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UNA TUMBA ENTRE REJAS

En medio del frenesí antiterrorista que se vive en EE.UU. un juez condena a 10 cadenas perpetuas a uno de los más cercanos lugartenientes de Pablo Escobar.

5 de junio de 1995

CUANDO EL JUEZ STERling Johnson leyó la sentencia en una Corte de Brooklyn contra Dan Denys Muñoz Mosquera, el ex sicario del cartel de Medellín debió comprender que eso del peso de la ley no es una simple metáfora.
Si la voluntad del juez se cumple 'La Quica' le quedará debiendo nueve vidas a la justicia que lo condenó a 10 el viernes por la voladura del avión de Avianca en noviembre de 1989, asociación ilícita, contrabando de cocaína, y asesinato en primer grado por la muerte de dos estadounidenses que iban a bordo del avión.
"Este proceso y su resultado constituyen un mensaje no solamente a los narcoterroristas en Colombia sino también en todo el mundo, de que uno no anda por ahí matando a ciudadanos norteamericanos inocentes", dijo al fiscal Cheryll Pollak.
En otra época, la condena contra el colombiano tal vez hubiera sido menos severa pero en las palabras del fiscal y en los términos de la sentencia quedó plasmado el frenesí antiterrorista que se vive en Estados Unidos como resultado del ataque a un edificio federal en Oklahoma.
Además del logro policiaco de desenmascarar a un temible fugitivo, el juicio de Muñoz pasa a los anales de la jurisprudencia de Estados Unidos por haber sido el primero en el que alguien resulte condenado bajo las normas de una ley federal de 1956 que consagró como delito la voladura de aviones, y el primero en que se aplica el estatuto antiterrorista de 1986 que tipificó el asesinato de ciudadanos estadounidenses en el exterior.
Por su parte para la justicia colombiana, a nivel internacional, el fin de este largo y accidentado juicio es una lección de verguenza pues mientras el país donde ocurrió la tragedia no hay ni un solo condenado, en uno ajeno a la misma, una fiscal se las ingenió para darle un giro a las leyes, hallar la debida competencia y encontrar 35 testigos que terminaron por convencer a un jurado de la culpabilidad de 'La Quica' .
"Dios y el gobierno saben que yo soy inocente ", fueron las únicas palabras de quien alguna vez fue uno de los hombres más respetados del ala terrorista del cartel de Medellín. 'La Quica' no explicó a cuál gobierno se refería, pero si lo hacía aludiendo al colombiano jurídicamente está en lo cierto.
En una controversial constancia que desconcertó al juez de la causa y que según le dijo una fuente a SEMANA no pasará inadvertida para la justicia gringa, el entonces Fiscal de la Nación certificó que Muñoz no tenía ningún cargo pendiente en Colombia por la explosión del avión

LA ESTRATEGIA DEL BARRO
Con la sentencia condenatoria se prueba una vez más la efectividad de una estrategia legal muy conocida en las fiscalías de Estados Unidos que consiste en abrumar al jurado con decenas de testigos y evidencias circunstanciales -ojalá visualmente impactantes- que sumadas por la memoria emotiva de los jurados, dejan la inequívoca sensación de que el hombre que está sentado en el banquillo es culpable.
Un abogado del equipo de la defensa del general Manuel Antonio Noriega explicaba que la práctica es comparable con el tirar enormes cantidades de barro contra una pared en espera de que algo se quede pegado. Aunque algunos pedazos caen, otros se fijan. Es una táctica que se utiliza con frecuencia en aquellos casos en que la personalidad del acusado, el ambiente en que se mueve y sus antecedentes son altamente comprometedores, pero las pruebas directas que los pueda condenar por el delito más importante no existen.
Al tenor de esta estrategia que tanto daño le hizo a Noriega, Cheryll Pollak y Beth Wilkinson, no despediciaron oportunidad para presenciar una y otra vez el macabro escenario del lugar donde quedaron los restos de los 107 pasajeros del avión de Avianca de la mañana del 27 de noviembre de l 989.
El testimonio más demoledor presentado por la Fiscalía, fue sin duda el de una joven antioqueña llamada Vicki, que aseguró haber escuchado de boca de 'La Quica' cómo se planeó y ejecutó el atentado del avión. De acuerdo con la informante, que tiene deudas con la justicia por tráfico de drogas en las calles de Nueva York, 'La Quica` contrató a un sicario que fue engañado con el artificio de que debía registrar la voz de uno de los pasajeros del avión con una grabadora que había sido instalada en un maletín, donde realmente llevaba una bomba. Al poner a funcionar el aparato la bomba hizo explosión y voló en miles de pedazos la aeronave minutos después de haber despegado del aeropuerto El dorado.

SEMBLANZA NEFASTA
Con un prontuario como el recogido por los fiscales. `La Quica' tenía muy pocas posibilidades de obtener una nueva declaratoria de nulidad, como lo había logrado meses antes y mucho menos de ganar el juicio que fue ignorado por la prensa de Estados Unidos y de Colombia.
Durante el juicio de dos meses que concluyó con su condena, la semblanza dibujada por los fiscales del caso mostró a Muñoz como un despiadado sicario del cartel de Medellín que empezó su vida criminal desde los 12 años, y fue responsable no solo de la voladura del avión sino del asesinato de por lo menos 50 policías, jueces y funcionarios públicos en Colombia antes de escapar de una prisión de Bogotá en 1991, donde cumplía una condena por robo armado.
Muñoz fue detenido en Queens, un distrito de Nueva York y fue acusado de mentir a agentes federales sobre su identidad. Fue condenado por ese y otros cargos a seis años de prisión y estaba cumpliendo esa pena cuando fue acusado por el atentado del avión. 'El gobierno de Estados Unidos al igual que lo hicimos en este caso, busca a esta gente para hacerle sentir todo el peso de la ley ", dijo Pollak.