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Cárcel de Riohacha | Foto: José Iguarán/El Heraldo

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Visita a la cárcel más hacinada del país

Una comisión del INPEC y del Viceministerio de Justicia analizará las condiciones de 500 reclusos de la cárcel de Riohacha.

9 de enero de 2013

La cárcel de Riohacha (La Guajira) es una de las más congestionadas del país. Tiene cupo para cien presos y en la actualidad hay 500. De ellos, 416 son sindicados y 84 condenados. Según una denuncia del diario El Tiempo, los reclusos deben hacer necesidades fisiológicas en bolsas de plástico.

Allí tampoco hay agua potable, y los presos, como sucede en otras cárceles, deben acomodarse, como pueden, en pasillos y hasta en las oficinas de la enfermería. Las enfermedades abundan y hay poco personal médico. La denuncia advirtió que la Defensoría del Pueblo en el 2007 interpuso acciones legales para superar la crisis de este penal, pero nada se solucionó.

Sólo ante este informe, que muestra un panorama oscuro y que confirma la crisis carcelaria del país, el Gobierno se movilizó. Integró una comisión del INPEC que visitará la cárcel y se reunirá con las autoridades locales para analizar la tragedia que allí se vive.

La información que ha entregado el INPEC, sin embargo, asegura que durante el 2012 ese organismo destinó 850 millones de pesos con el propósito de realizar mejoras locativas y atención a la población carcelaria. No obstante, aclara que esas obras de infraestructura se ejecutarán este año.

Dentro de las inversiones hay 500 millones para obras mientras se construye un nuevo penal, 229 millones para remisiones de los detenidos, 70 millones para el pago de servicios públicos, 20 millones para tratamiento y rehabilitación de los internos y 22 millones para mantenimiento de vehículos. Una cifra que resulta mínima para los problemas que allí se viven.

La información oficial también asegura que el año pasado se realizó el traslado de 108 internos a las cárceles de Montería, Sincelejo, Cartagena, Barranquilla y Ciénaga. Sin embargo, el hacinamiento continúa y será después del diagnóstico que hará el INPEC cuando se tomen medidas definitivas.

Por ahora los reclusos deberán continuar viviendo su propia tragedia en una cárcel donde solo la temperatura enloquece a los que allí habitan.