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Germán Vargas se enfrenta al dilema de tener que competir con Uribe, mientras tiene un partido uribista

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Vargas atajó el golpe

La expulsión del representante Roy Barreras de Cambio Radical es sólo la punta del iceberg de los dilemas que encierran el partido y su presidente, Germán Vargas.

4 de abril de 2009

Ninguno de los congresistas de Cambio Radical se sorprendió al saber, el pasado jueves, que en la tarde de ese mismo día el representante Roy Barreras sería expulsado del partido. Senadores y representantes de la bancada tenían clara la molestia de Germán Vargas y su primer anillo de poder, con las declaraciones de Barreras a favor del referendo y de la posibilidad de que Cambio Radical apoyara, desde ya, una tercera elección presidencial.

La gota que rebosó la copa de la paciencia de Vargas y de dos de sus escuderos, los senadores Rodrigo Lara y el representante Germán Varón, fue enterarse de que Barreras había convocado a 12 congresistas de la bancada a un desayuno en el que estuvo presente el presidente Uribe. En el encuentro, Barreras señaló que él y sus colegas deberían "recuperar el control de Cambio Radical". A la controvertida cita asistieron, además, los representantes Tarquino Pacheco, Ángel Cabrera, Luis Felipe Barrios, José Ignacio Bermúdez y Édgar Torres y, en representación del Senado, Nancy Patricia Gutiérrez, Elsa Gladys Cifuentes, Claudia de Castellanos, Ramón López, Plinio Olano y Antonio Guerra.

Mientras el representante Barreras insiste en que lo expulsaron por defender la reelección, el senador Rodrigo Lara dice que ese no fue el motivo. "El comité de ética sancionó a Barreras por su deslealtad con Cambio Radical y por asumir una vocería que no tenía", afirma. Sin embargo, ambas razones terminan superponiéndose y reflejan los profundos dilemas que la posibilidad de la reelección presidencial le ha atravesado en el camino a Cambio Radical y a su líder máximo. No en vano Germán Vargas, reconocido por sus enormes habilidades políticas, está ante la disyuntiva que le impone ser candidato presidencial y tener un partido propio que, mayoritariamente, es uribista. Y no es que el ex senador tenga ambigüedades ideológicas, sino que la incertidumbre sobre la reelección del presidente Uribe lo tiene a la espera y es el motivo por el cual, al menos 15 congresistas de su bancada tienen la intención de salir a escenarios donde puedan participar abiertamente en el uribismo. "Si se quieren ir, que se vayan, pero sin traicionar la institucionalidad del partido", dice Lara.

Precisamente, dejar en libertad a sus senadores de votar el referendo con las mayorías, fue la estrategia de Germán Vargas para evitar que se le desbaratara el partido. La idea, que puso en marcha en el reciente congreso de Cambio Radical en Cartagena, tenía un trasfondo bastante simple: matizar las posiciones de la agrupación para evitar la desbandada de algunos de sus miembros que quieren cosechar algo de la popularidad presidencial y que, según Lara y Varón, el gobierno ha querido conquistar mediante dádivas.

Pero la máxima zen que señala que ante los ataques y las amenazas es mejor mostrarse flexible, pronto chocó con el fuerte carácter de Vargas y sus seguidores. Así, la estrategia de Cartagena se reventó cuando hace dos semanas antes Germán Varón, presidente de la Cámara, anunció que esta corporación no estaría dispuesta a tramitar el referendo para que Uribe fuera candidato en 2010. Fue entonces cuando Barreras empezó a hablar con algunos colegas de Cambio Radical de la posibilidad de formar rancho aparte o de, incluso, relevar la dirigencia de su partido.

Frente al dilema de Vargas de qué hacer: si conservar su bancada y su organización con el costo que para su carrera política supone apoyar la reelección presidencial, o lanzarse a riesgo de que el Presidente también lo haga y de que muchos de los parlamentarios de Cambio lo abandonen, han surgido toda clase de especulaciones. La principal de ellas, que Vargas Lleras hará campaña presidencial desde el Partido Liberal. Sin embargo, según Lara y otros miembros de su equipo más cercano, esto es prácticamente inviable. "Germán no se va a lanzar con el uniforme liberal. Así como Uribe recoge a los conservadores, Germán recoge a las bases liberales que quieren seguridad", señala el joven senador.

Con la expulsión de Roy Barreras la cúpula de Cambio Radical envió un mensaje de advertencia a otros congresistas que pretendan respaldar nuevas disidencias. Y aunque las posibilidades de debate interno deben caracterizar a cualquier partido moderno, lo cierto es que en Cambio Radical enfrentamientos tan álgidos y polarizados como el que terminó en la máxima sanción a Barreras, seguirán ocurriendo mientras no se despeje el panorama de la reelección. Y este, paradójicamente, puede depender de lo que en la Cámara de Representantes decidan fichas claves del propio Cambio Radical.