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VICTORIA O DERROTA

¿Cómo le fue a la UP en las elecciones del 13 de marzo?

18 de abril de 1988

Ya la Unión Patriótica, ¿al fin cómo le fue? Ese era uno de los puntos más confusos de los resultados electorales del 13 de marzo. En las columnas editoriales de los periódicos, nadie parecía estar de acuerdo. Mientras el editorial de El Tiempo del martes aseguraba que la UP había sido casi aplastada porque los votantes no creian que fuera distinta a las FARC, en El Espectador María Jimena Duzán mencionaba a ese movimiento como uno de los que habían consolidado sus fuerzas el día de las elecciones.
¿Qué era lo que tanto dificultaba el análisis? Algo muy sencillo: las coaliciones que ese grupo había hecho para el debate electoral, con numerosos grupos regionales conservadores, liberales, galanistas, cívicos e independientes. Los votos de las listas de la UP que no habían efectuado coaliciones no pasaban de 60 mil, lo que dejaba a ese partido en una pésima posición, muy por debajo de la votación cercana a los 400 mil sufragios de su candidato a la presidencia en 1986, el hoy asesinado Jaime Pardo Leal. Y muy por debajo también del cuarto de millón de votos en las parlamentarias de ese mismo año.
Pero esos 60 mil que la Registraduría colocó en sus boletines bajo la columna " Unión Patriótica" eran mucho menos de los realmente obtenidos por el movimiento. De hecho ni siquiera incluía los 39 mil conseguidos por la lista para Concejo de Bogotá, que encabezó Carlos Romero, pues esa lista fue inscrita como coalición .
Para medir el verdadero caudal que la UP logró el 13 de marzo, hay que tratar de desagregar sus votos del total obtenido para la columna "Coaliciones" de los boletines de la Registraduría, que alcanzó los 629 mil votos. Esto no es sencillo, ya que en una lista por coalición no siempre es fácil saber cuántos votos puso cada uno de los integrantes de la lista.
Pero lo que si se sabe es el total de votos de las listas de las coaliciones en las que la UP tuvo una importante participación (o sea, en las que estaban presentes miembros de la UP). Son unos 230 mil votos, que sumados a los 56 mil de las listas integradas exclusivamente por gente de la UP, acerca a esta agrupación a los 290 mil votos. En 1986, en la votación para asamblea la UP y sus coaliciones consiguieron 277 mil votos. Otra manera de medirlo, quizá mucho más clará, es que la Unión Patriótica sacó esta vez 19 diputados para las asambleas departamentales, de los cuales 15 principales y 4 suplentes. Esta cifra supera lo obtenido por ese grupo en el 86: 14 diputados, de los cuales 11 principales y 3 suplentes.
Este punto es muy importante pues de allí se supone que debe determinarse la participación de la UP en la Comisión de Reajuste Institucional. Teniendo en cuenta que el total de la votación para las asambleas fue de poco más de 6 millones 900 mil votos, la UP y sus aliados obtuvieron entonces el 4.2% de esos votos, lo que le garantiza 2 escaños en la CRI.
Ese porcentaje de 4.2 es ligeramente superior al obtenido en 1986, que era de 4, incluyendo las coaliciones. La pregunta es si esto significa un triunfo o una derrota para la UP. Hay 2 maneras de verlo: una derrota porque un movimiento minoritario debe avanzar y no sólo mantenerse pues esto significa estancamiento; y un triunfo, porque no deja de resultar casi milagroso que un movimiento al que le han matado cerca de 400 militantes y dirigentes, mantenga su cauda electoral. Un dato que ilustra dramáticamente esto último es el caso de César Martínez Blanco, quien perdió sus piernas el año pasado en un atentado con granada en Bucaramanga. Con prótesis y muletas hizo una campaña que le reportó casi 18 mil votos y determinó su elección como diputado para la Asamblea de Santander. En todo caso está claro que la propia UP esta satisfecha. "Obtuvimos 17 alcaldías propias y otras 108 por coalición. De esas 108 coaliciones, 105 se llevaron a cabo con documentos firmados por sus integrantes, en las que hubo claros compromisos programáticos. Eso para nosotros es muy importante", declaró a SEMANA el presidente de la UP, Bernardo Jaramillo Ossa.
Pero este balance que la UP considera satisfactorio, choca de inmediato con una realidad que la semana pasada se puso de presente a las pocas horas de terminadas las elecciones: que los candidatos de la UP que resultaron elegidos son ahora el blanco de la guerra sucia. El martes murió un concejal recién elegido en Montería y nada hace pensar que se trate de un caso aislado.