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‘‘Con el nuevo gabinete valdría la pena decir ‘bienvenidos al pasado’’’ | Foto: León Darío Peláez

EN PLATA BLANCA

"Uribe hubiera firmado un acuerdo como este"

Francisco Santos habla de su salida de RCN, de sus chivas en el proceso de paz, de la actitud de los medios y de sus relaciones con el presidente, su primo hermano.

María Jimena Duzán
8 de septiembre de 2012

Maria Jimena Duzán: ¿Qué motivó su salida de RCN?

Francisco Santos:
Como dije en un Twitter: fue una decisión empresarial que me fue comunicada el viernes hace ocho días. No quiero decir más.

M.J.D.: Sorprendió que fuera usted el que sacó a la luz pública una noticia que el gobierno tenía guardada bajo llave. Me refiero al documento en el que se acuerda el inicio de conversaciones con las Farc.

F.S.:
Es que yo no solo saqué el acuerdo, sino que conté la historia de cómo habían sido las conversaciones en Cuba y en Oslo. Y le digo una cosa: me guardé una cantidad de información.

M.J.D.: ¿Y por qué no la reveló?

F.S.:
Porque no quería hacerle daño al proceso. Lo que pasa es que cuando empecé a ver que todo el mundo filtraba cositas, me dije: “Yo con todo … ¿y no lo saco?... !Nooo, perdóneme!”. La noticia de que venía un proceso de paz en firme me la confirmó una persona que me llamó del Cauca a contarme la historia con pelos y señales. Yo le pregunté que quién era la fuente de esa información y él me dijo que eran “los amigos” (la guerrilla). Ahí fue cuando decidí echar la primera chiva. Después de que conté la historia de los primeros encuentros, me llegó el documento de la forma más inesperada. Y no le puedo decir nada más, porque donde haya un indicio de quién es esa persona, la matan.

M.J.D.: ¿Usted filtró esa noticia para torpedear el proceso de paz? Se lo pregunto porque el uribismo, grupo en el que usted milita, se opone al proceso.

F.S.:
¿Usted cree que si Julio Sánchez, Darío Arizmendi o Vicky Dávila hubieran tenido ese documento, no lo sueltan? Yo solo pensé en las Farc porque creía que se iban a molestar, pero al final no paso casi nada. La revelación del documento solo contribuyó a que el show no fuera tan grande, sino un poquito más pequeño. Pero además le voy a decir una cosa: si Luis Carlos Restrepo le llega al presidente Uribe en el 2008 con un acuerdo como este, Uribe lo firma. El presidente Uribe siempre tuvo claro que el uso de la fuerza es para lograr un acuerdo. Y estoy convencido de que hoy estamos sentados por lo que hicimos durante los últimos ocho años contra las Farc.

M.J.D.: ¿O sea que usted, a diferencia del expresidente Uribe, sí apoya el proceso de paz?

F.S.:
Si esto le sale muy bien al presidente Santos triunfa, si le sale mal es el fin de su gobierno. Está en juego el todo por el todo. Sin embargo, creo que es una apuesta que vale la pena hacer así no sea la solución a todos los problemas del país, como se le ha hecho creer a la gente.

M.J.D.: Pero si es cierto que Uribe también quería la paz, ¿por qué él se opone al proceso de manera tan integral?

F.S.:
Es que eso tiene que ver con que la pelea entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe no es una pelea por la paz, sino una disputa política.

M.J.D.: ¿Pero no es un poco mezquino que el expresidente Uribe esté utilizando la paz para conseguir réditos políticos?

F.S.:
¿Y cuándo la política no ha sido mezquina? Pero además le digo: Santos también ha sido inmensamente mezquino con el expresidente Uribe. Pudo haber construido su gobierno sobre lo construido, pero no quiso. Si no hubiera tenido la mezquindad en varios nombramientos en los que no vale la pena entrar, Uribe estaba montado en la paz al lado del presidente Santos. Le aseguro. Pero no: Santos decidió romper de una manera sutil pero brusca y le hizo un daño irreparable a esa relación. Ese es un error grave del presidente.

M.J.D.: ¿Qué opina del nombramiento del general Mora como representante de los militares?

F.S.:
No había podido escoger una mejor persona. Es el general de más influencia en el estamento militar. Queda eso sí en una situación difícil, porque se va tener que negociar en medio del fuego. Yo quiero ver la reacción del general Mora cuando haya un atentado como el que hubo en Caquetá cuando mataron 42 militares y que acabó con el proceso de paz de Barco. Creo que el nombramiento de Naranjo es de doble filo, sobre todo si le empiezan a aparecer todos los temas en los que sale salpicado, porque le puede armar un escándalo innecesario al gobierno. Creo que Luis Carlos Villegas no representa al sector agrario que es el que más tiene que perder en esta negociación, y en ese sentido me parece que se equivoca el presidente Santos. Frank Pearl y Sergio Jaramillo son dos personas cercanas al presidente y fueron las que arrancaron ese proceso.

M.J.D.:¿Qué opina de las gestiones de su primo Enrique Santos Calderón?

F.S.:
Pues mire: el jugó un papel clave en todo esto porque los conocía, y su presencia generó una gran confianza. Es más, yo le dije al principio de este gobierno esta frase: “ ¡Lo que usted ayudó a armar ahora ayúdelo a desarmar!”, ¡Es que por la revista Altenativa pasaron todos los grupos guerrilleros!.

M.J.D.:¿Qué opina del nombramiento de Humberto de la Calle como coordinador de los negociadores?

F.S.:
Que manda dos mensajes: uno que la paz es liberal y gavirista. Ese es un mensaje peligrosísimo porque no incita a la unidad en torno a la paz y que muy seguramente va a tener costos electorales porque va a producir una reacción en la U y en los conservadores. El segundo es positivo porque que se trata de una persona con gran experiencia en el manejo de la Constituyente.

M.J.D.: ¿Se lanza de nuevo a la política?

F.S.:
Tengo claro que mi carisma y el acercamiento con la gente son unos activos políticos inmensos. Lo que pasa es que yo me salí de la Vicepresidencia y me metí de lleno a la radio de manera inmediata y quiero dedicarme a descansar. ¿Que si descarto la política?, no la descarto. Pero es que para ejercerla se requiere una piel de cocodrilo que por primera vez en mi vida no sé si la tenga. Yo soy una persona demasiado sensible de piel. A veces me dicen que soy demasiado bueno y demasiado ingenuo y que eso en política es fatal.

M.J.D.: En una ocasión usted me dijo que salir de la Vicepresidencia al periodismo no le parecía ni traumático ni éticamente incompatible. ¿Sigue pensando lo mismo?

F.S.: Viéndolo en retrospectiva fue muy difícil. Uno viene del poder con un conocimiento y una mirada de la que es muy difícil desprenderse. A eso agréguele el hecho de que llegué al periodismo en medio de una dolarización, lo que hizo aún más complicado el tránsito. Sí, le confieso: no fue fácil.

M.J.D.: ¿Los medios son muy santistas?

F.S.:
Mire, la Unidad Nacional en los medios es total. Claro que en la prensa regional se siente menos la unanimidad tal vez porque allá se percibe más el deterioro del orden público. Esa unanimidad de los medios capitalinos le hace mucho daño a Santos.

M.J.D.: ¿Alguna duda de que Santos se quiera reelegir?

F.S.:
Ninguna, aunque yo creo que la reelección es dañina.

M.J.D.: ¿Qué me dice? ¿No fue usted quien más la empuñó y más la impulsó a pesar de todos los males que ella encarnaba?

F.S.:
Creo que habría que ampliar al periodo a cinco o seis años y eliminar la reelección. A esa conclusión llegué viendo lo que pasó en la segunda reelección de Uribe. En general he visto que a los presidentes la reelección les genera un desgaste en su gobernabilidad porque les hace perder independencia ante el Congreso. Y no me diga que Santos no ha dado puestos.

M.J.D.: Debo entender que a usted le gusta solo la reelección de Uribe pero no la de Santos.

F.S.:
¡Nooo!. En el proceso de la primera reelección de Uribe se generaron hechos positivos para el país. Pero el proceso político fue desgastador. Si el presidente tiene seis años para gobernar se dedica a eso. Si tiene cuatro con posibilidad de ocho, gobierna dos años y los otros los dedica a su reelección. Colombia no es una democracia madura como para meterse en ese tema todavía. Ahora, si Santos hace la paz y no se reelige, ¡es el presidente del universo!. Y si encima de eso deja el proyecto de la eliminación de la reelección con la ampliación de periodo, sería una jugada magistral, propia de un pokerista.

M.J.D.: ¿Su relación con el presidente Santos sigue siendo tan lejana?

F.S.
: El siempre es muy amable. Me echó el otro día un vainazo en el discurso el día del grado de su hijo del colegio. Habló de los “odios que rompen familias”. En el fondo sé que para él soy una piedra en el zapato; somos primos hermanos dobles, pero yo tengo mi posición y él la suya.

M.J.D.: ¿Qué opina del nuevo gabinete?

F.S.:
Que es un gabinete de bogotanos y bogoteños. Los primeros son de acá, los segundos nacieron en la provincia pero han vivido toda su vida en la capital. Me parece un círculo cerrado y alejado de la realidad del país. En el fondo este es un gobierno muy parecido al de Pastrana y al de Gaviria en el que los ministros de entonces son los de ahora. Aquí sí valdría la pena decir que bienvenidos al pasado. ¡Con decirle que la renovación del Partido Liberal, es Horacio Serpa! Claro que las Farc no se quedan atrás: los negociadores de las Farc son los mismos de Tlaxcala. Estamos fregados.

M.J.D.: Pero eso no solo pasa en la política, también pasa en los medios y usted es un ejemplo de eso.

F.S.:
Lo era hasta el viernes. Le voy a decir una cosa: un país donde el presidente es un Santos, el director del primer periódico del país está casado con una Santos, el director de la revista más importante es un Santos, el que está trabajando tras bambalinas por la paz es un Santos y el que le hace la oposición es un Santos, no existe ni en África.