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Utopía llanera

El gobierno le apuesta al más ambicioso plan para reubicar tanto a los desplazados como a los reinsertados del conflicto.

8 de agosto de 2004

Como en el libro Utopía, de Tomas Moro, un megaproyecto que empezó a desarrollarse en el Meta pretende convertirse en una especie de 'sociedad perfecta' para los desplazados y la población reinsertada que dejarían los eventuales acuerdos de paz con los grupos armados ilegales. El plan, considerado por analistas la primera verdadera reforma agraria que se adelantará en el país, sería la esperanza para más de un millón y medio de personas.

En Puerto Gaitán, en límites con el Vichada y sobre 40.000 hectáreas de las más extensas sabanas de la Orinoquia, el gobierno, la Gobernación del Meta y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoíca) le apuestan calladamente a un plan piloto para que campesinos desarraigados cultiven su tierra y en aldeas productivas puedan generar empleo y ser autosostenibles.

El plan ya ha recibido el espaldarazo del presidente Álvaro Uribe Vélez y del alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, y busca el apoyo de organizaciones internacionales y la empresa privada pues no se sabe con exactitud cuánto puede costar su ejecución en los próximos cuatro años. Por lo pronto el gobernador Edilberto Castro ya destinó los primeros 1.500 millones de pesos y se espera que con las visitas de Uribe Vélez y el ministro de Agricultura, Carlos Gustavo Cano, se puedan conseguir más recursos.

Inicialmente 1.000 familias serán beneficiadas con el megaproyecto denominado Programa Altillanura, cuyo gestor es el director regional de Corpoíca, Jaime Triana Restrepo. "En el Meta hay 7.561 familias desarraigadas a causa del conflicto, lo que representan 31.419 desplazados. Lo que queremos es reubicarlos en ecoaldeas productivas bajo la modalidad de empresas agroindustriales comunitarias, teniendo en cuenta que Corpoíca adelanta investigaciones para desarrollar mejores semillas en el suelo ácido de esa región", explicó Triana Restrepo.

Agregó que se establecerán cultivos de arroz, maíz y soya en forma alternada durante cuatro años, el producto de los cuales se destinará al autoconsumo y la elaboración de concentrados para la explotación avícola y piscícola. Por la cercanía con Venezuela se piensa también en la comercialización con ese país.

El proyecto busca construir cuatro asentamientos para 250 familias, cada uno con vías internas y servicios, puesto de policía, hospital y colegios, aprovechando la infraestructura que ya tiene montado el centro de investigaciones de Corpoíca en Carimagua, que tiene incluso una base militar. La fase inicial, con 16.000 hectáreas, comenzará con el traslado de 250 familias desplazadas a la región de Carimagua, cuya selección estará a cargo de sicólogos y sociólogos de la Red de Solidaridad.

En salud comenzará a brindarse servicio de primer nivel por el gobierno departamental, y más adelante se afiliarán los beneficiarios al régimen contributivo, donde empezarán a operar las entidades públicas y privadas de salud. Se pretende que la educación básica y media en los dos últimos años esté relacionada con el megaproyecto. Los niños y los jóvenes ingresarán al sistema de educación gratuita que ya ejecuta la Gobernación del Meta.

"Se creará una organización de cuatro empresas productivas como pecuaria, cultivos permanentes, transitorios y servicios tecnológicos. Esto determinará si se producen o no beneficios en conjunto, puesto que se trata de una propiedad colectiva, asociativa a través de cooperativas. Estas empresas serán las encargadas de llevar a cabo la reforestación e inicio de producción. Y luego de cinco años se podrán entregar los terrenos a las familias", explicó el director regional de Corpoíca.

Por su parte el comisionado Luis Carlos Restrepo indicó que este proyecto es clave: "Si logramos sacar la iniciativa adelante, aquí en el Meta tendremos una verdadera incubadora social para afrontar los retos que nos ha deparado el conflicto", señaló Restrepo.

No sólo el gobierno espera que este plan piloto funcione, también desplazados y reinsertados, quienes no quieren que el proyecto se quede como en el ideal de Tomas Moro, en una utopía.