorecido, pues el estar liderando las encuestas puede impulsar a muchos votantes a subirse en el vagón rojo y a darle el empujón que le falta para llegar al 50 por ciento el 29 de mayo. Los 50 días que quedan antes de la primera vuelta dirán si esta tendencia se confirma o si, por el contrario, las cargas se emparejan y esto hace imposible que alguno de los dos candidatos llegue a la mitad más uno de los votos, caso en el cual todo quedará para la segunda vuelta, en la que cualquier cosa podrá suceder.