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"VIRGILIO TIENE LA PALABRA"

Pastrana se hace el difícil para mejorar cuota de su partido

1 de septiembre de 1986

"La palabra la tiene ahora el presidente Virgilio Barco", era la frase que repetían, uno tras otro, los asistentes a la Convención extraordinaria del Partido Conservador, cuando esta terminaba al final de la tarde del viernes 1°. Y en verdad, una lectura detenida del discurso del ex presidente Misael Pastrana, renovado jefe único de la colectividad, dejaba en claro que el conservatismo había recogido velas frente a la propuesta inicial de no aceptar ningún alto cargo en la rama ejecutiva del nuevo gobierno, si el liberalismo accedía a que los principales organismos de fiscalización, coma la Contraloría General de la República y la Procuraduría, le fueran entregadas al conservatismo.
La cuestión radicaba precisamente en que 8 días antes, la Camara de Representantes, de mayoría liberal, había reelegido como contralor al liberal Rodolfo González, con lo cual la propuesta de Pastrana se quedaba sin piso. El mismo ex presidente parecía reconocerlo al hablar en pasado de esta propuesta. Aunque en ningún aparte de su discurso, el jefe conservador pedía puestos en el gabinete para su partido, el hecho de que no mencionara el asunto en forma directa --como lo había hecho semanas antes, tras la derrota en las elecciones presidenciales de Alvaro Gómez-- mostraba a las claras que el conservatismo ya no estaba dispuesto a jugársela toda en la que el propio Pastrana bautizó como "oposición reflexiva". El ex mandatario habló más adelante de la necesidad de "buscar de consuno con el liberalismo el tránsito hacia nuevas formas jurídicas que marginen la camisa de fuerza de la obligatoria oferta de coparticipación constitucional".
Esta vez, Pastrana hablaba en futuro, dando a entender que mientras eso no suceda, los liberales --y en este caso Barco-- deben ofrecer participación a los conservadores en el gobierno que está por comenzar, y estos deben aceptar. Después de referirse a su propuesta de intercalar en el nombre del Partido Conservador el adjetivo "Social", de elogiar a Gómez Hurtado y al presidente saliente Belisario Betancur (quien en un momento dado fue abucheado por un sector de con vencionistas), el ex presidente concluyó su discurso con una invocación para que "mucho más temprano que tarde" los godos regresen a la Presidencia. La invocación recordaba las últimas palabras del presidente chileno Salvador Allende, pronunciadas cuando su caída y muerte eran ya casi un hecho. Lo que los convencionistas esperaban sin duda es que ese deseo de retornar al poder se cumpliera mucho más rápido que el de la izquierda chilena.

Lloreda, la estrella
Terminado el discurso de Pastrana, vino el consabido receso y la Convención volvió a arrancar hacia las 4 de la tarde. El segundo acto del evento celebrado en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán en la capital de la República, era la elección del nuevo Directorio Nacional Conservador. Lo que en el pasado reciente había sido siempre una designación por la conocida fórmula de bolígrafo y aclamación, se convirtió en un episodio interesante y hasta emotivo. Los convencionistas, fieles a los estatutos del partido, votaron para designar a los 9 miembros del nuevo DNC. Más que una gentileza de los jefes del partido con los convencionistas, votar era una obligación que de no cumplirse estando consagrada en los estatutos, podría generar una demanda en virtud de la debatida ley 58 de los partidos políticos.
Se presentaron 6 listas. Una pastranista, 4 alvaristas y una encabezada por Jotaemilio Valderrama. La pastranista estaba encabezada por el ex canciller y designado Rodrigo Lloreda, a quien acompañaban Alvaro Villegas Moreno, Alvaro Leyva y Rodrigo Barraza. Las 4 alvaristas estaban encabezadas por Gabriel Melo, Rodrigo Marín, Carlos Holguín y Roberto Gerlein. La lista de Lloreda se impuso, obteniendo alrededor del 45% de los votos, y eligiendo a quienes estaban ubicados en los 4 primeros renglones. Por solo dos votos, no consiguió el 5° renglón que le hubiera dado mayoría absoluta al pastranismo en el nuevo directorio.
El que estuvo a punto de ahogarse fue Gerlein, ya que tanto Melo, como Marín y como Holguín, pudieron elegirse cómodamente.
Para Lloreda, su victoria confirmaba el ambiente de precandidatura que flota alrededor de su nombre. Para el conservatismo, la Convención no era más que una toma de posición para la negociación de cuotas burocráticas con Barco. El partido de Caro y Ospina quiso dejar en claro que, antes de entregarse, tendría que ofrecerle algo más que simples migajas.--