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Las obras de la calle 26 tienen totalmente traumatizado el tránsito vehicular del centro de la capital.

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Ver para creer

Según las autoridades distritales, al concluir la mayoría de las obras en el segundo semestre de este año terminará el caos vial de Bogotá.

15 de enero de 2011

Tras la tregua vacacional, los bogotanos volvieron esta semana a la realidad, a vivir el caos en el que se ha convertido la ciudad. Inmensos trancones, impulsados por el levantamiento transitorio del Pico y Placa, borraron las sonrisas y opacaron los bronceados del año nuevo.

Aunque en movilidad no hay cabañuelas que sirvan, sino planeación y construcción, los primeros días del año dejaron en claro que el panorama para 2011 será de más trancones, por lo menos para el primer semestre. Pero para el segundo, según altos funcionarios de la administración distrital, se espera que, al terminar las obras de la Fase III de TransMilenio y el grueso de las de valorización, mejorará la movilidad.

Néstor Eugenio Ramírez, director del Instituto Distrital de Desarrollo Urbano (IDU), quien está al frente de las obras y presiona a los contratistas, le dijo a SEMANA que la mayor parte de las troncales estarán listas para mayo. De igual manera, entre mayo y junio estarán en servicio las obras de valorización, según el cronograma definitivo de entrega de las troncales, puentes y nuevas vías, que entregó a SEMANA por primera vez (ver infografía al lado derecho).

"Lo bueno de dar fechas es que contratistas y administración estamos comprometidos y asumimos la responsabilidad de cumplirle a la ciudadanía, que ha tenido una generosa paciencia en este tiempo", dijo Ramírez.

Precisamente el avance de las obras en los últimos meses y la publicación de las fechas esperadas para su entrega permiten analizar lo que les espera a los bogotanos en 2011. Lo primero que queda claro es que a la administración Moreno le hace falta más gerencia y liderazgo para sacar adelante los retos que enfrenta. Tras el fracaso del Grupo Nule en Bogotá y la salida de Liliana Pardo del IDU, es evidente que las obras han avanzado y los contratistas empezaron a sentir la espada de Damocles del nuevo director, quien a diario monitorea las obras no solo visitando dos o tres frentes, sino desde su oficina por medio de las cámaras que instaló el IDU.

Por ejemplo, mientras entre 2008 y 2009 el grupo IV de TransMilenio avanzó solo el 18 por ciento, entre mayo y diciembre de 2010 el progreso fue del 43 por ciento, para llegar al 61 por ciento. Si bien el cronograma inicial no se cumplió, si no hubieran salido los Nule y sin el relevo en el IDU, hoy el panorama sería apocalíptico.

Si bien en mayo los buses de TransMilenio recorrerán las nuevas troncales de la carrera décima y la calle 26, aún quedarán faltando dos obras. La primera es el cruce deprimido de la calle 26 con Américas, al frente del Concejo, que se espera terminar en agosto. Precisamente fue esta obra la que detonó la crisis de los Nule y las denuncias del supuesto cartel de la contratación. De igual manera, la estación subterránea de la carrera séptima al frente del Museo Nacional solo será entregada en el último trimestre de 2011.

Si bien estas obras acabarán con el caos en el que se convirtió el centro, el panorama no parece ser el mejor, pues si bien se abrirán las nuevas troncales, la construcción de la troncal ligera de la séptima afectará la movilidad. La obra debía empezar a finales de diciembre, pero por el mayor caos que generaría y la falta de vías alternas fue suspendida. En los próximos días el IDU le entregará a la Procuraduría Nacional, que también pidió suspender la obra, los diseños y estudios. Mientras esto ocurre, se está trabajando en los desvíos y se espera que la Secretaría de Movilidad apruebe el comienzo de las obras en un par de meses más.

Los debates

Por su parte, según el IDU, las vías, puentes y andenes de las 36 obras de valorización estarán listos en su mayoría a mitad de año, lo que permitirá saber si los trancones son ocasionados por las obras o por el mayor número de carros. Solo el año pasado ingresaron 145.571 automotores nuevos a Bogotá, en menos de diez años el parque se duplicó y se espera que en 2020 haya más de tres millones. Esto evidencia que el Pico y Placa es un fracaso.

Para Fernando Álvarez, secretario de Movilidad, es obvio que el flujo debe mejorar con las nuevas vías, pues el impacto de la 26 y la décima ha sido muy grande y ha terminado por afectar a gran parte de la ciudad, "pero lo que sí queda claro es que las autopistas urbanas y el metro no dan espera. Es tiempo de sacar adelante estos proyectos para que en el mediano plazo la ciudad tenga una cara distinta, pues de lo contrario, va a colapsar", dice.

Precisamente, en estos días la administración está definiendo si mantiene o extiende el Pico y Placa de 14 horas al día, que debía vencer a finales de febrero. Parece imposible modificarlo por el atraso de las obras, pero los expertos buscan alternativas.Aunque aún no hay decisiones, todo indica que la restricción se mantendrá hasta finales de año, para que entonces, con obras listas y decisiones sobre construir el metro y las primeras autopistas urbanas, el nuevo alcalde tome su decisión.

Otro debate que comenzó esta semana fue el del continuo recambio de las losas de TransMilenio de la Autopista Norte y la avenida Caracas. Para el director del IDU, es hora, tal y como hizo en su momento María Isabel Patiño, de abrir la discusión para tomar decisiones de fondo. Hay que cambiar el 80 por ciento de las losas de la Autopista Norte y prácticamente todas las de la Caracas. "Si se sigue haciendo por partes, se puede tardar más de diez o quince años y crear siempre trancones en la arteria más importante de la ciudad. Es tiempo de discutir si la ciudad está dispuesta a hacerlo y buscar los recursos, mientras siguen los procesos judiciales, o seguir con pañitos de agua tibia".

Lo cierto es que 2011 marcará el final de una de las etapas de construcción más profundas de la ciudad. Si se toman decisiones a mediano y largo plazo, Bogotá podrá acercarse a Santiago de Chile. De lo contrario, el caos terminará por parar una de las ciudades más dinámicas de Suramérica.