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Una vía al futuro

La entrega en concesión del río Magdalena a los particulares podría significar el renacimiento de la principal arteria fluvial del país.

19 de febrero de 2001

Gabriel Garcia Márquez suele decir que en sus memorias recreará su infancia cuando era feliz viajando en buque por el río Magdalena. Por aquel entonces era un hecho cotidiano que los barcos navegaran de puerto en puerto en sus aguas plenas de vida mientras el bullicio de los pasajeros se mezclaba con el canto de los pájaros que vivían en una vegetación exuberante.

Hoy el río más importante del país presenta un panorama muy diferente. En sus orillas deforestadas, de las que desaparecieron hace rato las babillas, los pescadores esperan en silencio la subienda mientras de vez en cuando una que otra embarcación menor pasa frente a ellos. Varias generaciones de colombianos han asociado al río con el abandono y un pasado irrepetible.

Pero esa situación podría cambiar. “El Estado no tiene cómo recuperar al Magdalena, por eso lo vamos a entregar en concesión”, dijo a SEMANA el ministro de Transporte, Gustavo Canal. “A mí no me cabe duda que los privados hacen mejor las cosas que los públicos”, sostiene. En los próximos días se firmará el acta de iniciación de los contratos y en seis meses estará concluido el estudio de demanda. Hasta ahora empresarios alemanes y franceses, además de nacionales, han mostrado interés en el programa. Al fin y al cabo el gobierno está dispuesto a desembolsar de inmediato 20.000 millones de pesos para iniciar la recuperación del río.

Según las condiciones del contrato los concesionarios deben comprometerse a mejorar y construir muelles y puertos, a instalar las señales en la vía fluvial, a dragar sus aguas y a reforestar sus vertientes. Como contraprestación cobrarán un peaje a las embarcaciones. “Es como si se tratara del mantenimiento de una autopista”, explica el ministro.

Se trata de revertir la tendencia de los últimos 50 años, en los que el país le ha dado la espalda a esta arteria que fue fundamental en la historia de Colombia. Las cifras de su explotación actual son dicientes. A pesar de que el Magdalena cuenta con 1.550 kilómetros navegables sólo un 1,6 por ciento de la carga nacional se transporta por sus aguas. Por comparación en Alemania, por ejemplo, el transporte fluvial alcanza el 35 por ciento. El desaprovechamiento es mayor si se tiene en cuenta que los costos son en promedio seis veces menores que por cualquier otro medio de transporte.

Lo más paradójico es que, a pesar de todo, el río mueve cifras monumentales. El año pasado se transportaron por el Magdalena 4.297.282 pasajeros, 29.909 cabezas de ganado y 4.602.458 toneladas de carga. El gobierno cree que si los particulares le meten el hombro al río estas cifras deberán quintuplicarse en el primer año de concesión.

Y la cosa va en grande pues el programa de concesiones fluviales no se refiere solamente al Magdalena. Inicialmente el plan también abarca al río Meta con el fin de mejorar la comunicación con Venezuela.

Sin embargo hay críticos que consideran que no hay necesidad de entregar en concesión al Magdalena. “Lo que hace falta más que todo son las vías de acceso y unos arreglos puntuales en algunos de los puertos”, dijo un empresario que prefirió mantener su nombre en reserva. “Además ninguna concesión sirve si no hay vías óptimas que comuniquen, por ejemplo, a Bogotá con el río para transportar la carga”, agregó. Pero los funcionarios del Ministerio, por el contrario, son optimistas y creen que esta decisión abrirá una verdadera vía al futuro de la Nación. “Además podemos recuperar el río desde el punto de vista turístico y hacer así un aporte al desarrollo y a la paz”, concluye el Ministro. Si sus esperanzas se cumplen los colombianos verían realizado un sueño que parecía imposible: el renacimiento del río Magdalena, la arteria que sirvió para fundar al país. n