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EN PLATA BLANCA

"Uribe está en su legítimo derecho de opinar lo que quiera"

El asesor electoral venezolano J.J. Rendón habla de la popularidad del presidente Santos, de su disputa con el expresidente Uribe y de los partidos presentes y futuros.

María Jimena Duzán
11 de agosto de 2012

María Jimena Duzán: Cómo catalogaría al gobierno de Santos luego de dos años de gobierno?

J.J.Rendón:
Mire, los gobiernos se evalúan cuando terminan y a Santos le faltan dos años. Si esa apuesta que él ha hecho le sale mal, probablemente va a pagar un precio. Si sale bien, será reconocida en este gobierno y en otras generaciones. Churchill decía que un estadista es un hombre que más allá de pensar en las próximas elecciones piensa en las próximas generaciones. Pero además no creo que Santos sea antiuribista, lo que pasa es que no es continuista. Su lema de campaña que muchos han olvidado era: 'Mucho se ha hecho, pero mucho está por hacer'.  

M.J.D.: Y no será que la baja en las encuestas tiene que ver con el hecho de que hay la percepción de que Santos quiere quedar bien con todos los sectores?

J.J.R.:
Eso no es cierto. Él ha empuñado temas muy delicados: la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras y la política internacional con Venezuela, sobre la que ni siquiera voy a opinar, pero que yo catalogaría de audaz. Probablemente estos temas no encajan dentro de un continuismo de Álvaro Uribe y en mi opinión son criticados por el uribismo duro de manera estúpida. No entienden que el presidente es el presidente de todos los colombianos, incluyendo a los opositores y el hecho de que el presidente tome ideas de Pardo, de Mockus, del Polo, no es porque quiera tener contento a todo el mundo, ni porque sea un gobernante indeciso. Lo que demuestra es que no es un presidente radical y que es el presidente de la Unidad Nacional. En este gobierno, los bebés no son de Santos sino de la Unidad Nacional.

M.J.D.: ¿Y los huevos de Uribe? Hay la percepción de que la seguridad democrática se le ha ido desmoronando a Santos. ¿Usted cree que a eso se debe la baja de la popularidad en las encuestas?

J.J.R.:
Yo creo que eso de las encuestas se debe fundamentalmente a un problema de comunicación. Y eso implica que ministros, funcionarios, analistas no se han tomado el oficio de entender que no son suficientes los indicadores internos que ellos tienen, sino hacer que la gente los comprenda. No es lo que tú dices, es lo que la gente entiende. No es lo que tú haces, es lo que percibes.

M.J.D.: Y en esa percepción cuánto ha influido el twitter de Uribe?

J.J.R.:
Cuando el expresidente se fue del gobierno su favorabilidad era del 84 por ciento. Hoy, dos años más tarde es cercana al 60 por ciento. No hay ningún expresidente que a los dos años siga tan alto como lo sigue estando Uribe, eso hay que reconocerlo. Eso no le pasó ni a Clinton, ni a Fox, ni a ninguno. Eso te da un poder y una beligerancia política. Él está en su legítimo derecho a opinar lo que quiera y creo que lo hace de manera auténtica, aunque inconveniente.

M.J.D.: ¿Cómo así?

J.J.R.:
Pues es que son del mismo partido…

M.J.D.: Pero ya Uribe montó otro bajo el nombre de Puro Centro Democratico.

J.J.R.:
Mire, María Jimena, ese partido no existe todavía porque ni siquiera se han recogido las firmas. Eso es un título que puede prosperar, pero por ahora no existe.

M.J.D.: Pero si ya están montando listas, tiene candidatos…

J.J.R.:
Pues amanecerá y veremos. Llueve y escampa. Lo que yo sí le quiero decir es que el origen es común. Y que lo que llama la atención es que un expresidente que representa el uribismo que fue la fuerza que colocó en el poder al presidente Santos, se vuelva disidente.  

M.J.D.: ¿Hay expresidentes que se hayan convertido en disidentes con la pugnacidad con que lo ha hecho Uribe?

J.J.R.:
Claro que sí, Uribe no es el único. Mire lo que pasó en las últimas elecciones presidenciales en México con el expresidente Fox. Él fue reprendido por la comisión de ética del PAN, por cuenta de unas declaraciones en las que dijo que como su candidata no iba a ganar, él consideraba que había que votar por el PRI.

M.J.D.: ¿Cómo cree que va a terminar la pelea entre Uribe y Santos?  

J.J.R.:
Quizás la diferencia de personalidad, de estilos, es lo que ha generado este choque. Creo que si se hubieran comunicado más, probablemente no estaríamos en esta situación. Mejor dicho: no creo que haya un problema de fondo sino de forma. No creo que esto vaya a pasar a mayores. Faltan dos años. Churchill que tanto le gusta a Santos, decía que en la política es la única parte donde uno puede morir y resucitar sin ningún problema. En política los enemigos de hoy pueden ser los aliados de mañana. No hay hechos definitivos en política.

M.J.D.: Y si es un problema de forma  y no de fondo, me imagino que usted es el primer interesado en que los dos se vuelvan a unir.

J.J.R.:
Eso lo deberían hacer por el bien de Colombia.

M.J.D.: Y será que a Colombia le conviene que el presidente Santos se convierta en el pelele de Uribe? ¿Eso sí será democrático?

J.J.R.:
Esa percepción, con todo respeto, María Jimena, es errónea. Uribe no quiere que Santos sea su pelele. Uribe lo que quería era explicaciones, que no se le dieron en su momento. Es egoísta pensar que el expresidente Uribe hace todo esto porque quiere volver al poder.

M.J.D.: ¿Explicaciones sobre qué quería el expresidente Uribe?

J.J.R:
Pues explicaciones de cambios, de nombramientos, de políticas públicas…

M.J.D.: ¿Toda esta pugna comenzó por unos nombramientos?

J.J.R.:
Pues es que la cosa no es tan simple. Fue una sumatoria de cosas. Hubo un acto hace poco de agasajo a Uribe en donde el expresidente esperaba que el presidente fuera. Pero no fue. En cambio mandó una carta firmada por el secretario privado de Palacio que nadie revisó y que resultó siendo una ofensa para Uribe y para el uribismo.

M.J.D.: ¿Y cuál fue la ofensa?

J.J.R.:
¡Hombre!...era un homenaje al expresidente Uribe en su tierra. Él acababa de ser electo presidente, usted esperaría que por lo menos hubiera enviado una carta firmada por él o que hubiera ido. Y viceversa: el presidente Santos agregó el cuadro en la galería de los expresidentes de Álvaro Uribe y lo invitó a la ceremonia en Palacio, pensando en que eso podría ser un halago para el expresidente. Pero en la  mente paisa, vernácula de Uribe eso no es ningún halago porque él anda más en el rollo de sus huevitos y de su legado, y en la mente de Santos mandar una carta firmada por su secretario privado era suficiente.

M.J.D.: ¿O sea que usted cree que si se solucionan estos problemas de etiqueta, el uribismo va a terminar votando por Santos para su reelección?

J.J.R.:
Es que el electorado colombiano no es fundamentalista. Mire lo que pasó en Bogotá. La gente dice que Peñalosa perdió porque la campana fue mala y porque Uribe se le pegó. Eso es un exabrupto. La realidad es que Petro gana porque el Polo se dividió y Peñalosa, Gina, Galán y Luna sumaron más votos que Petro. Eso quiere decir que en apariencia tú ganaste pero en la realidad llegaste deslegitimado. Cuando eso ocurre, cualquier error grave que cometas, cambia la percepción en 30 segundos. El caso de Santos es el contrario. Él entró con una mayoría histórica en Colombia y tiene una gran legitimidad, tiene un partido como La U que ha ganado todas las elecciones. Nada está perdido. Y si el gobierno consigue explicar mejor los logros que sí está teniendo, se puede recuperar.

M.J.D.: ¿Qué opina del movimiento independiente que nació en Medellín, que dice que ni Santos ni Uribe, ni la izquierda…

J.J.R.:
Que está bien. Les voy a cantar la canción esa de "Ojalá les vaya bonito". A eso le falta una estructura, penetración territorial,  aliados. Puede que se convierta en un espacio para decir cosas, pero para ganar las elecciones la U les lleva mucha ventaja.

M.J.D.: Me perdonará, pero el partido de la U, no es el modelo de estructura política a emular. Está dividido, untado de parapolítica.  

J.J.R.:
¿Quiere que hablemos de las calidades de los jefes de los demás partidos? La U no tiene nada peor que los demás. ¿Que es un partido adolescente? Cierto. ¿Que tiene dilemas de lealtades entre Uribe y Santos? Cierto. Pero gana elecciones y gobierna. Es la primera fuerza de este país.

M.J.D.: Y el Partido Liberal?

J.J.R.:
Ojalá resucite. Va bien. Ha hecho un esfuerzo por ser menos radical y más conservador. El Partido Conservador también está tratando de rescatar su identidad luego de que se desdibujó en el gobierno de Uribe; el Polo está hecho trizas, el Partido Verde no existe, la ASI tampoco. Por eso te digo que en medio de ese maremágnum, La U, no está mal.

M.J.D.: Gran consuelo. ¿Ha sido contratado por el presidente Santos para asesorarlo en estos dos años que le quedan?

J.J.R.:
No. Sigo manteniendo una excelente relación con él y cuando me pide consejos se los doy. Nos respetamos mutuamente. Y creo que la situación en las encuestas es inmerecida pero comprensible, porque como lo dije, no se ha hecho el esfuerzo necesario para explicar.

M.J.D.: Y a Germán Vargas ¿cómo lo ve?

J.J.R.:
Ha hecho un gran esfuerzo por mejorarse a sí mismo. Por ser más potable, menos radical, menos conflictivo, menos protagonista, más humilde. Cometió un error al distanciarse abruptamente con el uribismo sin una explicación. Eso le hizo perder un electorado base porque hasta hace poco él se vendía como el primer uribista del país. Hasta las telenovelas tienen que ser coherentes para que te las crean y no se puede mezclar CSI con Betty la Fea.

M.J.D.: ¿Y cómo definiría al Santismo?

J.J.R.:
Los ismos son para líderes carismáticos y Santos no lo es todavía. Es un líder más racional, más gerencial. No es un tipo al que la gente le prendería velitas. Como un Chávez, un Uribe, o un Fajardo.  

M.J.D.: Por último, ¿el presidente Chávez sí está enfermo?

J.J.R.:
Nunca compré esa telenovela. Debe tener una enfermedad. Pero ese cuento que montaron del cáncer terminal y que justamente resucita tres días antes de que comience la campaña, pues no lo creo. Después de los grandes escritores de telenovelas como Delia Fiallio, los que siguen son los asesores de Chávez.  

M.J.D.: ¿Alguna duda de que él va a ganar?

J.J.R.:
No soy futurólogo.